Seguramente el primer corrido de narcotráfico que escuché fue el de Camelia la texana, “contrabando y traición”. A fines del año pasado publiqué con María Socorro Tabuenca el libro Camelia la texana y otras mujeres de la narcocultura. (Universidad Autónoma de Sinaloa, 2016) Este año salió también en argentina con la Universidad Nacional del Sur, 2017.
Este es el primer capítulo.. o una versión muy parecida:
Del dinero y de Camelia nunca más se supo nada: Camelia la texana en el cancionero y la narcocultura mexicana
Juan Carlos Ramírez-Pimienta
A pesar de que el corrido con el que se dio a conocer internacionalmente finaliza diciendo que de Camelia la texana nunca más se supo nada, este personaje ha pervivido más de cuarenta años sirviendo de inspiración a múltiples corridos y canciones populares, cantos evangélicos, películas, novelas, telenovelas (la más reciente dirigida por el laureado cineasta Carlos Bolado) e incluso una ópera que la han convertido muy posiblemente en el mayor icono de la narcocultura mexicana proveniente del cancionero corridístico.
Camelia la texana entró en la imaginación popular a través de “Contrabando y traición”, un corrido del chihuahuense Ángel González lanzado a la fama en los tempranos años setenta del siglo pasado. Esta canción ha sido muy importante al menos por dos razones: primero claramente sirvió como catalizador del resurgimiento del corrido de narcotráfico después de dos décadas, las correspondientes al llamado milagro económico mexicano, en que estas muestras musicales desaparecieron casi por completo del cancionero corridístico. En este sentido, el corrido de Camelia la texana es el primer constructo cultural masivo que ayudó a forjar en el imaginario popular la noción de lo que hoy en día conocemos como narcocultura. La segunda razón es que este corrido es instrumental para entender una evolución de la representación femenina en el corrido mexicano y, en cierta medida, en la cultura popular.
Hay, empero, muchos mitos en torno a este corrido y a este personaje que desde sus inicios en la década del setenta se ha mantenido presente en la cultura popular. En este ensayo voy a abordar primero el proceso de creación del éxito discográfico “Contrabando y traición” (mejor conocido como el corrido de Camelia la texana) popularizado masivamente por Los Tigres del Norte. Para lograr esto abrevaré tanto de lo que este mítico grupo ha contado a lo largo de los años como del testimonio inédito del primer intérprete del corrido, Joe Flores, pionero en el intento de lograr que una canción con una protagonista femenina y temática de narcotráfico se posicionara en el gusto popular.
En la segunda parte del ensayo haré un recorrido crítico por otras producciones culturales que avanzaron la zaga de Camelia, tanto los corridos continuaciones de Los Tigres y otros intérpretes como otros medios (películas, telenovelas etc.) que han ayudado a crear el personaje mexicano más longevo, más permanente y a la vez más transformativo de la narcocultura.
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Génesis de La Camelia
A partir de los años treinta del siglo XX, que es hasta cuando he podido fechar el corrido con temática de narcotráfico o narcotraficantes más antiguo, la presencia de la mujer en el género se circunscribía mayormente a representar dos papeles; con frecuencia era la amada del protagonista mientras que otras veces fungía como la traidora que lo entrega a sus enemigos (y aun en otras ocasiones era ambas cosas). No será sino hasta a partir de los años setenta cuando, iniciando con “Contrabando y traición”, surgirán con fuerza al centro del corrido de narcotráfico figuras femeninas como las de Camelia la texana, Margarita la de Tijuana, Luz Elia la de Chihuahua y otras más.[1] En este sentido, el personaje de Camelia pone de cabeza el paradigma de la representación femenina en el corrido tradicional donde es la mujer quien usualmente desempeña el papel de la traidora.
Vale la pena hacer hincapié en que el de Camelia no fue el primer corrido dedicado a una mujer traficante. Hubo, por ejemplo, en la década de 1960, un corrido que logró éxito regional en el noreste mexicano y sur de Texas. “Pancha contrabandista” es un tema de la autoría de Cornelio Reyna, grabado primero por Los Gavilanes y posteriormente por Los Relámpagos del Norte; es decir, el dueto formado por el propio Reyna y Ramón Ayala.
