Por Edgar Hernández
¡El basurero de Morena!
Tal vez el primer moreno de Veracruz, Cuitláhuac García no tenga derecho de voto dada su impericia política, pero muy seguramente si tendrá el derecho de veto para atajar a la aspirante Elizabeth Morales, quien presuntamente está colocada a la cabeza de las encuestas para la ser la candidata a la alcaldía de Xalapa.
La ex priista, a río revuelto, busca a como dé lugar colarse sobre todo después del silencio de Ricardo Ahued.
Se mueve, le invierte, promete y saca lo que cree es lo mejor de ella escondiendo bajo la alfombra su cuestionado pasado político, su vida privada hecha pública y la marca de la corrupción que dejó a su paso por la presidencia municipal de Xalapa y el organismo del agua, “CMAS”.
Y es que justamente ahí en CMAS fue donde quedaron sin aclarar 50 millones de pesos que manejó su cuñado, Israel Rodríguez Camejo, según denuncias públicas nunca aclaradas.
Ello al igual que los señalamientos del propio Partido Acción Nacional (abril 2014) quien acusó a Orfis de proteger a la entonces alcaldesa, así como el reclamo de Américo Zúñiga quien al suceder a Elizabeth, solo encontró en las arcas de la Tesorería 5 millones de pesos.
Que se tenga memoria no hay registro de que Elizabeth haya llevado una buena administración; tampoco que tras su derrota por la diputación federal a manos de Cuitláhuac García, la haya dejado en buen ánimo ante el hoy gobernador.
Elizabeth Morales carga con una pesada losa a su paso por la administración pública local y federal, sin embargo, ahí está, ya sin “Barbies”.
Pero además se defiende y justifica.
Asegura a este reportero que no tiene ni tuvo observaciones de Orfis a su paso por la municipalidad; que su trabajo fue ejemplar “mejor en algunos rubros que el de Américo”, y que se fue del PRI porque no apoyaron a una mujer de Minatitlán que recomendó.
El caso es que Elizabeth la quiere de nuevo y se revuelve y escabulle entre las sucias redes de Morena pensando que en una de esas le pega, sobre todo porque ya le invirtió a través de “El Potrillo”, recaudador de Gonzalo Vicencio, un Vicencio que es todo y es nada, pero que no pierde la oportunidad de prometer como lo hizo con el doctor Carlos García Méndez, a quien le garantizó la candidatura para Xalapa.
Hoy las encuestas, las que apologistas interesados filtran, colocan a Elizabeth en los cuernos de la luna.
No consideran, sin embargo, que esas aproximaciones se ven superadas por Juan Vergel, también aspirante, que reclama a grito pelado “¡Serenos morenos!, vean primero los resultados demoscópicos de mi paso por las zonas marginadas de Xalapa”.
Pero ni quien lo pele.
En paralelo, bajo la sombrilla del “yo tengo otros datos” Cuitláhuac carga bajo el brazo una encuesta que favorece a su parienta, a su prima hermana o hermana -ya ni se sabe-, Dorheny Cayetano, quien en realidad se llama Dorheny García.
Dorheny todavía en la víspera del arribo al poder de la 4T andaba en tobilleras jugueteando en los antros y hoy ya quiere el pastel de Xalapa.
Y una encuesta más anda por ahí firulando -ya sabe usted que estamos tiempos de encuestitis-.
La trae Ana Miriam Ferraez, colocada en segundo lugar en la preferencia de los capitalinos ¡Ufff, impresentable!
Con esa triada de damas cargando supuestas preferencias y simpatías ciudadanas que en los hechos no se ven por ningún lado, y con la de Vergel quien se siente dueño de la verdad, pues ya estuvo ¡Morena perderá!
Por ello, es que del lado opositor hay ánimo y disposición de no romper la alianza e ir a las ternas luego a la consulta.
De jugar con David Velasco, Sergio Hernández y Cuauhtémoc Velázquez, uno apoyado por las familias Fernández y Chedraui y el propio dirigente panista Joaquín Guzmán; el otro por el no menos influyente clan Yunes Linares y el tercero por el poderoso sector empresarial y buena parte de la opinión pública.
El punto es que el tiempo se acaba y en México los morenos no acaban de organizarse para sacar la basura y escoger a sus candidatos adecuados. Por ello, es que las rémoras se apuntan con la esperanza de regresar a los privilegios de antaño.
El tiempo dirá quién tiene la razón.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo