Revelaciones
Salvar al país
Margarito Escudero Luis
El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el domingo pasado su informe trimestral en el que dibujó lo que será el plan de reactivación económica para el país ante la contingencia por el COVID-19.
Lo que dijo el mandatario no cayó bien entre los grandes empresarios, pues esperaban el anuncio de su rescate, de apoyos de índole fiscal, no pago de servicios, para (desde su perspectiva) mantener la fuente de empleo.
El caso es que, fiel a sus conceptos, López Obrador siguió con su discurso de “Por bien de todos, primero los pobres”.
Mencionó también que su plan se basaba en un legendario proyecto implementado en el más capitalista de todos los países capitalistas para sortear la crisis financiera que sufrió Estados Unidos allá por los años 30’s
Franklin Delano Roosvelt era presidente de los Estados Unidos, cuando aplicó su programa llamado New Deal que significa en español “Nuevo Trato”, política intervencionista puesta en marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión.
El objetivo de este programa era sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar una economía estadounidense herida desde el crac de 1929 por el desempleo y las quiebras en cadena.
Roosvelt apuntó a una mejoría de la situación a corto plazo, se aplicaron leyes de reforma de los bancos, programas de asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, programas agrícolas.
El Gobierno invirtió sumas importantes y permitió el acceso a recursos financieros a través de las diversas agencias gubernamentales.
Los resultados económicos fueron moderados, pero la situación mejoró.
Desde el punto de vista de quien esto escribe, eso es lo que pretende hacer el presidente de México, apoyar económicamente a la clase trabajadora que finalmente es la gran consumidora de mercancías, bienes y servicios.
Dijo el mandatario que estaba haciendo hasta lo imposible por evitar endeudar al país y primero los pobres sólo es parte de la estrategia para que la situación de emergencia no ahorque a los que viven al día.
El Plan de Recuperación Económica que plantea el presidente abarca, entre otros puntos, no aumentar precios de combustibles, apoyos directos para 190 mil pescadores, contrato para 45 mil médicos y enfermeras, 35 mil millones de peso del ISSSTE se utilizarán para créditos personales, no aumento de impuestos, devolución del IVA con prontitud a ciudadanos y empresas, 65 mil millones adicionales para Pemex, reducción de sueldos y aguinaldos de altos funcionarios, creación de dos millones de empleos.
Hoy, una andanada de críticas de empresarios y columnistas a la que se suman un sinfín de ciudadanos en redes sociales, atacando al presidente porque no hizo los anuncios que ellos esperaban, pues previo al informe se había corrido el rumor de serios cambios en el gabinete; pusieron a Marcelo Ebrard en Gobernación, renunciaron al secretario de Hacienda, movieron a la secretaria de Gobernación a Relaciones Exteriores.
Molestos porque este gobierno no hace las cosas como ellos quieren y anuncian el desastre para México.
Volviendo al tema de Roosvelt, se aplicó una segunda fase, donde entregó apoyos a agricultores, fortaleció sindicatos y la situación mejoró lenta pero segura, hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial; es decir, la recesión gringa se dio en un ambiente de crisis mundial, igual que ahora.
Esperamos que la pandemia de coronavirus no afecte con mucha fuerza a México, las medidas implementadas por las autoridades sanitarias son las correctas, pero dependen de su aplicación por parte de los ciudadanos.
Ojalá los ciudadanos seamos responsables en la medida de lo posible, cuidarnos es nuestra única obligación.
Los agoreros de la desgracia no buscan el bienestar de todos los mexicanos, ni siquiera buscan proteger su salud, solo quieren recuperar sus privilegios.
En ninguna parte del Plan Roosvelt se habló de rescatar empresario