Antes de esto, en un par de corridos sobre el crimen organizado de los años treinta en la frontera mexico-texana se hacen algunas menciones a Ignacia Jasso “La Nacha”. No se conoce, empero, un corrido dedicado totalmente a esta emblemática figura del narcotráfico en la región de Juárez- El Paso de la primera mitad del siglo XX. Ya en otro ensayo he avanzado algunas hipótesis sobre esta ausencia de “La Nacha” como protagonista de corridos, ligándolo a la orientación masculinista del género.[2] En noviembre del 2014, al hacer un recorrido peatonal en Ciudad Juárez por algunos de los sitios históricos asociados al crimen organizado de la primera mitad del siglo pasado en compañía de Robert Chasey, un historiador radicado en El Paso y quien más ha investigado la vida de Jasso, éste propuso una explicación más simple pero muy lógica: primero, la actividad criminal de la Nacha nunca se distinguió por el uso de la violencia; y segundo -y ligado al primero- esta no murió de forma violenta sino siendo ya muy anciana y de causas naturales. En efecto, en las décadas de mayor intensidad criminal de La Nacha -de lo años treinta a los cuarentas- los corridos todavía eran muy identificados con el nombre de “tragedia”. Es decir, corrido y tragedia eran sinónimos y así, se hablaba del corrido de tal persona o de la tragedia de tal persona como título intercambiable de la canción. Los corridos de esa época se los componían principalmente a los muertos o a aquéllos que sufrían alguna otra tragedia (como los corridos enunciados desde la cárcel, el lamento del prisionero). En este sentido, si bien Jasso pasó algunos años encarcelada, al parecer siempre gozó de privilegios y de protección.[3]
Empero, de nuevo, sin duda alguna fue “Contrabando y traición” la canción que a un tiempo revivió el género del corrido de narcotráfico y le dio a la narcocultura su primer personaje mediático transnacional. Este corrido, además, fue un tema temprano en la tendencia de significar México, el mexicano y su cultura popular por parte de artistas radicados en Estados Unidos. “Contrabando y traición” fue el primer éxito radial (y mediático en general) de Los Tigres del Norte, quienes nunca volverían a radicarse en México y continuarían enunciando sus canciones desde Estados Unidos.[4]
“Contrabando y traición” es uno de los temas más conocidos e interpretados del cancionero corridístico. A continuación lo cito en su totalidad en la versión de Los Tigres del Norte, que es la más conocida, para tenerlo de referencia al cotejarlo con las múltiples secuelas y otros textos derivativos:
Salieron de San Isidro
procedentes de Tijuana.
Traían las llantas del carro
repletas de hierba mala.
Eran Emilio Varela
y Camelia la texana.
Pasaron por San Clemente,
los paró la emigración.
Les pidió sus documentos.
Les dijo: ¿de dónde son?
Ella era de San Antonio,
una hembra de corazón.
Una hembra así quiere a un hombre,
por él puede dar la vida.
Pero hay que tener cuidado
si esa hembra se siente herida.
La traición y el contrabando
son cosas incompartidas.
A Los Ángeles llegaron,
a Hollywood se pasaron.
En un callejón oscuro
las cuatro llantas cambiaron.
Ahí entregaron la hierba
y ahí también les pagaron.
Emilio dice a Camelia:
Hoy te das por despedida.
Con la parte que te toca
tú puedes rehacer tu vida.
Yo me voy pa’ San Francisco,
con la dueña de mi vida.
Sonaron siete balazos,
Camelia a Emilio mataba.
La policía sólo halló
una pistola tirada.
Del dinero y de Camelia
nunca más se supo nada.
En una entrevista que Ángel González, el compositor del tema fallecido en 2005, concedió a finales del siglo pasado al investigador Elijah Wald, habló de la que a pesar suyo es su canción más popular. En sus respuestas hizo evidente el sentírse avergonzado de “Contrabando y traición”, de la temática que trataba y, sobre todo, de la oleada de corridos semejantes que vendrían después. En este sentido, a pesar de que a través de los años han surgido varias mujeres asegurando haber sido la contrabandista que inspiró el corrido, González siempre negó que su canción tuviera alguna base en la realidad. Afirmaba que, efectivamente, él conoció a una persona llamada Camelia pero que ésta no era ni texana, ni muchos menos narcotraficante: “yo conocí –dijo -a una amiga mía que se llama Camelia, pero no es de Texas. Y en mi familia hay un Emilio Varela, pero ni se conocen entre sí siquiera […] Ninguno de los dos tiene nada que ver con el mundo de las drogas.” (Wald 19)
Aun cuando podría ser lógico suponer que al ser entrevistado en el contexto de finales de siglo XX Ángel González hubiera querido deslindarse de los problemas causados por el narcotráfico, todo apunta a que realmente el corrido fue producto de su imaginación, pues esto mismo le aseguró al cantante Joe Flore “El Avileño” en los inicios de la década del setenta: “El mismo compositor me platicó a mí […] y me dijo esa canción es ficticia completamente.”[5] Ángel González nunca se especializó en componer corridos ni, mucho menos, aquellos con temática de narcotráfico; “Contrabando y traición” fue su único corrido y es, en buena medida, una canción de desamor, de traición amorosa. La historia del contrabando en el tema funciona hasta cierto punto como trasfondo.
