Se promociona el regreso de las Fiestas de La Candelaria en Tlacotalpan lo cual siempre resulta un apoyo para el turismo de ese Pueblo considerado Patrimonio de la Humanidad, sin embargo, dos preguntas:
Uno. ¿Tomaron en cuenta que la Pandemia del Covid-19 aún no acaba y la OMS la califica aún como mortal y súper contagiosa?
El pasado fin de año, la gente paseó por las calles sin cuidar las mínimas medidas preventivas de contagios, -claro se decía que Veracruz estaba en semáforo Verde-, y hoy se ven las consecuencias de la osadía.
Dos. ¿Señora Xóchitl Arbesú y doctor Roberto Alor podrían darse una vuelta de incognitos por Tlacotalpan y pasar a revisar los baños de los restaurantes que se encuentran sobre el malecón del río Papaloapan?
La mayoría por no decir todos, son zonas de contagio, cloacas pestilentes, con muebles de baño a viejos y partidos, insalubres, sin agua corriente, algunos con puertas de madera desvencijadas y botes rebosantes de papeles usados.
Además, en la mayoría de los restaurantes no se respetan las medidas de higiene en cocinas, y en el servicio. Las personas que atienden las mesas no portan uniforme, cofias, ni cubre bocas, utilizan a menores de edad en el servicio a clientes y no cumplen con el envío de facturas por correos electrónicos. Ya ni decir del abuso en los precios al consumidor.
Es decir, son muchas las reglas laborales, de salud, comercio, hacienda y turismo que se violan flagrantemente en ese Patrimonio de la Humanidad que hoy promocionan como algo espectacular.