Las Fabricas de Puros en Oluta

🔸 Rafael Penagos Millán

La hoja de tabaco la introdujo y la sembró en Oluta hacia el año de 1830 el comerciante ingles Mr. Daniel Price, que fue un destacado empresario perteneciente a la casa de comercio de los señores Manning y Marshal en el entonces puerto de Minatitlán.

Un personaje un tanto peculiar, pues la Gran Bretaña le había otorgado una suscripción pecuniaria y la medalla de oro en 1847 por librar de la muerte a 79 hombres que naufragaron en el arrecife de Los Alacranes en el vapor Twed de la Mala Real en su viaje de Veracruz a la Habana. Asimismo la corona inglesa lo comisiono en 1854 para la apertura del istmo con un camino carretero del Suchil a La ventosa y el ferrocarril de Tehuantepec, para comercializar la madera fina de caoba y cedro del alto rio Coatzacoalcos, llegando a comercializar también productos ultramarinos en grandes cantidades hacia 1861.

Poco más tarde, durante el Segundo Imperio de Maximiliano de Habsburgo, en 1864 colaboró con los franceses siendo miembro de la Junta Auxiliar que se formo en cada una de las ciudades y puertos más importantes del país. En este sentido, instalo pequeñas fabricas de puros en el pueblo de Oluta, como también después se hizo en los pueblos de Chinameca, Jáltipan, Texistepec, Acayucan y San Juan Evangelista. Sin embargo los más afamados fueron los de Oluta por su exquisito aroma, comparándolos incluso con los que se fabricaban en la Habana, Cuba, tal como lo señala el Diario La Sociedad; periódico político y literario el día jueves 4 de noviembre de 1858.

“…El istmo produce tabaco de superior calidad en toda su extensión. Tiene la costumbre de cortar el tallo con todas las hojas y lo cuelgan para que se seque, procedimiento que puede ocasionar la perdida de hojas más hermosas. Sin embargo a pesar de la falta de cuidado, los puros del país, sobre todo los fabricados en Oluta, son casi iguales en aroma a los mejores de la Habana. La cosecha de tabaco importa cosa de mil arrobas, en una extensión de terreno en que podrán levantarse fácilmente hasta un millón. Mr. Daniel Price, comerciante de Minatitlán, ha sembrado tabaco de la isla de Cuba en las tierras de Oluta, y el que ha cosechado procedente de esta semilla, lo ha enviado a Inglaterra, donde se ha vendido a un precio más subido que el legitimo de la Habana. Después de Oluta, las localidades que producen las clases más exquisitas de tabaco son Chinameca y Jáltipan. Desarrollándose el cultivo de esta planta, su cosecha podrían llegar en los llanos del Atlántico, situados al Oeste de Coatzacoalcos, a seis millones de arrobas anuales…” [Diario La Sociedad; periódico político y literario. México a jueves 4 de noviembre de 1858. Variedades – El Istmo de Tehuantepec, pag.2]

Al fallece Mr. Daniel Price en 1869, se vende bajo condiciones ventajosas su establecimiento comercial para la exportación de madera, y en las que también iban sus empresas para la fabricación de puros. Adquiriéndolas unos migrantes españoles -gallegos y asturianos- procedentes de la isla de Cuba, los cuales continuaron con la empresa de la fábrica de puros en estos mismos lugares hasta concluir el Porfiriato y estallar la Revolución Mexicana:

“…Otro cultivo importante y que dio lugar a tener en Oluta una pequeña industria, fue el tabaco, la purería fue importante para determinado grupo de personas, quienes en sus casas tenían sus pequeños talleres, donde laboraban varios señores hábiles en la elaboración y acabado de los puros, que luego eran vendidos en lugares vecinos, en la estación del tren, incluso decían que se exportaban; por supuesto eran principios del presente siglo XX. El algodón que se cultivaba era exclusivamente para hilar, con esos hilos tejían los refajos de las mujeres popolucas, los pintaban, bien de varios colores fuertes o de color azul añil… Donde hoy se encuentra el edificio de la Biblioteca Municipal, había una casa larga, hecha de tejas, paredes de ladrillo y piso de cemento que en una época sirvió para dar clases, pues no existía escuela, muchos estudiamos ahí hasta el tercer grado. Esa casa había sido la fábrica de puros que a partir de 1901 hasta principios de la revolución mexicana, trabajara bajo la gerencia de un señor español que se llamo Manuel Oyarzabal, quien también antes, en su casa tenía a sus trabajadores, tenia también su tienda de raya y cuando sus trabajadores necesitaban un préstamo, si eran diez pesos les decía, diez que te presto y diez que te apunto ya son veinte…” [Alafita González, Rita, “Oluta apuntes para su historia”, PACMyC 1999, pág. 41]

“…Durante el porfiriato en la región de Oluta había plantaciones de tabaco de buena calidad. Los viejos aún recuerdan cómo operaba la industria del tabaco, manejada por españoles. Se elaboraba algunas variedades de prestigio con los “oluteños”, “panetelas”. La Revolución de 1910 hizo que los dueños abandonaran sus instalaciones. Los indígenas intentaron seguir con la industria de manera casera, ellos mismos salían a vender a Tehuantepec, Juchitán y algunos pueblos del sur de Chiapas. Sin embargo, los fuertes impuestos y las multas que imponían las autoridades hicieron fracasar a los popolucas de Oluta. Actualmente, la industria del tabaco se ha concentrado en la región de Los Tuxtlas…” [Munch Galindo, Guido, “Etnología del Istmo Veracruzano”, UNAM 1994, pág. 73]
Continuara….

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