- Lo ocurrido en el Estadio Azul fue un desaire a Claudia Sheinbaum y a López Obrador, de parte de los cuadros con poder real en Morena, que hacen sentir su peso.
Pablo Hiriart // USO DE RAZÓN //eluniversal.com.mx
Demasiado evidentes las heridas en Morena como para no verlas. Sangran. Y no se advierte destreza para evitar que se transforme en hemorragia.
Hay nubes negras y están cargadas. La brisa ya no es brisa: “Es viento de agua”, como dice García Márquez en Isabel viendo llover en Macondo.
La gota que puede ser emblemática del diluvio fue la renuncia a Morena de la senadora Cecilia Sánchez y su incorporación al PRI.
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Tres hechos ocurridos en 24 horas dan la idea del descontrol que envuelve al partido gobernante:
1.- Se suspendió el evento de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum en el Estadio Azul, porque estaba vacío.
¿Morena falla en el acarreo?
Jamás. Es que Morena no es sólo una persona, o dos o tres, sino un conglomerado de ideologías distintas, oportunistas, trepadores e intereses de grupos con base popular.
Muchos de ellos aplauden cuando su jefe político dice que “fue el Estado” el que secuestró a los normalistas de Ayotzinapa, y vuelven a aplaudir cuando dice que fueron policías municipales.
Pero hay quienes están lastimados por ese giro de regreso a la verdad histórica.
Si no hay buen balance de poder en el interior de Morena, hay rebelión, o cuando menos “brazos caídos”. A ver quién les llena el estadio.
Lo ocurrido en el Azul fue un desaire a la candidata y al Presidente, de parte de los cuadros con poder real en ese partido.
Hacen sentir su peso a la hora del reparto de candidaturas.
Algunos piensan, y lo comentan, que con la candidatura de Omar García Harfuch están incubando un Bukele para el relevo presidencial dentro de seis años.
¿Y el presidente del partido?
Mario Delgado no puede llenar ni una mesa de Sanborns por convocatoria propia. Menos un estadio, aunque el cartel sea atractivo.
Delgado no tiene la menor idea de cómo funciona un partido político, aunque se promueva en televisión como el mago que ha hecho ganar estados a Morena.
Entonces, ¿la que se desinfla es Xóchitl?
Lo ocurrido en el Estadio Azul indica que no es en el Frente donde hay preocupación, sino en Morena.
2.- El descontrol se hizo notar con la invitación a la ministra Norma Piña a discutir con las comisiones senatoriales el tema de la extinción de los fideicomisos.
Fue César Cravioto el que formuló la invitación, a manera de reto, a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, para que acudiera a defender los fideicomisos.
Norma Piña aceptó la invitación a un diálogo republicano entre representantes de los dos poderes de la Unión.
Pero Cravioto no es un estratega, y quienes sí saben de lucha política, en Palacio Nacional, ordenaron desautorizar al senador, por más vocero del grupo parlamentario que sea.
Lo de que esos fideicomisos benefician “a los de arriba” es un cuento para infamar a la Corte. Es propaganda para ablandar el sitio donde darán la estocada. Mentira, pues.
La ministra Piña los iba a poner en evidencia.
De tal manera que los senadores de Morena quedaron en ridículo. Los hicieron dar marcha atrás desde otro poder: del Ejecutivo.
¿No hay coordinación en Morena, de los senadores con la dirigencia del partido?
Por lo visto, no. Caminan desorientados por caminos contrapuestos.
Entonces, dónde está la crisis. ¿En el Frente Amplio o en Morena?
3.- La candidatura de Samuel García a la Presidencia es una tabla de salvación que se le arroja a la campaña de Morena.
El gobernador de Nuevo León busca ser candidato, no ser presidente.
Si en realidad se lanzara en serio por la Presidencia, no habría pedido licencia por seis meses, sino de manera definitiva al cargo de gobernador.
Qué vergüenza para Movimiento Ciudadano terminar en un nuevo PARM; es decir, un partido satélite del gobierno, para ayudarle a sacar las castañas del fuego cuando éstas queman.
La mano del gato, se le llama a esa tarea.
A ver, si van 30 o 50 puntos arriba, ¿para qué recurren a Movimiento Ciudadano como tabla de salvación?
Hay crisis en Morena. Innegable. Los hechos, en 24 horas, la han exhibido.
Y falta que se consumen las exclusiones de candidatas y candidatos para que empiecen a caer las lluvias que hace tambalear el barco.