A AMLO no le alcanza

López Obrador está cobrando más dinero vía impuestos que cualquier otro presidente, pero los gastos crecen más rápido que los ingresos.

Jonathan Ruiz Torre

Jonathan Ruiz Torre

Parteaguas

Al presidente le está pasando con el gobierno del país lo que a muchos en sus casas. No sale para el gasto. (Shutterstock | Cuartoscuro)

Está cobrando más dinero vía impuestos que cualquier otro presidente, pero los gastos crecen más rápido que los ingresos.

Al presidente Andrés Manuel López Obrador le está pasando con el gobierno del país lo que a muchas o muchos en sus casas. No sale para el gasto. Datos que él reporta a través de su secretario de Hacienda brindan detalles del problema.

En 2022, AMLO acabó su cuarto año de gobierno y respecto al cuarto año de su antecesor, el gasto programable del gobierno creció 44 por ciento. ¿De dónde debe salir para cubrir ese gasto? De los ingresos presupuestarios que también aumentaron, pero solamente 34 por ciento.

Ganas no faltaron, en varias ocasiones el presidente sentó a la fuerza a empresarios bien conocidos para que pagaran sus adeudos. Pero la medida no resultó suficiente, pues el problema es serio.


Por un lado están el montón de personas que evitan pagar impuestos. Eso incluye a muchos políticos de todos los partidos que cobran por varios lados en efectivo, pero también a ciudadanos que conocemos y que con frecuencia ofrecen la opción de pagar el precio “sin factura”.

Freelancers, médicos, mecánicos, plomeros, técnicos… metidos de cabeza en la economía informal y que entre otros gravámenes, no pagan el ISR ni el IVA.

Pero también está el lío de la economía formal, la que sí paga. Es grande, pero es poco productiva.

Los mexicanos trabajan mucho, pero cobran poquito y eso aplica para corporativos enormes.

Sucede en el ámbito de las tiendas, del comercio, por ejemplo. Son negocios tan viejos que abunda la competencia en el mundo y gana el que vende más barato, no necesariamente el que inventa cosas nuevas que todos quieren.

Por eso los márgenes son pequeños respecto a los que ofrecen empresas que crean y venden mercancía o servicios que muy pocos pueden dar.

Ahí les va el caso de Walmart de México que vende 837 mil millones de pesos anuales, pero de eso, solamente 10 por ciento es ganancia (EBITDA) a la que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) puede hincarle el diente y llevar dinero a Hacienda.

Las fábricas también sirven de ejemplo. El regiomontano Grupo Alfa, productos de partes para coches, salchichas Fud y fibras para empaques vende 360 mil millones de pesos al año, en números redondos.

De eso, 9.8 por ciento es ganancia o renta, de donde el gobierno cobra el ISR.

Para los mortales eso suena como un monto incomprensible de dinero, pero cuando 130 millones de mexicanos dependen de que haya empresas poderosas que paguen impuestos, la cosa cambia.

México está lejos de eso, pero es necesario revisar extremos de productividad para entender el lío.

Hay gigantes como Huawei en China o Apple en Estados Unidos. Pero quienes son gamer o consumidores de juegos de video conocen la marca Nvidia. Es todavía una relativamente ‘pequeña’ productora de GPUs o “tarjetas de video”, procesadores más capaces que los CPUs de las computadoras.

Como en la era de la inteligencia artificial son necesarias máquinas más poderosas, la demanda de sus productos se disparó y hoy es una empresa con un margen (EBITDA) del 51 por ciento. Vaya, de cada 100 dólares, 51 son ganancia. Vende menos de la mitad que Alfa, todavía, pero ya la alcanzó en ganancias.

¿Por qué es tan rentable? Porque nadie puede dar lo que ellos ofrecen, eso les permite a sus accionistas pedir el precio que deseen y… háganle como quieran.

No es necesario llegar a tal extremo de innovación. Existen empresas mexicanas que hacen software para restaurantes y otros negocios cuyas ganancias rondan el 30 por ciento de sus ingresos.

Si no sale para el gasto, presidente, las opciones son multiplicar las empresas innovadoras o cobrar a todos. Médicos, constructores, políticos y plomeros incluidos.

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