La Herencia maldita

Jorge Triana//eluniversal.com.mx

A medida que las campañas electorales avanzan, resulta fundamental dirigir nuestra mirada hacia el escenario postelectoral. Quien resulte electa presidenta, sea Claudia Sheinbaum Xóchitl Gálvez, deberá enfrentarse a la ‘herencia maldita’ de Andrés Manuel López Obrador. El estilo de gobernar del presidente, una mezcla de improvisación y ocurrencias con decisiones basadas en dogmas y añoranzas del pasado, dejará un panorama sombrío para el próximo gobierno.

Las esperanzas de crecimiento económico y prosperidad están mermadas, con previsiones de crecimiento reducidas al 2.5% para 2024 y 2.4% para 2025, lejos del 4% anual prometido. Aunque ha habido un aumento en la recaudación y en los ingresos del Gobierno Federal en 2023, estamos ante el peor ejercicio del gasto público de los últimos cuatro sexenios. Los beneficios fiscales otorgados a Pemex han lastimado el presupuesto de áreas críticas como salud seguridad. La próxima mandataria enfrentará el dilema de gestionar un déficit fiscal creciente.

El intento de rescate de Pemex y la búsqueda de la mal llamada ‘soberanía energética‘ se han traducido en una inyección de 90,000 millones de dólares en una empresa con problemas crónicos, sin lograr revitalizarla. Las refinerías operan a medio rendimiento, la producción de petróleo y gasolina disminuye, y una deuda de 106,000 millones de dólares pesa sobre nuestra economía.

Se eliminó el Seguro Popular y se sustituyó por el fracasado INSABI. Ahora tenemos algo llamado IMSSBienestar, que no funciona eficientemente. Hoy, más de 50 millones de mexicanos están sin cobertura médica. Vivimos un drama de desabasto de medicamentos, hay 6 millones de niños sin vacunación completa, 15 millones de recetas no surtidas y 800,000 muertes en exceso causadas por la pandemia. Hemos perdido cuatro años de esperanza de vida.

Qué decir de la inseguridad: vivimos el sexenio más violento de la historia, con más de 180,000 homicidios dolosos, casi 50,000 personas desaparecidas y delitos como la extorsión, que están totalmente desbordados.

A lo anterior habría que sumar la clara influencia del narcotráfico en la política, la crisis hídrica, la militarización de al menos 48 tareas civiles y el nulo combate a la corrupción y a la impunidad.

La ‘herencia maldita’, también implica el reto de atajar los efectos del plan de infraestructura pésimamente planeado de este sexenio, que se limitó a tres proyectos: el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas. Estas obras fueron ejecutadas el la opacidad, con sobreprecio y sin rentabilidad social.

Por si fuera poco, también se hereda el trazo de un camino hacia la regresión autoritaria y la destrucción institucional. Se ha intentado socavar la división de poderes, los contrapesos, los órganos constitucionales autónomos y, en general, la pluralidad democrática.

La próxima presidenta deberá sortear esa ‘herencia maldita’ y encabezar un gobierno que mire hacia el futuro con políticas que fomenten la libertad, la iniciativa empresarial y un crecimiento sostenible.

Los ciudadanos se enfrentan a una decisión crítica. Podemos seguir por un camino de promesas incumplidas, estancamiento económico y amenazas a la democracia, o elegir un nuevo rumbo que recupere el tiempo perdido, vele por el desarrollo del país y resguarde los derechos y libertades de cada mexicano.

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Palabra de Veracruzano 

Deja un comentario