- “Siempre queda un grano de esperanza que me hace creer que todo mejorará y todo esto habrá valido la pena”: José Antonio Garamendi, alumno de Medicina.
- Sigue al pie de la letra las disposiciones oficiales de la cuarentena y toma clases en línea para no perder el semestre David Sandoval Rodríguez
Xalapa, Ver.- La pandemia por coronavirus (Covid-19) se ha convertido en un nuevo desafío para José Antonio Garamendi Ramírez, alumno de octavo semestre de la Facultad de Medicina de la Universidad Veracruzana (UV), quien hoy en día vive la cuarentena en España.
El universitario realiza una estancia apoyado por el Programa de Movilidad de la UV (Promuv) en la Universidad de Santiago de Compostela, en la comunidad autónoma de Galicia, en España.
Explicó que a la fecha se han suspendido clases presenciales “hasta que el país o la junta de Galicia consideren pertinente retomarlas; por lo tanto, las clases se imparten de manera virtual, además de que la Universidad de Santiago de Compostela ha prestado sus instalaciones y personal para la lucha contra el Covid-19”.
El universitario toma clases virtuales y atiende las tareas que programan en el campus virtual de la Universidad de Santiago de Compostela, “pero a la vez, como un plan B, he considerado hacer una proyección de materias a cursar en la Universidad Veracruzana en caso de que tenga que regresar a México”.
Garamendi Ramírez se ha mantenido en contacto con su familia a través de las redes sociales, principalmente por WhatsApp y también por medio de videollamadas y llamadas telefónicas.
Reconoció que es difícil vivir en cuarentena, “mi experiencia durante estos días no ha sido la mejor, realmente el vivir una cuarentena es difícil, ya que es desesperante no poder salir y no tener contacto con personas, entras en aburrimiento, desesperación, ansiedad, por todos los temas, tanto sanitarios como académicos, el no saber qué decisión es la mejor o cómo actuar frente a la situación. Aun así he logrado mantener la calma y pensar de manera positiva en que todo esto tendrá un fin y podemos disfrutar del tiempo que reste de la movilidad”.
José Antonio manifestó su tristeza y decepción porque “para conseguir este intercambio me esforcé mucho, luché demasiado, ya que me habían rechazado una propuesta de movilidad, y cuando conseguí ésta batallé bastante con los temas burocráticos para poder ingresar durante seis meses a España; toda esa lucha se está viendo afectada por el gran problema que estamos viviendo, me pone nostálgico no poder disfrutar esta experiencia al máximo después de todo el esfuerzo para lograr este objetivo, pero las cosas pasan por algo y no queda más que enfrentar la situación y salir adelante”.
No obstante, el estudiante se mantiene esperanzado, “ésta es la razón por la que he decidido permanecer en España, porque toda esa lucha no puede morir tan rápido, así que seguiré intentando con esta movilidad hasta que vea que no hay otra opción más que terminarla; como lo expresé anteriormente: no mentiré en que mis ánimos no son los mejores, pero siempre queda un grano de esperanza que me hace creer que todo mejorará y todo esto habrá valido la pena”.
Relató que a comienzos de marzo se suspendieron clases en la ciudad de Madrid, con el propósito de no exponer a los más jóvenes al virus y evitar el tránsito de personas, pero al no dar resultado la estrategia se declaró estado de alarma a nivel nacional a partir del 14 de marzo y durante 15 días, lo que implica cuarentena, es decir: no salir a menos que sea necesario y sólo se dispone de servicios como supermercados, hospitales y farmacias.
El estado de alarma se ha extendido hasta el 12 de abril e implica la participación de la policía y de la guardia civil española para la vigilancia de la ciudadanía.
Garamendi Ramírez sigue al pie de la letra la cuarentena, que conlleva no salir a menos que sea necesario y con las debidas precauciones, así como seguir con las clases virtuales impartidas por los profesores.
Agregó que la comunicación con la Dirección General de Relaciones Internacionales (DGRI) de la UV ha sido muy buena. “Desde el inicio de la contingencia se han puesto en contacto con nosotros a través de correo electrónico, y proporcionándonos un número telefónico para tener un trato más directo; en mi caso he recibido llamadas de ellos para informarse sobre mi situación y resolver las dudas que tengo”.
En el mismo sentido, “mi tutora académica y representante de movilidad me han escrito para estar al pendiente de mi situación y ofrecerme su apoyo. Pero en el caso de los directivos de mi Facultad, yo fui quien se puso en contacto con ellos para aclarar ciertas dudas que se presentaron”.
“Amigos o compañeros de la Facultad son realmente pocos los que se han puesto en contacto conmigo, aunque es entendible por las tareas y situaciones que ellos presentan en la Universidad”, comentó el joven cuyo testimonio fue facilitado por la Coordinación de Movilidad Estudiantil y Académica de la DGRI.