“Contrabando y traición” logró fama internacional en la versión de Los Tigres del Norte pero estos no fueron los primeros en grabarla. Su primer intérprete fue, precisamente, Joe Flores “El Avileño”, un artista nacido en Nuevo León, México, que siendo muy joven había emigrado a Texas donde comenzó a cantar de manera semi profesional para posteriormente radicarse en la región de Los Ángeles, California en 1960. Una vez ahí continuó su carrera musical con el grupo Los Avileños (de donde tomó su “apellido” artístico). Con este grupo estuvo un año y luego formó su propio conjunto, Los Trovadores del Bravo, con quienes tocó en centros nocturnos de la región de los Ángeles.[6] Ahí mismo, en los tempranos años sesenta comenzó a grabar para la compañía De Marco Records, propiedad de Antonio “Tony” De Marco.
Al iniciar la siguiente década, después de escucharlo cantar en un programa radial, Ángel González le propondría a Joe Flores grabar varias canciones suyas incluyendo “Contrabando y traición.” Así le relató Ángel González el encuentro con quien sería su primer intérprete discográfico al periodista e investigador del corrido Elijah Wald: “Tony De Marco tenía un programa de radio anunciando una mueblería, y fui yo a verlo, el programa, y llegó Joe Flores a cantar. Le enseñé la canción, le gustó, se la llevó y la grabó. No se batalló, para nada se batalló, para nada, para nada.” (Wald 18)
En septiembre del 2013 Joe Flores me narraría su primer encuentro con el compositor chihuahuense de una manera un tanto diferente. De acuerdo al cantante, el contacto se dio, efectivamente, a través de Tony De Marco pero Flores sitúa la reunión en su propia casa en Los Ángeles, California. Ahí llegó González enviado por De Marco, quien le habría dicho que si bien él era su productor, él mismo Flores escogía las canciones que grababa. Fue en ese contexto que, de acuerdo a éste, el compositor lo visitó en su casa. Narra “El Avileño” que González y él no se conocían aquella noche cuando el compositor le llevó un carrete magnetofónico con canciones para pedirle que las grabara. Al ser entrevistado Flores es muy enfático al declarar que “Contrabando y traición” era sólo una de un paquete de cuatro canciones que incluía además “Abrazado de la cruz”, “La silla vacía” y “Sin fortuna,” que era esta última la que González consideraba tenía más posibilidades de convertirse en un éxito. No le faltaba razón, si bien nunca llegaría a tener la influencia cultural de la historia de Camelia, “Sin fortuna” encontraría gran éxito en la voz de Gerardo Reyes, llegando incluso a filmarse una película homónima basada en la canción. Increíblemente, a pesar de que “Contrabando y traición” es, sin duda, su canción más conocida, Ángel González no la consideraba su mayor éxito comercial, pues en la entrevista con Wald afirmó que tanto su canción “La silla vacía” como “Sin fortuna” vendieron más copias que “Contrabando y traición” lo cual es difícil de creer .[7]
Por su parte, el líder de Los Tigres del Norte, Jorge Hernández, declaró en el 2007 que de “Contrabando y traición” habían vendido hasta entonces alrededor de doce millones de copias.[8] Considero poco probable que tanto el tema “La silla vacía” como “Sin fortuna”, con todo y lo exitosos que fueron, hayan llegado a esas cifras de venta. Creo más factible que la subvaloración de “Contrabando y traición” por parte de González no sea sino otra manifestación de una relación problemática del llamado padre de la Camelia con la que, sin duda, ciertamente es su composición más significativa, al menos desde una perspectiva cultural.
