CLAROSCUROS // José Luis Ortega Vidal
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La nominación adelantada de Xóchitl Gálvez como la candidata del Frente Amplio por México a la presidencia de la República, confirma el reto de la democracia mexicana en el momento histórico que vivimos: superar sus propios errores.
Se ha violado la ley y las autoridades encargadas de hacerla valer en el ámbito electoral -el INE y el Tribunal Federal Electoral- decidieron voltear para otro lado.
Los partidos políticos, la clase política, el sector empresarial, los intelectuales, las comunidades cultural y científica, los medios de comunicación, así como la sociedad civil debemos mirarnos al espejo y asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde respecto a este retroceso histórico.
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En octubre el INE arrancará formalmente el proceso electoral 2023-2024.
Las reglas del proceso y los plazos del calendario han sido violados, rebasados, y por tanto quien ocupe la silla con el águila y la serpiente lo hará desde una falla de origen: haber sido partícipe de un proceso sucio.
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MORENA y aliados no debieron realizar la competencia de sus corcholatas y la oposición evadió su obligación de denunciarlos ante el TRIFE.
El cálculo del PAN, el PRI y el PRD, fue tan simplista como cínico: más vale que digan aquí violaron la ley que aquí perdieron posicionamiento preelectoral.
AMLO dio un golpe bajo al enviar a sus corcholatas a recorrer el país y la oposición se subió al ring con el resultado oficializado ayer: es Xóchitl.
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¿Hubo democracia interna en el proceso donde resultó nominada Xóchitl Gálvez?
No, pero eso no le interesa a nadie; incluso ni a Beatriz Paredes Rangel.
El cierre del papel asumido por Paredes Rangel da una cátedra de habilidad política, pero con todo y su brillantez la suya es una figura alejada de la democracia.
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Corcholatas es un término despectivo, patético, políticamente triste.
Claudia Sheinbaum ha demostrado la vigencia de la definición -atribuida a Carlos Fuentes- de la política como el arte de tragar sapos sin hacer gestos.
Muy de izquierda, muy luchadora social, muy científica, muy inteligente, pero doña Claudia será candidata de MORENA y aliados tras haber violado la ley electoral, inscribirse en un proceso antidemocrático y asumir la sumisión ante su padrino López Obrador.
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¿Habrá un tercer candidato presidencial?
Muy probablemente, sí.
De ser Samuel García por el Movimiento Ciudadano, estaríamos ante un personaje que no ha violado la ley electoral, por lo menos…
Si ese tercer aspirante surge entre los corcholateros, sería un doble derrotado: no obtuvo el dedazo presidencial y perdió dignidad política al no respetar las reglas democráticas.
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La historia nos contará su versión sobre este tema.
Por lo pronto hay candidata opositora: es Xóchitl.
El próximo miércoles concluye el lamentable juego de las corcholatas, con un resultado ya sabido: es Claudia.
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Esta parte del proceso de sucesión terminará pronto.
Iniciarán así nueve meses de lucha entre dos, con un tercero ¿y un cuarto? cuyo papel difícilmente será distinto al de un patiño electoral.
