Las cosas no van mal, pero tampoco mucho mejor. ¿Quién le podrá sacar más ventaja a esta condición? ¿La oposición o Morena?
Enrique Quintana/ Coordenadas
Hay un crecimiento del ingreso corriente de las familias a lo largo de esta administración, pero éste es moderado, no es nada espectacular. (Cuartoscuro | Shutterstock)
Es impresionante cómo se expresa la polarización que existe en México en los comentarios al análisis de los indicadores.
Ya no sé qué es peor, si las críticas y las descalificaciones de los partidarios de AMLO o las de los detractores, que no pueden tolerar ningún comentario que califique positivamente los resultados económicos en este sexenio.
Pues ni modo. Si les enoja a unos y a otros, allá ellos.
Cuando los juicios se hacen sobre datos duros, el sustento es muy claro y tras 35 años de escribir todos los días, la piel está curtida y uno ya curado de todos los espantos.
Por esa razón aquí van algunos comentarios a los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) del INEGI.
1.- Hay un crecimiento del ingreso corriente de las familias a lo largo de esta administración, pero éste es moderado, no es nada espectacular, y resultó de 4.6 por ciento respecto al nivel que se registraba en el 2018. Desde luego, si se compara con las cifras del 2020, que ya estuvieron afectadas por la pandemia, el salto es mayor, de más de 14 por ciento si se consideran solo los ingresos por trabajo asalariado.
2.- Aunque hay muchos empresarios y propietarios a los que les está yendo bien, la ENIGH muestra que los ingresos derivados de la renta de la propiedad, que incluye no solo arrendamientos sino dividendos, intereses y demás, cayeron en 7.8 por ciento en términos reales entre 2018 y 2022. Ha sido un mal tiempo para los propietarios de empresas y otros activos.
3.- Estos cambios en el patrón de distribución de los ingresos se reflejaron en una ligera mejoría en la distribución del ingreso. El decil con los ingresos más elevados en el 2018 tenía un ingreso 18.3 veces superior al decil con los ingresos más bajos. Ese diferencial bajó a 15 veces en el 2022. La cifra sigue mostrando una enorme desigualdad en el país, pero ésta se ha reducido. El llamado coeficiente de Gini, que mide esa desigualdad, pasó de 0.426 a 0.402 entre 2018 y 2022. Una reducción refleja una distribución del ingreso más equitativa.
4.- Un tema relevante que también se pondrá sobre la mesa es el crecimiento de las transferencias que derivan de los programas sociales. Hay un aumento de 100 por ciento respecto a lo reportado en 2018 y de 59 por ciento respecto al nivel de 2016. Sin embargo, representan solo el 2.8 por ciento del ingreso total de las familias. Pero tienen un impacto favorable en la distribución del ingreso.
5.- Quizás para enojo –o si hubiera, cordura, para análisis de los partidarios de la 4T– en el último año del sexenio de Peña, las transferencias de recursos a través de programas sociales mejoraron la distribución del ingreso en 0.49 puntos. Con López Obrador, en el 2022, el efecto positivo de los programas sociales fue de 0.58 puntos. Es una mejoría respecto al pasado, pero nada espectacular. Los programas sociales siguen teniendo en lo esencial el mismo efecto.
6.- Las brechas persisten. México sigue siendo un país profundamente desigual. Lo es entre hombres y mujeres. El ingreso promedio del género masculino es 53 por ciento superior al que perciben las mujeres. El de Baja California Sur, que es el más alto del país, es superior en 129 por ciento al de Chiapas, que es el más bajo. En cuanto a gasto, el de la Ciudad de México, que es el mayor del país, es 95 por ciento superior al de Chiapas, que es el más bajo de todos.
Las conclusiones que, por ahora, puede uno obtener de las cifras de la ENIGH, es que hubo una leve mejoría de los ingresos reales de las familias. Nada espectacular, ni ningún cambio cualitativo.
Mejoró la distribución del ingreso sobre todo por las pérdidas del ingreso de la propiedad.
Los programas sociales fueron positivos en lo general, pero para los montos invertidos tuvieron un costo excesivamente grande.
En términos directos, estamos mejor con los programas sociales con los que contamos, que si nos quedáramos sin ellos.
Pero si los recursos estuvieran mejor asignados, estaríamos muchísimo mejor.
Las cifras no mienten, su efecto positivo es muy parecido al que ya había en el sexenio de Peña Nieto.
En resumen, hay resultados positivos de las políticas sociales sobre el ingreso y la desigualdad. Pero, nada espectacular. No hay un cambio cualitativo en México.
Se lo he contado desde hace mucho tiempo. Las cosas no van mal, pero tampoco mucho mejor.
¿Quién le podrá sacar más ventaja a esta condición? ¿La oposición o Morena?