En efecto, los años setenta fueron de gran éxito para Ángel González quien ya tenía mucho tiempo como compositor. A pesar de haberlo intentado por más de dos décadas, González nunca había logrado que sus canciones se grabaran de manera profesional. En 1951 había dejado su natal Chihuahua para ir a la ciudad de México donde incluso tuvo un acercamiento con la disquera Peerless. Este acercamiento no fructificó por lo que González se regresó a Chihuahua aunque periódicamente continuaba intentando que algunas de sus canciones se dieran a conocer de forma masiva. En ese sentido, la posibilidad de que Joe Flores “El Avileño” le grabara un disco en Los Ángeles le entusiasmaba mucho: “porque –intimó- yo había peregrinado con mis canciones veintiún años y nunca había podido grabar nada.”[9] Pero la historia de Camelia no era importante para el compositor. De hecho, en la entrevista, Joe Flores aseguró que “Contrabando y traición” nunca fue un tema que a Ángel González le gustara. Reiteró que lo que le interesaba era que se grabara “Sin fortuna”, que ésa “era la canción importante para él.”[10]
El propio Ángel González admitió que nunca le vio futuro a la historia de Camelia (“yo nunca, nunca de los nuncas, pensé que la canción fuera a funcionar.”)[11] Tan poco valor le veía, que, de acuerdo a Joe Flores, el autor le ofreció regalársela si aceptaba grabar “Sin fortuna”: “El me regalaba a mí ‘Contrabando y traición’. Me lo regalaba con letra, toda, toda, derechos de autor y todo. En otras palabras él me dijo yo te pongo a tu nombre ‘Contrabando y traición.’”[12] Al respecto, Flores se aseguró de dejar muy claro que aceptó grabar las canciones pero rechazó los derechos de autor de “Contrabando y traición” pues afirmaba que al ser él también compositor no le parecía correcto “presumir una cosa así”.[13] Con De Marco Records Joe Flores grabó “Abrazado de la cruz”, “La silla vacía” y “Sin fortuna” pero no grabó “Contrabando y traición”. El Avileño dijo haber reconocido de inmediato el potencial del tema pero afirmó que su entusiasmo no era compartido por quien fuera, a un tiempo, su productor y dueño de la compañía para la que grababa, Tony De Marco, quien veía con desagrado la historia que hablaba de tráfico de drogas.
Desconozco hasta qué punto el rechazo de De Marco a una canción a la que El Avileño le veía mucho futuro haya pesado en la decisión del cantante de cambiar de sello discográfico. Flores afirma que dejó De Marco Records en busca de una compañía que distribuyera mejor sus discos y firmó con Musimex, donde trabajó como arreglista musical y donde se grabaría por primera vez “Contrabando y traición.” Eventualmente también se desilusionaría de su nueva compañía de la cual dirá que si bien grababan más, tampoco distribuían más allá de lo local.
El caso de Joe Flores es muy interesante y paradigmático de la veleidad de la industria musical. Nada menos que tres de las cuatro canciones que le dio Ángel González esa noche en que se conocieron, para que las grabara, hicieron estrellas al menos a otros tres intérpretes: obviamente a Los Tigres del Norte con “Contrabando y traición” pero también a Gerardo Reyes con “Sin fortuna” y a Rosenda Bernal y Yolanda del Río con “La silla vacía”. Las tres canciones fueron rotundos éxitos en la década de los años setenta e incluso hasta principios de los ochenta e inspirarían, asimismo, al menos un filme cada una. Por ello, no sería aventurado decir que estos temas son de los más representativos en la carrera de todos estos intérpretes y, por otra parte, si bien avanzaron la carrera de Joe Flores, ninguna de estas tres canciones lo convirtió en un ídolo. El compositor echa luz sobre el tema y nos ayuda a entender que El Avileño no hubiera alcanzado el estrellato:
Fue un cantante muy conocido en Los Ángeles, muy bueno, cuando grabó “Sin fortuna”, ése pudo haber sido el brinco de Joe Flores a nivel internacional […] sólo que, a Tony de Marco le compraban la producción […] el disco, para regrabarlo en México, y no quiso […] una vez que no quiso lo grabó Gerardo Reyes y ahí se acabó el corrido. Era un buen cantante Joe Flores, sólo que era un buen padre, estaba muy atado a su familia, a sus hijos, entonces no se aventaba por allá lejos, ahí nada más en Los Ángeles.[14]
Cuando Elijah Wald le preguntó a Ángel González qué había pasado con Joe Flores, el compositor respondió que hacía muchos años había fallecido. Asimismo, alguna biografía en internet aseguraba que vivía en Texas administrando algunos clubes nocturnos de su propiedad.[15] No era el caso, aunque sí estaba retirado del ambiente artístico. En 1980, desilusionado de la industria musical, “El Avileño” guardó su bajo sexto y se alejó de los escenarios.
Después de mucho tiempo de buscarlo, en septiembre del 2013 pude finalmente entrevistarlo. Joe Flores amablemente accedió a recordar sus tiempos de cantante y de arreglista musical. Si bien se sabe consciente de haber estado muy cerca de la fama internacional, en ningún momento se escuchó amargado, aunque, eso sí, manifestó alegría por poder dar su versión de la historia de “Contrabando y traición.” Flores está muy consciente de que el éxito tocó a su puerta en más de una ocasión. Se dice culpable de no haber sido lo suficientemente asertivo en su carrera musical. En efecto, sólo hace falta escuchar alguno de sus discos para darse cuenta que era un muy buen intérprete. Ciertamente llegó a tener una sólida fama en el Sur de California, pero nunca despegó su carrera a un nivel nacional, ni mucho menos internacional.
