Sudamérica construye su propio paso interoceánico: el Corredor Bioceánico Vial avanza con fuerza

  • En Sudamérica, Brasil, Argentina, Paraguay y Chile coordinan esfuerzos para desarrollar el Corredor Bioceánico Vial, un megaproyecto de más de 2,290 kilómetros que unirá el océano Pacífico con el Atlántico. Las obras, iniciadas tras un acuerdo firmado en 2015, avanzan con el objetivo de estar listas en 2026.

Por Gabriela Rivera P.//elimparcial.com

Una alternativa al Canal de Panamá

El Corredor Bioceánico Vial busca conectar el puerto chileno de Coquimbo con Porto Alegre, en Brasil, mediante una red de carreteras y puentes que atraviesa ocho pasos fronterizos y recorre regiones estratégicas de los cuatro países involucrados. Esta obra, estimada en 10 mil millones de dólares, tiene como meta competir directamente con el Canal de Panamá al ofrecer una vía terrestre más eficiente para el tránsito de mercancías entre los océanos.

Actualmente, el Canal de Panamá puede mover hasta 36 barcos diarios, pero enfrenta largas esperas, que según datos oficiales pueden extenderse por tres o cuatro días. El nuevo corredor terrestre promete reducir los tiempos de traslado y los costos logísticos de forma significativa, lo que representa una ventaja estratégica para los países del Cono Sur.

Beneficios económicos para Paraguay y Chile

Paraguay, uno de los impulsores clave del proyecto, espera que el Corredor Bioceánico reduzca hasta 25 % los costos de logística para exportadores de productos agrícolas como la soja.

En el caso de Chile, los ministros de Economía, Relaciones Exteriores, Transporte y Hacienda han acordado un plan de acción para acelerar las etapas del proyecto. El ministro de Economía, Nicolás Grau, lo calificó como un “proyecto clave para la integración regional y el desarrollo económico”.

Una apuesta estratégica para los próximos 30 años

Los gobiernos involucrados aseguran que este megaproyecto no solo fortalecerá el comercio regional, sino que impulsará el desarrollo económico en las zonas que atraviesa, como Salta y Jujuy en Argentina, Mato Grosso do Sul en Brasil, el Gran Chaco en Paraguay y las regiones de Antofagasta y Tarapacá en Chile.

Además, permitirá conectar centros de producción alimentaria y minera con mercados internacionales, especialmente en Asia, abriendo nuevas oportunidades de exportación. Sin embargo, aún quedan retos, como la armonización de normativas aduaneras y la incorporación de tecnologías para facilitar el tránsito seguro y eficiente.

El impulso político es clave

Recientemente, los presidentes Gabriel Boric y Santiago Peña reafirmaron su compromiso con el proyecto durante su encuentro en Uruguay. La visión compartida es consolidar una Sudamérica interconectada, con infraestructura moderna que mejore la competitividad regional y disminuya la dependencia de rutas externas.

Funcionarios como el ministro de Desarrollo de Salta, Martín de Ríos, destacan la importancia de “homogeneizar procedimientos aduaneros, sanitarios y migratorios”, como parte de los pasos necesarios para garantizar el éxito del Corredor.

El Corredor Bioceánico Vial se perfila como una de las obras de infraestructura más ambiciosas del continente, y si los tiempos se cumplen, su impacto podría marcar una transformación profunda en la dinámica comercial de Sudamérica para las próximas décadas.

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