Admiro cada ser vivo; me apasiona el contacto con ellos en su hábitat, pero sin duda mi animal favorito es el perro, esos ‘amigos’ incondicionales dispuestos a sacrificar todo por ti, a compartir alegrías y tristezas. En esta ocasión les platicaré del perro mexicano: el increíble xoloitzcuintle.
El xoloitzcuintle es una raza canina emblemática y endémica de México, que se caracteriza por carecer prácticamente de pelo en todo su cuerpo.
Debido a lo complicado de la pronunciación de su nombre, se le conoce coloquialmente como xolo. Uno de los significados de su nombre y con mayor arraigo en nuestra cultura es “Dios del Ocaso”. En la mitología mexica se creía que estos hermosos perros guiaban las almas de los muertos en su recorrido por el inframundo. Se estima que su presencia de este mundo hace más de tres mil años.
A finales de la Conquista, la protección del xolo desapareció y estuvo al borde de la extinción. Afortunadamente, un número considerable de ejemplares sobrevivieron para que esto no ocurriera y siglos más tarde, personajes como Diego Rivera y Frida Kahlo convirtieron al xolo en un animal de culto e inspiración para sus obras. Gracias a esto, en 1956 la Federación Canófila Mexicana inició un programa de registro, conservación y reproducción de la especie. Hoy en día es una raza reconocida y valorada por las más distinguidas federaciones internacionales de cuidado animal.
El impulso final de su fama se dio en 2017, cuando en la premiada película animada Coco aparece en un papel protagónico un xolo de nombre Dante, que con su cara simpática y la lengua de fuera, se convirtió en un ícono para grandes y pequeños.
Existen diversas figuras prehispánicas, que se pensaba representaban a los xolos. Las más emblemáticas de ellas son originarias de Colima, siendo las más conocidas los “perritos bailadores”, cuyas piezas originales se muestran en el Museo de la Entidad.
En una de las principales avenidas de Colima podemos admirar una enorme reproducción de esta pieza: dos simpáticos perros color marrón que se encuentran entrelazados, como si estuvieran bailando un enigmático vals.
Estudios realizados han concluido que no son los xolos, sino una raza chaparrita y regordeta la que se encuentra extinta y es conocida como Tlalchichis.
Los xolos existen en tamaño toy o miniatura, estándar y mediano, además, son considerados excelentes compañeros y buenos guardianes en el hogar.
Por naturaleza, los xoloitzcuintles son extremadamente fieles a su dueño y son considerados como una raza sumamente inteligente, y por lo tanto resulta fácil de educar.
Ante la falta de pelo, su piel es extremadamente sensible y requiere de cremas humectantes y bloqueadores de manera periódica. Aunque su piel esté expuesta a lesiones, suelen sanar rápidamente.
Se caracteriza, además, por la falta y caída prematura de sus dientes (displasia ectodérmica canina), eso provoca que muchos de ellos anden con la lengua de fuera -literalmente-.
Me gusta compartir fotografías de animales en libertad, y dada la libertad que sentí durante toda mi infancia en la ciudad de Colima, decidí hacer un viaje para fotografiar tres hermosos ejemplares de xolos, el imponente “Tamarindo”, la simpática “Luna” y el inquieto “Dante”.
Durante varias horas, en un hermoso jardín colimense, con la claridad del cielo que caracteriza la región y la atmósfera a hogar que se percibe por toda la ciudad, me di a la tarea de captar la elegancia y belleza de esta raza, en esta ocasión en compañía de un gran fotógrafo Felipe Reyes.
Dante, un pequeño de talla toy con un hermoso color gris, ojos alegres, con mechones de pelo en la cola y cabeza y unas enormes orejas, corrió, jugó y danzó en todo momento, y se mostró sumamente curioso a la cámara que lo captaba.
También conviví con Luna, una hermosa regordeta de tamaño estándar de orejas caídas y displacía muy evidente, por eso, en todo momento anduvo con su lengua de lado. Con una mirada tierna y bastante cariñosa nos deleitó con sus gestos característicos y emblemáticos de los xolos.