Eduardo Bautista | El Sol de México
Hace al menos una década, durante un festival de hip hop en San Luis Potosí, a Hispana le dijeron que no podía subirse al escenario. Sólo por ser mujer. “En mi evento no tocan chicas”, le dijo el organizador. Ella, llena de rabia, no entendía cómo es que la cultura que le había dado libertad hoy se la arrebataba.
Aquella chica rechazada se convertiría años después en una de las voces protagónicas del hip hop latinoamericano. El promotor que le negó la oportunidad de rimar ignoraba, seguramente, que el rap era una creación femenina.
Según el libro Ilustres raperos: el rap explicado a los blancos (2017), de David Foster Wallace, la primera fiesta de hip hop de la historia se celebró el 11 de agosto de 1973 en las callejuelas del Bronx, en Nueva York, gracias a una mujer llamada Cindy Campbell, quien había descubierto, en una tornamesa barata, los sonidos tan peculiares que le darían forma y fondo al hip hop durante las siguientes décadas. Sin embargo, el orden patriarcal se impuso y Cindy fue olvidada. Su hermano, Clive, fue quien saltó a la fama bajo el sobrenombre de DJ Kool Herc, a quien después todo el mundo reconocería como el padre del hip hop.
“Es increíble que así haya pasado, porque en realidad ella era una gran DJ antes que su hermano”, dice Ximbo, otra rapera mexicana que, como Hispana, ha sufrido en carne propia el machismo en la industria musical. “Si de por sí el hip hop siempre ha estado al margen, las mujeres del hip hop estamos doblemente marginadas”, asegura.
A pesar de que el hip hop es descrito como una cultura incluyente, lo que más ha vendido en la historia de este género ha sido el gangsta rap, una vertiente musical cuyas canciones se caracterizan por sus letras violentas y misóginas. Y aunque en el mundo la presencia femenina en el hip hop es innegable, en México las cosas son un tanto distintas.
Cuando a Hispana le dijeron que no se podía subir al escenario por ser mujer, la escena mexicana del hip hop era eminentemente masculina. Casi no había chicas haciendo rap. Y las que se atrevían, eran relegadas a las letras chiquitas del cartel (en el mejor de los casos).
“Yo empecé a escribir y a grabar en 2002. Y puedo asegurarte que, desde ese año hasta el día de hoy, la presencia de las mujeres en el rap mexicano ha crecido en un 70%. Ya somos muchas las que representamos a este género y que tratamos de mantener fuertes nuestras voces para que otras chicas se animen a rapear”, comenta Hispana, quien acaba de lanzar su nuevo sencillo, Alma, una canción que habla sobre el amor y el pandillerismo. Una mezcla que no siempre acaba bien para todas las mujeres.
Sororidad en un verso
Aunque la presencia de mujeres ha aumentado considerablemente en el hip hop en los últimos 20 años, los temas que se tratan en las canciones no son los mismos. El rap feminista no es sólo uno y abarca una línea temática muy amplia, al grado de que Ximbo considera que hoy, hay al menos una rapera reconocida por cada estado de la República.
Sin embargo, cada una aborda sus inquietudes, sus preocupaciones y sus sueños de diferente manera. Para Hispana, el hip hop es una cultura muy diversa en la que los distintos feminismos han encontrado una salida, porque definitivamente no todas las mujeres viven la misma realidad, en gran parte debido a la desigualdad social.
“En el rap siempre han existido canciones misóginas y siempre existirán. Pero el hecho de que nosotras ya tengamos voz es una forma de contrarrestar ese discurso. La gente ya empezó a darse cuenta que no sólo existe el gangsta rap y que hay mujeres hablando de cosas positivas. Esto nos ha ayudado a que el público no nos encasille en un estereotipo de música”, observa Hispana, quien justamente ha aprovechado las formas más urbanas del gangsta rap para reflexionar sobre el empoderamiento de la mujer de a pie.
Una de las raperas mexicanas que se desmarcó del rap pandilleril fue Ximbo, a quien más que señalar problemas le gusta ofrecer soluciones. Su lucha, dice, consiste en sacar de la marginalidad al hip hop y mezclarlo con otros géneros. Eso fue lo que hizo con Hasta salvarnos, una canción que hizo al lado de Leiden, la famosa cantautora cubana-mexicana de pop-folk.
De hecho, Hasta salvarnos se posicionó tanto como estandarte feminista que fue elegida para inaugurar el primer partido del equipo femenil de Pumas en Ciudad Universitaria en marzo de 2020, poco después del Paro Nacional de Mujeres que sacudió a todo el país.
“Las mujeres llevamos trabajado muchísimos años en el hip hop y uno de los mayores logros ha sido mezclarlo con otros géneros. Esto le ha dado al rap una apertura de la que no gozaba antes. Cada vez se abren más puertas para encuentros femeninos en el hip hop. En 2006 comenzamos con el colectivo Rimas Femeninas y en 2008 con el colectivo Mujeres Trabajando. Fueron dos ejemplos para todo el hip hop de Latinoamérica, ¿pero dónde están las otras mujeres que no están dentro de la cultura del hip hop? Necesitamos diversificarnos. Y aunque en el hip hop desde siempre ha promovido letras misóginas, no quiere decir que sea un género musical exclusivamente machista”, concluye Ximbo.