El Avileño es autocrítico, pero además de su falta de pericia en el manejo de su carrera, reitera también la falta de promoción de las compañías para las que grabó como causales de que su carrera no haya desarrollado su pleno potencial. Aun así, “Contrabando y traición”, en la versión de Flores, se convirtió en un éxito radial a nivel regional, aunque no sin antes haber sufrido de alguna censura y aun autocensura. Relata Flores que cuando quiso promocionarla en vivo tuvo que enfrentar varios obstáculos como el de Tony De Marco, quien le prohibió incluirla en un espectáculo que produjo en el teatro Million Dollar de Los Ángeles. Flores es, además, enfático al decir que las estaciones de la ciudad no querían tocar el corrido porque hacía alusión a la marihuana. En vista de esto decidió llevar el disco a Tijuana, a la estación radio Ranchito que se anunciaba como “la dueña de la música norteña”.
Primero grabó “Contrabando y traición” en un disco de 45 rpm con la letra original; es decir, con la que se conoce ahora. Poco después, para la producción de larga duración (LP), cambió el verso “Procedentes de Tijuana” por “Procedentes no sé de ónde”. Esto lo hizo –según refiere- para que no le causara problemas cuando llevara su disco a México. La nueva versión, autocensurada, es la que propuso al programador de la estación tijuanense radio Ranchito, pero éste prefirió la versión original diciendo que si la censura oficial le ordenaba retirarla entonces lo haría.
La Secretaría de Gobernación mexicana no se dio por enterada de la canción pero la misma sí despertó una reacción en un sector de la prensa tijuanense. Ángel González tenía muy presente dicha campaña décadas después cuando fue entrevistado por Elijah Wald:
En Tijuana comenzaron… algún periodista que no tenía qué hacer, comenzó con que Ángel González y que “Contrabando y traición” y que era un desprestigio para Tijuana. Esos periodistas patriotas que de repente surgen y digo que surgen, así, de montón porque, los periodistas son los que más cuenta se dan de los narcotraficantes, dónde viven, qué hacen, qué tienen y sin embargo, no dicen nada y un pobre infeliz, Ángel González escribe una canción y todos se le echaron encima. Decían que yo estaba promoviendo el narcotráfico…[16]
De cualquier modo, asegura Flores que en la estación fronteriza el tema alcanzó el primer lugar y, con la documentación en mano, llevó el disco a radio Cali de Los Ángeles. Ahí pidió al programador que le diera una oportunidad al tema con el argumento que ya había gustado mucho en la ciudad de Tijuana.[17] Este aceptó – relata Flores- y la canción también fue muy bien recibida en el Sur de California.
En una entrevista concedida a Elijah Wald, Jorge Hernández, el líder de Los Tigres del Norte, admitió haber escuchado la canción en la radio, y reconocerla al pasar por Los Ángeles. Identifica la estación como radio Express (y no radio Cali) con lo que apoya la noción de que la versión de El Avileño estaba siendo bien recibida en el Sur de California. Sorprende la franqueza con la que Hernández describe su frustración al enterarse de que una canción que él también quería grabar y a la que le tenía tanta fe ya estaba siendo programada en la radio. Así se lo comentó a su representante y productor Arthur Walker (“Oye, acabo de pasar por Los Ángeles y acabo de escuchar mi tema”), quejándose de que Ángel González les había prometido a ellos la canción (“No puede ser, si me prometió que nos la dio a nosotros”). Incluso cuenta que trataron de hacer que radio Express dejara de tocar la versión de Flores: “Radio Express la tocaba, los buscamos y les dijimos. No, es que se la robó este amigo. Ya sabes, mentiras […]”[18] No hubo tal robo pues González primero habría dado la canción al Avileño y posteriormente a Los Tigres del Norte.
