A menos que Luisa María Alcalde consiga un partido palero, los Yunes del Estero estarán fuera de la competencia municipal del 25
Cero y van tres.
El PAN los expulsó; Rocío Nahle, de MORENA, no irá con ellos ni a la esquina y menos se tomaría un café.
Y ahora, los del PT, quiénes se comentaba les servirían de guarida para las elecciones del 2025, también les dieron con la puerta en las narices a los Yunes del Estero, como lo aseguró hoy Vicente Aguilar, su dirigente estatal.
Así que los Yunes del Estero se quedan sin puertas que tocar… a menos, claro, que el Verde de los Herrera, quieran aprovechar el maltrecho capital político de los Yunes del Estero y quieran hacerle la barba y seguirle el juego a la líder nacional de MORENA, Luisa María Alcalde y al hijo de AMLO, y quieran sacar del hoyo al Senador Adán Augusto López Hernández que fue quien negoció con ellos.
O la otra opción es que Dante Delgado y Jorge Álvarez Máynez, por hacerle daño a MORENA, les vendan por 30 monedas un espacio en el MC para que los Yunes del Estero no se queden fuera de la jugada en el 25.
¡Total! Si ya le dieron entrada a Raúl Zarrabal Ferat, un priista más quemado que un cohete chino en enero, ¿Qué más da que le den su membrete para que un Yunes busque retener para la familia la alcaldía del Puerto de Veracruz?
Y ya en un remoto caso, quizá hasta en el PRI de Alito, del Fofo y de Lorena Piñón, le quieran dar una segunda oportunidad al Clan, para que con su nombre y logo busquen vencer a MORENA en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río… ya usted sabe, hay quienes tropiezan muchas veces con la misma piedra.
De ahí en fuera, los Yunes del Estero no tendrían de otra más que ir por la libre en el 25 y lanzar candidatos ciudadanos de su equipo, pero no se ve, por ahora, que el clan las tengan muy fáciles como para tener injerencia en la nominación de candidatos municipales por la vía de algún partido político.
Lo que es la vida, sobre todo en la política, Yunes Linares tuvo una inmejorable oportunidad en los dos años que gobernó Veracruz, de cimentar su fuerza y proyectar a futuro. Pero en lugar de hacer amigos y agrandar la membresía del PAN, se dedicó a pelearse y darle la espalda a los medios de comunicación, a la burocracia, los sindicatos, los productores del campo, y todo aquel que no fue sumiso. Se obsesionó con Duarte y la obsesión en la política cobra facturas muy caras.