“Gracias por haber jugado al futbol… Gracias a la pelota”, esas serían las palabras que Diego Armando Maradona, el hombre, le diría a Diego Armando Maradona, el futbolista, según lo expresado en una entrevista que se hizo a sí mismo para el programa La Noche del 10. De eso ya han pasado años, pero vale la pena recordarlo después del anuncio de la muerte de uno de los mejores futbolistas en el mundo.
Maradona no murió, se dejó morir y lo dejaron morir. Lo fueron chupando hasta dejarlo en malas condiciones, de las que no pudo recuperarse. El personaje se lo comió, se llevó al hombre que necesitaba tanta ayuda y que ahora seguramente tendrá el descanso que en la Tierra no tuvo.
Ayer, ese Diego que tantas alegrías le dio al pueblo argentino y a muchos de los amantes al futbol hizo llorar a todos de tristeza ante su partida. Quedarán, claro, los recuerdos de las dos personalidades con las que tuvo que convivir a lo largo de la mayor parte de su existencia: la del excepcional camiseta 10 que enamoraba a todos dentro de la cancha, y la del hombre que —sumergido en problemas tan fuertes como la adicción— no encontró la manera de sobreponerse. Descanse en paz…
Perseguido por la justicia italiana, polémico hasta que las piernas le dieran para seguir recorriendo los campos, a Maradona ya lo habíamos perdido una vez, y quizá muy pocos se dieron cuenta. Fue justo en el Mundial de Estados Unidos 1994, cuando Argentina venció 2-1 a Nigeria, porque los análisis detectaron un positivo. Por órdenes de la FIFA, la AFA separó a Maradona del plantel.