En opinión de Ángel González, aun en esa época, el éxito definitivo de una canción dependía de tener una buena distribución no sólo en Estados Unidos sino también en todo México. Comenta que ése fue el caso de algunos de sus temas más conocidos: “No, no es fácil, nada más que yo tuve la suerte de entrar con el pie derecho, grabamos con Joe Flores en Estados Unidos, en Los Ángeles, ‘Sin fortuna’, luego la agarraron aquí en México, luego grabamos ‘La Silla vacía’ y la volvieron a agarrar en México, luego grabamos ‘Contrabando y traición’ y se fueron Los Tigres del Norte para arriba.”[19]
Joe Flores también está de acuerdo en que ese elemento fue clave para que la versión de Los Tigres del Norte, que tuvo muy buena distribución en México con Discos Gamma, se consagrara tanto en el gusto del público. Recuerda que su versión, además de en Tijuana, se llegó a tocar en el interior de México, y que esto sucedió gracias a amigos y conocidos que llevaron ejemplares de su disco, que ciertamente generaron interés, pero que el esfuerzo fue en vano pues el disco no se podía adquirir localmente. En este sentido, apunta que su compañía discográfica nunca hizo un esfuerzo sistemático por distribuir en México o inclusive distribuir mejor en Estados Unidos. Al respecto cuenta que al estar trabajando para la compañía discográfica Musimex recibió una carta de la ciudad de México en la que le pedían su versión de “Contrabando y traición”. Nuevamente verbaliza la falta de apoyo, diciendo que le llevó la carta al dueño de Musimex, pero que éste no hizo nada:[20]
A lo que culpo yo fue a la compañía [Musimex] donde grabé. No le echaron ganas. No le dieron distribución. A mí una vez cuando estaba de director artístico de la compañía me cayó una carta de México, no recuerdo qué compañía era. Diciéndome: me urge “Contrabando y traición” con Joe Flores, me urge para lanzarla aquí, o sea el disco de Musimex. Yo le di la carta al director de la compañía, Erik Domínguez, y él se sentó en ella, y no le hizo caso. Y lo estaban pidiendo con urgencia de México y no la mandó. De ahí estuvo todo, porque allá en México la sacó la otra compañía de Arturo, de Arturo Walker o donde trabajaba Arturo Walker, la lanzaron.[21]
Arthur Walker era el productor de unos muy jóvenes Tigres del Norte que todavía no tenían un éxito radial. Emigrado británico, Art Walker, o Arturo Caminante como firmaba sus colaboraciones discográficas, había fundado en 1968 Discos Fama en San José, California, donde tenía contratados a un puñado de artistas locales. Aunque no sabía español, sí sabía de las necesidades musicales de la creciente comunidad mexicana en Estados Unidos al punto que la frase promocional de su compañía era “discos Fama: la vox del sur en el norte”. Con la visión empresarial de Walker, un estilo novedoso, mucho esfuerzo y un muy buen trabajo de distribución, Jorge Hernández y Los Tigres del Norte serían los encargados de hacer de su versión discográfica de “Contrabando y traición” un éxito internacional.
Al respecto, cuando se referían a cómo les llegó la posibilidad de grabar su primer éxito Los Tigres del Norte han sido, de manera rutinaria, vagos en su narrativa, refiriéndose sólo a un cantante de mariachi que la interpretaba antes de que ellos lo hicieran, pero siempre remarcando que lo hacía de una forma muy diferente a la que sería su interpretación. De manera excepcional, en la entrevista que el líder del grupo concedió a Elijah Wald para su libro Narcocorrido: Un viaje al mundo de la música de las drogas, armas, y guerrilleros Jorge Hernández sí mencionó al Avileño, pero en respuesta a Wald ya había identificado a Flores como el primer intérprete de la canción. Así, Jorge Hernández habría solamente reconocido lo ya dicho por Wald (“El Avileño, el que me platicaste”).[22] Empero, lo común es leer en sus entrevistas referirse a este intérprete como “esa persona”, “una gente” o “un cantante.”
