Irineo Domínguez Méndez//opinión
La calidad moral del alcalde de Xalapa, ciudadano Ricardo Ahued Bardahuil, nuevamente ha sido reconocida por propios y extraños. El futuro secretario de gobierno, cargo identificado como la posición 2 o “el número 2 del Estado”, motivó numerosas manifestaciones positivas; sin faltar los señalamientos de quienes, inconformes con su designación, observan deficiencias en la actual administración municipal: el problema irresuelto del agua potable; personal de tránsito municipal insuficiente e incapacitado y, lo peor, “ser un chapulín político” por pasar de un cargo a otro, sin concluir para los que ha sido electo. A lo que se suma dejar el puesto a un perfecto desconocido.
Las cualidades de Ricardo Ahued han sido siempre bien calificadas por los partidos políticos y la ciudadanía que le conoce. Recordemos que, postulado por el PRI, ostentó los siguientes cargos: presidente municipal de Xalapa de 2005 a 2007, diputado federal de 2009 al 2012 y diputado local de 2013 a 2016; al ser postulado por el partido MORENA obtuvo el puesto de senador; cargo que tuvo hasta principios de 2021; solicitando licencia para competir por el puesto que actualmente tiene: Alcalde, nuevamente, de Xalapa.
Sin pretender hacer una apología de su persona ni manifestar estar de acuerdo con los inconformes por su desempeño como funcionario, indiscutible resulta manifestar que su nombramiento es un reconocimiento a la confianza que le inspira a la gobernadora electa; el que incluye haber sido pilar indiscutible para la obtención de triunfos electorales en el 2021; entre ellos, ganar la Capital y cuatro posiciones de diputados, 2 federales y 2 locales.
Asimismo, Ricardo Ahued necesitará integrar un equipo con experiencia para desempeñar los cargos de directores y subdirectores; aunque, quizá, le esté vedado nombrar al subsecretario de gobierno. Dicho equipo puede estar o no integrado por personas pertenecientes a las diferentes tribus que conforman el partido MORENA en el Estado. La autonomía para designar a su personal será una muestra más de confianza de parte de Rocío Nahle.
Ante la ausencia de Amloco, quien manifiesta una y otra vez que se retira del ámbito político, las tribus morenistas pueden “alocarse”. Desde el inicio, en el 2018, la postulación de Ricardo Ahued al senado causó inconformidad entre la militancia, pues, desplazó a otros suspirantes que creyeron tener “más derecho”. Lo mismo sucedió al ser postulado a alcalde de Xalapa; el grupo “huertista” impulsó – sin éxito – a Juan Vergel. El argumento principal en contra de Ahued fue su priísmo pasado. El repudio creció cuando Ricardo Ahued denunció las irregularidades encontradas en el gobierno de Hipólito Rodríguez; interpretándose como opositor al grupo que llevó a la presidencia a ese pésimo alcalde: el “huertismo”, encabezado por Manuel Huerta.
“El huertismo” será un crítico acérrimo de las fallas que pueda tener el designado. Es indudable que personas afines al huertismo sean excluidas de posiciones en la secretaría de gobierno. Más, desde el senado, Manuel intentará colocar en puestos clave a sus allegados; principalmente para obtener información de primera mano sobre el actuar de Ricardo y de la Gobernadora. La actitud de Manuel servirá de parámetro para evaluar el trabajo de ambos. La crítica puede ser un factor de unidad o de rompimiento.
Se ha escuchado que los problemas sin resolver dejados por Ahued Bardahuil son una carta de presentación negativa, principalmente la carencia de agua en la Capital. Se dice que: “quien no puede en lo poco, no puede en lo mucho” o, lo que es lo mismo: “quien no puede con lo fácil no podrá con lo difícil”. La carencia de agua potable puede ser un problema a resolver desde la secretaría; de lo contrario, la crítica será implacable.
Otro señalamiento, que no debe ser interpretado del todo mal, es dejar el cargo a su suplente; quien desempeña el cargo de Director Jurídico del Ayuntamiento; sin tener relevancia haber sido abogado general de la Universidad Veracruzana durante la rectoría de Sara Ladrón de Guevara, excandidata del PRD al senado. Es una incógnita la capacidad y experiencia en el quehacer político de este sujeto. También, causa incertidumbre la posibilidad de llevar consigo a la secretaría de gobierno personal calificado que hoy labora con el Alcalde en el ayuntamiento. Quizá sería mejor que la ciudadana síndica: Cecilia Leyla Coronel Brizio asumiera el cargo.
Otro sí digo. – Pregunta: ¿habrá cogobierno en Veracruz o serán relegados los dirigentes de partidos aliados?
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