«Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio»: Bertolt Brecht

CLAROSCUROS

José Luis Ortega Vidal

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A un año y poco más de dos meses de ejercer el poder real, no el transicional ni aquel que constituye una meta vía los procesos electorales, el proyecto denominado 4ª Transformación evidencia sus contradicciones internas.

Los contrarios son complementarios entre sí, de acuerdo al concepto dialéctico.

Heráclito de Éfeso, filósofo griego, describió vía metáforas sobre el hombre y el río la condición de un cambio permanente donde –simbólicamente- el agua y el fuego chocan pero se construyen uno al otro.

“Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”, es la frase común al respecto, atribuida a Heráclito.

El habría expresado otras palabras pero la historia lo recogió así vía Platón, filósofo posterior al nativo de Efeso.

El trasfondo del pensamiento dialéctico de Heráclito quedó para ser estudiado por eruditos; lo mismo que el quehacer de Federico Hegel y su: Tésis-Antitésis-Síntesis=Tésis…

La 4ª Transformación vive elementos dialécticos, contradictorios per sé, que se construyen a sí mismos por antecedentes históricos heredados y choques de visión sobre el camino que debe seguir la compleja sociedad mexicana.

No se ha podido consolidar como partido político y quizá no lo logrará desde hoy hasta el 2024.

Ya no digamos el 2021 al que llegará tan débil como firme.

Su debilidad coloca a MORENA como un partido muy semejante al PRI, en sus peores momentos, los más álgidos; o al PAN en sus momentos históricos de división.

Empero, MORENA se mantiene fuerte por el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, a pesar de sus fallas como Presidente, pero basado en sus aciertos.

Ni el apologismo ciego en torno a AMLO ni la falsa ingenuidad o la ingenuidad real que lo acusa absolutamente de toda la realidad con sus pozos sin fin de corrupción e impunidad, ayudan al país.

La reflexión sustentada, el debate crítico basado en datos, un alto a la polarización, son caminos de mayor utilidad.

López Obrador se alimenta fundamentalmente en la esperanza de la gente más abandonada por el sistema político a lo largo del último medio siglo: los pobres.

También, aunque sea contradictorio, del vacío de poder heredado por la ausencia de democracia.

Los pobres, esa masa desempleada, mal alimentada, explotada, producto de un capitalismo salvaje no son buenos ni malos, tampoco sabios ni tontos…

Son seres humanos y abordarlos desde una definición maniqueísta nos arriesga a seguirlos manteniendo en la pobreza bajo la falsa premisa de darles pescado de forma permanente sin enseñarlos a pescar.

En el otro extremo está la cruel realidad de un siglo en el que no se les dio pescado ni tampoco se les enseñó a pescar y cuando intentaron aprender por sí solos para depender de sus manos fueron agarrados a palos (Tlatelolco, 1968)

Mucho tiene de razón López Obrador cuando se refiere a una oligarquía privilegiada que en México saqueó al Estado generando 54 millones de pobres que hoy padecen una agenda social negativa.

Hay problemas: de acceso a un empleo bien remunerado, falta de salud de calidad o salud en general, ausencia educación elemental (no acabamos con el analbafetismo) y educación profesional (padecemos una pirámide con un amplio espectro de oportunidades en educación primaria que va disminuyendo en secundaria, bachillerato hasta llegar a un cumbre de educación superior pública con oportunidades para unos cuantos).

La pobreza también padece la violencia en múltiples perspectivas: los niños asesinados y armados “para defender su pueblo” en Guerrero simbolizan la inhumana condición en que México atiende a su infancia.

Los niños de Guerrero son un ejemplo, como lo fueron los niños trikis de Oaxaca que se hicieron mundialmente famosos por su habilidad deportiva y su extrema pobreza: jugar descalzos.

Sin embargo la niñez mutilada alcanza a miles, muchas miles de víctimas que no le quitan el sueño a la oligarquía nacional.

¿Hemos perdido la movilidad social?

Hay elementos para pensar que sí.

Aunque se pase de la pobreza a la clase media –cualquiera que sea el concepto de ésta (1)- egresar de una escuela de estudios superiores no es sinónimo de empleo o de remuneración justa.

Quizá con menor agresividad, la clase media –lo que quede de ella- también padece la irresponsabilidad estructural del Estado creador del crimen organizado y rebasado por éste, dedicado además a nutrir sus filas de sicarios entre niños y adolescentes pobres.

Hay niños y jóvenes de las clases media y alta que padecen la violencia del secuestro, la penetración a la subcultura de las drogas y el arribo a una realidad político/social/económica con pocas ofertas de esperanza.

Si queremos aplicar la versión de que cada quien labra su destino hay que preguntar la opinión de las familias de más de 250 mil asesinados durante los últimos doce años y lo más de 50 mil desaparecidos en el mismo periodo.

Si la 4ª Transformación vive su proceso dialéctico, pensemos en la sociedad mexicana actual.

MORENA se impondrá en el 2021 porque el resto de los partidos siguen igual o peor de cómo estaban en el 2018 y lustros atrás.

Su ambición no disminuye.

Tampoco la de MORENA.

Nuestra clase política se niega a bañarse y quedar limpia de basura. La inmensa mayoría va por el poder por el poder mismo; por el dinero por el dinero mismo, como si los fueran a enterrar con él; como sinónimo de éxito, de triunfo, de estatus, a costa de la dignidad propia y la vida ajena.

No nos equivoquemos. Nos e trata de ser pobre y salvo ni evitar la riqueza porque es pecado. Esas son consignas de fe.

Aquí hablamos de política, no de religión; de estructuras socioeconómicas no de simpatías electorales.

Más aún: la gran mayoría o el cien por ciento de las planillas electorales del próximo proceso electoral serán determinadas, negociadas o pactadas con esa institución de poder paralelo llamado Narcotràfico.

Los partidos y las instituciones oficiales como el INE o los OPLE están rebasados.

El río imaginado por Heráclito de Éfeso continúa su curso color acre.

El hombre que se introduce y sale con cambios productos de contradicciones naturales propias de la condición humana y social luce manchado en todo momento.

No seamos pesimistas. Seamos realistas.

Si un cambio positivo ha de ocurrir no lo busquemos llorando tras los entierros, sino pensando y actuando con responsabilidad ciudadana previa.

Dejemos de pensar desde el individualismo, operemos en equipo.

Los buenos son mayoría pero están dispersos.

No confundir: la contradicción de la 4ª Transformación no es asunto de un Presidente canoso, sino de un sistema podrido en el que la izquierda llegó al poder y está cometiendo errores –no todos- y logros-no todos-.

Hablar, escribir, pensar, difundir, presumir un análisis momentáneo sin suscribir un estudio del pasado es intelectualmente mezquino.

Simpatizar o no con el papel del actual gobierno es asunto de cada quien y es importante.

El mensaje de fondo es: no caer en nuestra propia dialéctica destructiva; asumámosla en su sentido positivo porque es nuestra, es nuestra dialéctica y nadie tiene derechos a arrebatárnosla.

No se trata de evitarla volteando el rostro como si no existiera. Se trata de saberla manejar con inteligencia, prestancia y eficacia.

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«Qué tiempos serán los que vivimos, que hay que defender lo obvio»: Bertolt Brecht (2)

  1. https://www.inegi.org.mx/rde/2014/09/06/cuantificando-a-la-clase-media-en-mexico-en-la-primera-decada-del-siglo-xxi-un-ejercicio-exploratorio/
  2. https://www.foroporlamemoria.info/2016/01/que-tiempos-seran-los-que-vivimos-que-hay-que-defender-lo-obvio-bertolt-brecht/


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