- Francisco Javier Rosas Santiago, investigador del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV, sugirió atender las recomendaciones sanitarias, pero también fortalecer la parte afectiva durante este periodo de contingencia
- “A lo mejor empecemos a valorar algo tan cotidiano como es el contacto físico, ante su ausencia”
Por Claudia Peralta Vázquez / uv.mx
Xalapa, Ver.- La contingencia originada por el desarrollo de la pandemia de coronavirus (COVID-19) en el mundo puede ser una oportunidad para redireccionar el rumbo de la especie humana y generar un cambio psicológico, destacó el investigador Francisco Javier Rosas Santiago, del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad Veracruzana (UV).
Señaló que si bien la sociedad debe situar en su justa dimensión este acontecimiento, tomar las precauciones debidas sin entrar en pánico y atender las indicaciones de las autoridades, también es importante fortalecer las relaciones afectivas durante este periodo de cuarentena.
Es decir, valdría la pena que durante esta etapa las personas se replantearan algunos aspectos de la vida misma, pues en ocasiones la cotidianidad resta valor a actividades como salir a la calle, admirar el sol o tener contacto físico con familiares y amistades. “Tal vez empecemos a valorar algo tan cotidiano como es el contacto físico, ante su ausencia”.
En este sentido, el especialista recomendó generar relaciones afectivas como contactar y hablar con amistades que desde hace tiempo no se frecuentan, ya que pueden redescubrirse aspectos importantes de esa interacción.
“Cuántos padres hay que no saben muchas cosas de sus hijos, ésta es una oportunidad fabulosa para abrir conversaciones que hagan familias más unidas.”
Rosas Santiago llamó a la población a ver esta contingencia como un desafío y generar interacciones familiares, pues se ha documentado que una buena comunicación hace que las personas experimenten mayor satisfacción en sus vidas.
También resaltó la unidad humana en estos momentos de crisis, al mostrar colaboración cuando de manera cotidiana no lo hace tanto, pero en situaciones extremas, cuando está en peligro la vida, es diferente.
“Quizá el miedo que sentimos nos haga redireccionar algunas rutas, podría ser una gran oportunidad para el cambio psicológico, definitivamente.”
Asimismo, a largo plazo habrá que ver cómo será la vida de los niños que vivieron esta amenaza, los efectos a largo plazo al haber enfrentado una época de pandemia, apuntó.
En relación a lo que ocurre y su impacto a nivel psicológico dentro de la sociedad, el Doctor en Psicología, quien aborda la línea de investigación “Aspectos psicosociales de las enfermedades crónico degenerativas”, se refirió al modelo diátesis, el cual sirve para explicar comportamientos de tipo psiquiátrico como los trastornos ansiosos y depresivos.
Dicho modelo establece que personas con antecedentes de personalidad, historias de violencia, migración, maltrato, abandono y adicciones, suelen presentar trastornos mentales prevalentes de tipo ansioso y depresivo que se acentúan más ante sucesos inesperados, como puede ser la amenaza que representa el COVID-19 para la humanidad.
Por tanto, para no desencadenar un malestar psicológico, instó a las personas a colaborar y tomar las medidas necesarias para controlar la propagación del virus a través del aislamiento y alejamiento.
En el caso de la cuarentena, aseveró que las familias tendrán que enfrentarse a una cotidianidad que no tenían contemplada, y por ello sugirió estructurar las actividades. “No son vacaciones, sino lo que se hacía en la oficina ahora se hará desde casa y en cierto horario”.
De igual manera, deberán levantarse, bañarse, y hacer un horario para actividades, incluida la merienda, comida y cena; buscar alternativas para distraerse en grupo, ver cierto tipo de películas, libros (ya sea en físico o digitales), entretenerse con juegos de mesa y en donde participen todos los integrantes de la familia.
Asimismo, generar interacciones que hagan una comunicación distinta, profunda y sana, centrada en la validación de cada uno de sus miembros, escucharse, hablar de lo que sienten, de los temas que se han postergado. Un ejemplo sería dialogar con más claridad sobre los planes a futuro.
También recomendó hacer ejercicio, no aislarse psicológicamente de los demás, sino mantener comunicación a través de las redes sociales, videoconferencias o WhatsApp. “El apoyo social e interacción con otras personas –aunque sea vía electrónica– es un factor que los protege de cuestiones psicológicas negativas como ansiedad y depresión”.
Por otra parte, es necesario que a través de medios electrónicos las personas con problemas médicos o psiquiátricos mantengan contacto con el psicólogo o psicoterapeuta que los atiende, y no dejar de medicarse.
Agregó que es natural que los individuos se sientan estresados mientras se ajustan a estas medidas; sin embargo, si se organizan y se ponen en contacto con los demás mediante redes sociales, será menos duro el impacto.
En caso de no lograr manejar el estrés generado por esta pandemia, será viable acudir a un psicólogo, terapeuta o recibir atención en línea.
Otro dato importante es buscar fuentes confiables de información y tener un horario específico para ponerse al tanto de las noticias.
“Debemos enfocarnos más en lo que tenemos que hacer y no en el peligro que representa, se trata de una condición biológica, pero lo que podemos hacer está en nuestro comportamiento.”