Hernández ha narrado que su primer encuentro con el tema que los proyectaría a la fama internacional se dio una noche en que Jorge y Arthur Walker estaban en Los Ángeles, recorriendo bares y centros nocturnos en busca de material que grabar, cuando escucharon en vivo al Avileño. A Wald le describió la situación diciendo que cuando escuchó “Contrabando y traición” esa noche, de inmediato supo que era un éxito y que se lo dijo a Arthur Walker: “íbamos a ver qué le gustaba a la gente. Yo no sabía nada. Yo sabía español y él no sabía español, él hablaba inglés y yo le decía lo que yo le podía mencionar en inglés, de qué se trataba la cosa ésta, cuando yo oí ese tema […] Entonces yo oí la canción y le dije, esa canción es un éxito, pero no como la canta él.”[23] En otra entrevista el mismo Hernández añadió algunos datos y personas. En esa versión Walker lo habría llevado a propósito expreso para que escuchara “una canción” es decir “Contrabando y traición”. En esta versión de la historia ahí mismo había encontrado o conocido al compositor:
Y un día [Walker] me invitó a Los Ángeles, me dijo: ´Quiero que vayas conmigo, te voy a llevar a ver a una gente que hace un show y canta una canción que me gustaría que ustedes cantaran, y me llevó a un night club, donde no podían entrar niños y me pasaron por atrás. “Ahí estaba el compositor de ‘Contrabando y traición’, Ángel González, y un cantante que interpretaba el tema, y así conocí a Camelia, La Texana; después me dieron la canción y nos la trajimos y la grabamos; y en esa canción descubrimos muchas cosas, como el estilo de Los Tigres del Norte”, recuerda el acordeonista.[24]
Hernández le narraría a Wald que Flores la interpretaba “con un mariachi, un tipo mariachi.”[25] No le faltaba algo de razón; sin embargo la grabación que eventualmente hizo El Avileño – que antecede al menos por un año a la de Los Tigres del Norte- fue con los Trovadores del Bravo, el grupo norteño que por años lo había acompañado.[26] Aunque a lo largo de su carrera grabó varios temas rancheros, El Avileño no era mariachi como muchas veces se lee. Fue muy conocido como intérprete de música norteña y como un buen bajo sextista a quien incluso se le ha llamado “un verdadero pionero del estilo norteño” (“a real pioneer of the norteño style”).[27] Empero, si bien el arreglo de “Contrabando y traición” contiene acordeón, también lleva trompetas; es, hasta cierto punto, un híbrido de mariachi y norteña.
La versión de Flores acerca de cómo la canción llegó a los entonces jóvenes Tigres del Norte incluye que Arthur Walker viajaba con mucha frecuencia a la región de Los Ángeles donde tenía buena relación con las disqueras que grababan música mexicana. Joe Flores no niega la posibilidad de que aquél y Jorge Hernández lo hayan escuchado en vivo. Agrega, empero, que lo normal hubiera sido que Walker pasara a saludarlo pues no sólo se conocían, sino que era lo acostumbrado entre la gente del medio artístico. Sin embargo, reconoce que pudo haber ocurrido que simplemente el británico obviara el saludo.
En efecto, Flores vehementemente señala que Arthur Walker le dijo en varias ocasiones que había conseguido su disco de “Contrabando y traición” y que se lo había llevado a un grupo que tenía en San José. Asimismo, Flores hace hincapié en que a partir de entonces, cuando encontraba a Walker, siempre le recordaba que le debía un favor (“I owe you one, Joe”), refiriéndose a que “Contrabando y traición” había lanzado la carrera de Los Tigres del Norte. Esto por supuesto contrasta con lo narrado por el líder de la agrupación, Jorge Hernández, quien de manera sistemática ha negado haber recibido influencia alguna de la grabación del Avileño. Al investigador Elijah Wald le relató que el mismo Ángel González le había dado la letra:
Ángel González era íntimo amigo de esa persona, me la dio a mí y se la dio a él pero yo lo oí físicamente que la estaba cantando. Pero como la estaba cantando él, yo no tenía la idea de cantarla como la estaba cantando él. La cantaba con un mariachi, un tipo mariachi. Entonces […] nos fuimos a San Jose y la empezamos a practicar. Llevé yo la letra, porque Ángel me la había dado y la hice a mi manera, ignorando al otro que había escuchado, sin ponerle atención.”[28]
Así pues, si bien Jorge Hernández se ha empeñado en resaltar las diferencias entre su versión y la del Avileño al menos la letra es la misma, salvo algunas mínimas diferencias que son prácticamente de interpretación: Flores canta “Si una hembra así quiere a un hombre” mientras que Los Tigres dicen “Una hembra así quiere a un hombre”; Flores dice “dos cosas incompartidas” en vez de “son cosas incompartidas”. Flores pronuncia “polecía” mientras que Los Tigres enuncian “policía”.[29] Finalmente, la grabación del grupo añade efectos de sonidos: los siete balazos que Camelia disparó contra Emilio Varela al final de la canción.
