Italia ordena subvencionar a creadores culturales independientes

Italia ordena subvencionar a creadores culturales independientes

La alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, al lado de banderas a media asta, guarda un minuto de silencio en memoria de las víctimas del coronavirus.

Fuente La jornada

Florencia. La cultura en Italia es uno de los sectores más afectados por el Covid-19. Ante esa realidad, el fondo de crisis nacional Cura, instituido el pasado 16 de marzo, con 25 mil millones de euros, ha ordenado medidas especiales para ese ámbito y el espectáculo por 130 millones de euros, cifra que se ajusta y actualiza en función de los actores políticos y asociaciones culturales.

El objetivo es proteger a la gran cantidad de trabajadores independientes de ese sector mediante subvenciones de 600 euros, así como apoyar a las pequeñas y medianas empresas con suspensión de pagos de impuestos y rembolsos con vales de exposiciones o espectáculos cancelados.

Asimismo, serán analizadas 43 enmiendas por una comisión del Senado, como el pago a 200 mil trabajadores eventuales que habían quedado fuera, a técnicos de video y sonido, para lo cual serán liberados entre 100 y 150 millones de euros, anunció Gianluca Vacca, del Movimento Cinco Estrellas.

Los museos del Estado, por su parte, informan de una pérdida de 20 millones de euros por la contingencia, refirió Antonio Tarasco, director del Servizio della Direzione de los Museos del Ministerio de Cultura italiano.

La cultura enfrenta las consecuencias del coronavirus en una posición de debilidad. Los recortes presupuestales en los gobiernos de Silvio Berlusconi y Mario Monti, de 2008 a 2013, cuyos recursos pasaron de 2 mil 462 millones a mil 692 millones de euros), persisten en las administraciones locales y han empobrecido el consumo cultural.

Durante años, intelectuales y expertos han denunciado esa depauperación y el fracaso de la política por ensanchar la cultura a la base social, así como a la incapacidad de equilibrar la cobertura entre el norte rico y el sur rezagado.

Salvatore Settis, autoridad de renombre internacional del patrimonio cultural, escribió en un artículo publicado en 2012: ‘‘A pesar de que Italia cuenta con las mejores leyes del mundo, hoy maltrata el arte: extrañamente se ha convertido en un país ignorante y atrasado donde prevalecen la falta de cultura y la indiferencia ante la devastación del paisaje y del medio ambiente’’.

Las cifras de Eurostat (Oficina Europea de Estadística), citadas en el reporte de Federculture de 2019, ubican a Italia en el sitio 21 en gasto anual de consumo cultural de las familias, uno de los más bajos del viejo continente, pues sólo representa 6.7 por ciento de su presupuesto, mientras los países escandinavos invierten 11.5 por ciento. Las preferencias de los italianos son los sitios arqueológicos y los museos con 55 millones de visitantes.

En contraste, los rubros más castigados son, en orden: cine, lectura y teatro.

Dos mil 300 librerías cierran en cinco años

Ante la emergencia sanitaria, las librerías y editoriales son ahora las más afectadas. El pasado enero, mientras en Italia llegaban los primeros contagios de coronavirus, cerraba la histórica librería Paravía de Turín, cuyas propietarias declararon que fue ‘‘por culpa de las ventas en línea’’.

Entonces se conoció que en cinco años han cerrado 2 mil 300 librerías, a lo que el presidente de la Asociación Italiana de Libreros, Paolo Ambrosini, definió de ‘‘auténtica crisis económica y cultural’’.

Las cifras del cierre de marzo para sellos independientes es ‘‘un boletín de guerra’’. La agencia Ansa reporta: ‘‘Los ingresos de los editores independientes cayeron 68 por ciento, con 60 millones de euros, que representan 46.5 por ciento del mercado’’.

Esa situación debió regularizarse el pasado septiembre, pero las pérdidas serán de 10 por ciento Ello provocará ‘‘que no salgan 10 mil novedades y que las tiradas se reduzcan 20 por ciento. En 2020 los ‘independientes’ imprimirán 16 millones de ejemplares menos’’. El motivo no es sólo Amazon, gigante estadunidense de ventas en línea, sino que en Italia la lectura muestra un déficit desde hace al menos un decenio, según Federculture. En 2018, a escala nacional, los italianos que manifestaron leer al menos un libro al año son poco más de 23 millones, 40 por ciento de la población mayor de seis años.

Un largo texto para entender lo que sucede en el mundo editorial es el artículo del editor de Edizioni Alegre, Pietro De Vivo, publicado en su blog https://www.wumingfoundation.com/giap/2020/03/sisyphus-coronavirus-editoria/, que explica la situación de las librerías en esta emergencia, en particular desde el pasado 11 de marzo, cuando se recrudeció el toque de queda en Italia con una segunda enmienda y se obligó a las librerías a cerrar por no ser consideradas un ‘‘bien de primera necesidad’’, a diferencia de las tiendas de electrónica o la producción de armamento, según ese texto.

Los libreros han tenido que adaptarse ‘‘vendiendo libros como pi-zzas’’, llevándolos a domicilio. ‘‘Hoy la angustia está en todas aquellas personas que trabajan en sectores ‘no esenciales’ del libro, música, cine, teatro que pasarán literalmente hambre’’. Mientras, Pierluigi Battista en su exitoso editorial del Corriere della Sera, hace unos días, que ha tenido gran eco, insta a la ciudadanía a colaborar con el Estado con el fin de crear de inmediato un fondo nacional para salvar de la asfixia el inmenso patrimonio italiano.

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