Revivió Chico Che, porque el presidente López Obrador así lo quiso. Las pasiones dominan los comentarios, cuando lo que conviene es estar del lado de la calma.
Por Jonathan Ruiz Torre //PARTEAGUAS// elfinancier.com
Desde ayer, los websites y la radio. Hoy los periódicos y seguramente, otra vez, la televisión.
Revivió Chico Che, porque el presidente Andrés Manuel López Obrador así lo quiso. Las pasiones dominan los comentarios, cuando lo que conviene es estar del lado de la calma.
No hay nadie mejor que él para conectar con la audiencia. Tal vez Juanpa Zurita hable a los centennials, Luisito Comunica, a los millennials y Paty Chapoy a los demás.
Pero AMLO habla para todos, incluso para quienes lo detestan. En un país en el que mucha gente confunde el Banco de México con Banamex, es fácil romper la seriedad de una conversación de leyes comerciales con un chiste: “Que el dólar va para arriba, y el peso sigue bajando, uy qué miedo, mira como estoy temblando”.
Deben reconocer que es un golazo de popularidad. Lo acercó a quienes no se interesan por el TMEC y también a aquellos que con este tratado o el que venga no sienten oportunidades para salir de donde están.
En un salón de clases un chiste rompe la seriedad de la clase y este país, recuerden, tiene un nivel de educación secundaria, de acuerdo con el Inegi.
Hay también cierta lógica en la displicencia del presidente. Todo tiene razones políticas y lo que motivó la amenaza fue una de éstas. Así, también este caso puede resolverse con política.
En Estados Unidos son los empresarios los que empujan las manos de los funcionarios y éstos se concentraron en empujar a Joe Biden a marcar el penalti al equipo mexicano por la reiteración de faltas: que si la renegociación de contratos de ductos de gas, que si la obligación de comprar este hidrocarburo a Pemex y CFE…
En los negocios como en el futbol, en algún momento tiene que salir la tarjeta amarilla y ya salió, porque la pidió la US Chamber of Commerce, la más poderosa organización empresarial de ese país y del mundo.
Vienen las elecciones intermedias en ese país y generalmente suelen decantar sus emociones y apoyos económicos en favor del político que les atiende.
Biden y sus demócratas compañeros no andan bien de popularidad y mandaron por delante a la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, para decir que ha solicitado consultas de resolución de disputas con México en virtud del Tratado México Estados Unidos y Canadá (TMEC). Luego se sumaron los canadienses al reclamo.
¿Acabará esto con el TMEC? Tal como anticipé en este espacio con el TLCAN: los tratados comerciales de Norteamérica no se rompen. Son tratos de conveniencia para las tres partes, no son acuerdos de buena voluntad.
La memoria falla, pero hace cuatro años quien hacía teatros era el presidente de al lado.
Donald Trump salía un día y otro también con un nuevo arancel para bloquear a México o a China o al que se le antojaba, en el ánimo de conseguir arrastre político. Los tratados en esos días se volvieron, justamente, un chiste.
¿De qué sí conviene hablar? De lo que sucedió mientras Chico Che sonaba en las bocinas:
Al mediodía, el presidente Joe Biden habló en un mensaje transmitido en vivo acerca de la crisis climática del mundo. Aquí en la cuadra, particularmente azota a Monterrey, que sigue sin agua, en un aviso de lo que puede pasar en la Ciudad de México.
Si quieren, dejen a un lado lo más importante, que es cuidar de la casa de todos, pero fíjense en los negocios que con recesión o sin ella va a detonar lo que ocurre en el país que es el mejor cliente de los mexicanos:
Expandirán áreas marinas para generar energía eólica, harán disponibles sistemas eficientes de enfriamiento doméstico y asignarán fondos de emergencia para infraestructura y proyectos como estaciones para refrescarse en lugares que enfrentan calor extremo.
Esas industrias y la de los coches eléctricos vienen. Me cuentan que Metalsa ya amarró un contrato con Nikola en Estados Unidos. Vieron ustedes que ayer directivos de Stellantis, que fabrican Fiat y Chrysler, platicaron de electromovilidad en Palacio Nacional… ¿Se va a caer el TMEC? Eso es también un chiste.