La producción de Los Tigres fue para Discos Fama, la compañía que Arthur Walker fundó en San José, California. El proceso de grabación ha sido descrito por Jorge Hernández como muy difícil: “fuimos al estudio y no nos salió la canción, no la pudimos grabar, el tono de la canción no se daba con mi tesitura de voz para cantar en dueto, y entre batallar dos, tres, cuatro, cinco meses, pasaron como ocho meses.”[30] Después de muchos intentos frustrados por fin Hernández la grabó solo y se lanzó al mercado.[31] Esta versión comenzó a atraer atención radial pero Jorge no estaba satisfecho e insistió en hacer una nueva grabación, a dueto con Hernán, que es la versión que se conoce.[32] El éxito fue mayúsculo aunque no instantáneo. Una gran ventaja fue que se diseminó tanto en California y en otros estados de la Unión Americana como en México. En California, según ha declarado Jorge, la canción se posicionó sin promoción (“no había promoción, sola, sola, la gente, hasta que llegó a México, yo llegué a promover a México, pero no me promovían y yo fui con mi disquito a llevarlo al radio.)”[33] En efecto, México fue diferente, ahí él mismo dice haber distribuido el disco “pueblo por pueblo” a finales de 1973.[34] Discos Gamma, en su sello Golondrina, sería la encargada de distribuir esta producción en México.[35]
Oscar Mendoza, promotor de esta compañía aporta claves para el éxito de la distribución que no tuvo su inicio en la ciudad de México como era lo acostumbrado: “Se batalló mucho para poderlo meter. Pero se trabajó primero en el interior. Todo lo que es la parte del Bajío, todo lo que es la parte del Norte. Y ahí fue donde empezó a crecer el boom de Los Tigres.”[36] Por su parte, cuando se le pregunta a Jorge Hernández la razón por la que una canción como “Contrabando y traición” fue tan grande éxito con ellos y no con Flores, su anterior intérprete, su respuesta es ambivalente. Por una parte dice que el tema pudo haber sido éxito con cualquiera (“Contrabando y traición, es un tema tan fuerte, tan fuerte, que te puede hacer a ti, a cualquiera”). Sin embargo, luego matiza que pudo haber sido un éxito para cualquiera, pero que se necesitaba un tipo especial de interpretación para sacarle todo su potencial, que ellos (Los Tigres) lo habían hecho y los demás intérpretes no: “[…] es tan fuerte el tema que los puso en el mapa un ratito, pero él [Flores] no puso nada para ella, para la canción. Eso quiero que quede claro. Igual otros intérpretes. Esa es la diferencia entre canción y artista, las dos cosas que yo pienso a mi manera que son uno de los atributos que este grupo tiene, de darme un personaje y decir, bueno, me voy a apoderar del personaje.”[37]Agrega que otra clave fue interpretar la canción sin un ánimo de lucro. Señala, sin nombrarlo, que ése fue el error de Flores: “lo hacen por dinero y el arte, en lo que a mí respecta, yo no hago esto por dinero, yo lo hago porque yo siento la historia, el personaje.”[38]
Lo que sí resulta inobjetable es que Los Tigres del Norte potencializaron “Contrabando y traición” hasta alturas pocas veces alcanzadas en la música norteña. ¿Qué tanto los ayudó la grabación de Flores? Imposible saberlo a ciencia cierta. Para el compositor Rafael Buendía, miembro del popular dueto Frontera en los años setenta, la inercia que ya llevaba la versión del Avileño fue, sin duda, un factor importante: “Los Tigres del Norte… ellos fueron rastreadores de corridos y fueron rastreadores de éxitos ya empezados. No fueron hacedores de éxitos ellos […] La texana era éxito, para cuando ellos la grabaron era un éxito […] Cuando Los Tigres olfatearon que ese número iba a ser un gran éxito la grabaron, hicieron una interpretación al gusto de las mayorías, hicieron un gran éxito.”[39] (Mi énfasis)
La “texana” que menciona Buendía es por supuesto el tema “Contrabando y traición,” La manera en que esa canción le cambió la vida a un grupo regional que no había podido colocar un éxito radial la narra Hernán Hernandez, el bajista del grupo. El teléfono de Los Tigres empezó a sonar y los contratos llegaron: “Empezaron a hablarnos… y a salir ya pagándonos bien. A veces ya hasta nos llevaban en avión. Era como un sueño.” En cuanto a la influencia musical que este tema tuvo en ellos Jorge es categórico, “Contrabando y traición” les dio “el estilo de Los Tigres del Norte.”[40]
A pesar del éxito que este corrido le trajo a Ángel González, éste se refirió a “Contrabando y traición” con bastante desdén hasta sus últimos años, describiéndola como “la única canción mía que no tiene ningún mensaje.” Como ya mencioné, dijo sentirse muy arrepentido de haberla compuesto (“las canciones mías son otra cosa”) disculpándose de haber propiciado la moda de temas musicales alusivos al narcotráfico: “Lo hice inconsciente, no me di cuenta de lo que iba a venirse después, porque después de mi canción, después de mi corrido se vino toda esa bola de canciones de narcotraficantes y todo eso. No, yo lo hice sin pensar en eso […]”[41]