De acuerdo a las pláticas que sostuvieron AMLO, Sheinbaum, Luisa María Alcalde y Andy López en los últimos tres meses, hay cinco piezas fundamentales del partido gobernante.
Alejandro Aguirre Guerrero
Hace unos días Adán Augusto López mandó un mensaje a Alejandro Moreno, “lo mejor es que se decanten por ser oposición a modo, cuando se les necesite para hacer quorum en el senado se les requerirá y ya”, dictaba el comentario.
Y es que morenistas y aliados (junto con la alianza manifiesta de Miguel Ángel Yunes Márquez), no necesitan del PRI y MC más que para la anécdota o el protocolo legislativo, “o quizá ni para eso”, dicen en los pasillos de la cámara alta, a veces a manera de mofa.
Todo esto surge a propósito del encargo que Sheinbaum y AMLO hicieron a Adán Augusto López en reunión privada, donde le pidieron que “pasara lo que pasara y ofreciera lo que ofreciera”, necesitaban el voto extra que les diera la mayoría suficiente para aprobar lo que llegara al senado.
Y el exsecretario de gobernación cumplió sin tomar parecer a Rocío Nahle, quien a todas luces se habría opuesto a cualquier acuerdo con Yunes Linares y Yunes Márquez; la resaca después de la campaña electoral en Veracruz rebasó (por mucho), los límites de los buenos modales.
De acuerdo a las pláticas que sostuvieron AMLO, Sheinbaum, Luisa María Alcalde y Andy López en los últimos tres meses, (varias de ellas en Palacio Nacional), las cinco piezas fundamentales del partido gobernante serán (al menos en los primeros tres años): Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Rosa Icela Rodríguez, César Yáñez y Marcelo Ebrard.
Para la segunda parte del sexenio habrán de unirse más figuras con miras hacia el 2030, donde recalarán (cuando menos) Andy López, Juan Ramón de la Fuente y hasta Omar García Harfuch, quien a decir de varios al interior del morenismo, podría crecer si logra mejorar la percepción de seguridad en el país.
Así pues, ante esta quinteta de mujeres y hombres de confianza ungida por Sheinbaum y AMLO (aprobada también por otras voces morenistas de peso), se erige lo que en Palacio Nacional llaman (y pretenden), “sea el nuevo gran partido de estado que mande durante décadas”, como el “derrumbado” PRI lo hizo en su tiempo.
Veremos qué ocurre, y si de verdad ocurre.
Fuente: politicaaldia.com