San Miguel Arcángel

Gustavo González Godina//SUMARIO

Contrariamente a lo que yo esperaba, resultó fácil (supongo) y rápido elegir a un nuevo Papa. Me falló. El que el cardenal estadounidense-peruano (tiene ambas nacionalidades) Francis Robert Prevost haya elegido como nombre para desempeñar el papado el de León XIV me parece una buena señal. Y no solo ésa, pero principalmente ésa, pues para mí significa que simpatiza y es admirador de León XIII, que fue un buen Papa.

Fracasaron las profecías, la de Nostradamus y la de San Malaquías, ni fue Francisco un Papa negro (por la sotana de los jesuitas), ni se eligió a un papa negro como su sucesor, de manera que ni fue Bergoglio el último Papa, ni lo es Prevost; por lo tanto, ni está próximo el fin del mundo ni tampoco el de la Iglesia Católica, de la que dijo Jesucristo al instituirla nombrando a Pedro su sucesor: “Y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Cuando parecía que todo estaba perdido, vuelve a haber una esperanza.

Le cuento. Ya no pensaba yo ir a ninguna misa de la iglesia progresista, después de que el pasado viernes, día de luto para el mundo católico por la muerte de Jesucristo, vi y escuché música de guitarras en el templo del Espíritu Santo. Pero este domingo 4 de mayo llegó a mi casa mi hija (que casi nunca va a misa) y nos invitó a mi esposa y a mí a ir al Espíritu Santo. Mi esposa contestó que no porque tenía que ir a la Central Camionera a recoger a otra de mis hijas que llegaba de Guadalajara. Mi hija (que casi nunca va a misa) se dio la media vuelta y desapareció, pero enseguida regresó y me dijo ¿y tú papá, no quieres ir a misa?

Al momento pensé en que si esa insistencia no sería una señal… y le dije que esperara a que me pusiera los zapatos. Así que nos fuimos a misa al Espíritu Santo: Ella, su marido, su hijo pequeño y yo. ¿Y qué cree…?, que en la homilía un sacerdote joven habló contra el aborto y contra la ideología de género, esa que promueve las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Me sorprendió.

Y este jueves me sorprendió mucho más que el nuevo Papa no fuera uno de los más mencionados. De seis de los que más se hablaba, cinco eran tremendamente progresistas, que seguirían la ideología de Francisco y que posiblemente contribuirían a acelerar la destrucción de la Iglesia. Pero para mi sorpresa se eligió a un cardenal de la orden de los agustinos (fue Superior General) que se ha dedicado a la evangelización y que estuvo muchos años como misionero en Perú. Salió al balcón central de la Basílica del San Pedro para dirigir su primer mensaje a la cristiandad, vestido ya con su atuendo de Papa sin falsa humildad. Muy emocionado, muy conmovido habló de unidad y terminó rezando con la multitud reunida en la Plaza de San Pedro un Ave María.

¿Por qué escogió el nombre de León XIV y por qué me parece ésta una buena señal? Bueno, porque León XIII fue un gran Pontífice conocido también como el Papa de los Obreros, especialmente por su Encíclica Rerum Novarum. Su pontificado, que duró casi veintiséis años (1878-1903), marcó una época de profundización de la doctrina católica, especialmente en temas sociales y filosóficos, según el portal Catholic.net.

Se llamaba Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci y fue el sexto hijo de una familia humilde, lo que le inculcó desde temprana edad una profunda sensibilidad hacia las necesidades de los más vulnerables. Fue elegido Papa el 20 de febrero de 1878, a los 68 años, sorprendiendo a muchos debido a su edad y su salud precaria, sin embargo, el pontificado León XIII duró hasta su muerte en 1903, y fue notable por su firmeza y su dedicación a la defensa de la Iglesia y los más débiles.
Una de las cosas que más me llaman la atención de León XIII fue que redactó la oración a San Miguel Arcángel en circunstancias muy extrañas, para su tiempo y para el nuestro más, pero que es muy efectiva para invocar la protección del Príncipe de la Milicia Celestial. Según la Prensa Gráfica, “En el libro ‘Habla un exorcista’, del exorcista italiano Gabrielle Amorth, el sacerdote Domenico Pechenino, quien era la mano derecha del Papa León XIII, relata los momentos que tuvo que presenciar cuando el Sumo Pontífice se vio inmerso en una visión”.
Pechenino cuenta que se encontraba en la misa que ofrecía el Papa, cuando vio que éste levantaba la cabeza y miraba detenidamente algo que estaba por encima del lugar donde se encontraban sentados los fieles. “Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla, demudado. Algo extraño, grande, le ocurría”. Tras unos minutos de consternación por parte del público, León XIII se levantó de su silla y salió del sitio en el que estaba impartiendo su sermón, con destino a su despacho, dejando a los asistentes preocupados por la situación. “Los familiares le siguieron con ansiedad y le preguntaron en voz baja: ‘Santo padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?’. A lo que él respondió: ‘Nada, nada’”.
Pasados 30 minutos de lo ocurrido, el Sumo Pontífice mandó a llamar al secretario de la Congregación de Ritos, a quien le dio un folio con varias frases escritas. De acuerdo con el libro, el padre le ordenó a su subordinado que replicara muchas veces el contenido de ese papel y lo enviara de inmediato a todos los obispos diocesanos del mundo. Era la oración a San Miguel Arcángel.
A pesar de que hay varias versiones de lo que vio León XIII durante esos minutos de ausencia, el libro ‘La conjuration anti chrétienne’ (La conjuración anticristiana, en español), escrita por monseñor Henri Delassus, tiene un punto de vista que, se dice, fue narrado por el mismo Papa. Se afirma que el Santo Padre pudo presenciar el intercambio de dos voces: la de Dios y la de Satanás. Este último, al parecer, estaba convencido de que podía destruir por completo a la iglesia y a los creyentes que habitaban en ella.
Luego de eso pudo visualizar lo que se describe como “una terrible visión del infierno” y luego a San Miguel Arcángel interviniendo por los fieles que oraban en su nombre. “León XIII experimentó verdaderamente la visión de los espíritus infernales que se concentraban sobre la Ciudad Eterna (Roma); de esa experiencia surgió la oración que quiso hacer rezar en toda la Iglesia.
La oración dice: “San Miguel Arcángel defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio, que Dios manifieste sobre él su poder es nuestra humilde súplica, y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición eterna de las almas”. Se rezó al final de cada misa desde 1886 hasta 1964, cuando el papa Pablo VI la suprimió de la nueva liturgia del Concilio Vaticano II. Claro, le molestaba a Satanás esa oración, había que dejar de rezarla… Yo lo sigo haciendo cada noche.

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Palabra de Veracruzano; Respetamos y defendemos el derecho a la libre expresión.

Deja un comentario