La discusión entre Donald Trump y Gustavo Petro nos recuerda que, frente a Washington, la negociación debe ser estratégica.
Enrique Quintana
Coordenadas
Trump no se anda con medias tintas y prueba de ello fue lo sucedido el domingo pasado en Colombia.
No sé si haya tenido razón Petro al negarse a recibir a los deportados.
Pero el hecho es que Trump lo tomó como un desafío y mostró el poder que tiene.
Hay una enorme asimetría en las relaciones comerciales entre EU y Colombia.
El país andino vende alrededor de 30 por ciento del total de sus exportaciones a los norteamericanos.
Pero para EU, ese monto representa apenas 0.5 por ciento de las compras que realiza.
Las compras que realiza Colombia de EU equivalen a 1 por ciento de las exportaciones realizadas por nuestro vecino del norte, un pelito.
La ‘guerra de aranceles’ planteada por Petro hubiera sido una pelea entre un peso completo y un chamaco de secundaria.
La crisis del domingo dejó claro que las tensiones diplomáticas pueden escalar rápidamente con Trump cuando se trata de políticas migratorias.
Este episodio nos recuerda que, frente a Washington, la negociación debe ser estratégica, con un balance delicado entre la defensa de la soberanía nacional y la protección de los intereses económicos.
Es claro que Colombia no es México. Pero en un tour de force con Trump llevamos todas las de perder.
Ayer, el INEGI dio a conocer que de las exportaciones manufactureras totales que realiza México, 84 por ciento se va a Estados Unidos.
Para los norteamericanos, la cifra —para el sector manufacturero— es del orden de 20 por ciento o poco menos.
Como se dice coloquialmente, ‘no podemos ponernos con Sansón a las patadas’.
El camino es la negociación y más negociación.
Pero, claro, para negociar, hay que tener con quien hacerlo. Un déficit que hoy tenemos es la carencia de contactos con el equipo de Trump.
En la negociación del domingo, Mauricio Claver-Carone, expresidente del BID y ahora enviado del gobierno de Trump para América Latina, fue clave para suavizar las tensiones.
Y Claver-Carone, cuando fue presidente del BID, nunca fue santo de la devoción del gobierno de López Obrador. De hecho, hubo distancia con él desde que llegó al cargo.
Hay que buscar a personajes clave, al margen del pasado, para construir una vasta y densa red de contactos que puedan tener influencia en Washington.
Sería muy bueno para nosotros tener un mercado externo más diverso y no depender en una medida tan abrumadora de Estados Unidos.
Pero eso es una simple aspiración. En el corto plazo, nada sustantivo va a cambiar.
Estamos casados con EU y más vale que así sigamos. Ni pensemos en que un divorcio es posible.
Hay que encontrar por qué Trump dice que con México va muy bien, para hacer cosas que permitan que su percepción siga igual y no tomar los riesgos que tomó innecesariamente Colombia y que probablemente, de una u otra manera, vayan a tener costos de largo plazo para ese país.
¡Ahí vienen los chinos!
Vaya golpe tuvieron ayer el índice Nasdaq y, en general, los mercados accionarios en Estados Unidos.
La caída del Nasdaq, que se caracteriza por agrupar a las acciones tecnológicas, fue de poco más de -3 por ciento. El S&P 500 retrocedió en 1.5 por ciento.
Pero lo que resultó en un escándalo fue la caída de la acción de Nvidia.
Esa empresa productora de chips arrancó la jornada como la más valiosa del mundo, pero terminó abajo luego de perder casi 17 por ciento, lo que significa 589 mil millones de dólares, la mayor pérdida individual en una sesión del mercado en toda la historia financiera.
Lo más significativo de las caídas, además del porcentaje, fue el motivo.
La razón del desplome es el temor a DeepSeek, la aplicación china de inteligencia artificial generativa (LLM) que está desafiando a ChatGPT y a otras.
Resulta que ayer era la aplicación más popular en la tienda de Apple.
Pero además, los análisis hechos por expertos indican que compite al tú por tú con los desarrollos hechos en EU, con la ventaja de tener código abierto y ser gratuita.
Esto podría conducir a que surgieran en pocos días cientos de aplicaciones basadas en software chino.
En el fondo, el temor en los mercados accionarios es que las acciones de las empresas tecnológicas norteamericanas estén sobrevaloradas y se produzca un reventón en el mercado accionario.
Los cambios en el entorno son tan acelerados que nos están cambiando la perspectiva literalmente, cada día.
Más vale que nos acostumbremos y sepamos lidiar con ellos.
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