El besucón, ni la burla perdona

Salvador Muñoz//Los Políticos

¡Ay, Veracruz lindo y querido! Justo cuando pensábamos que la tragicomedia política había llegado a su clímax, reaparece en escena El Besucón, y no, no es un personaje de telenovela, aunque drama no le falta, sino nos referimos al muy real y muy ruidoso titular del IMSS-Bienestar en Veracruz: el doctor Roberto Ramos Alor. Médico cirujano, sí. Especialista, no. Pero eso no le impide recetar discursos como si fueran curas milagrosas.

(De acuerdo al Registro Nacional de Profesiones, no es ni neumólogo ni pediatra, la realidad ya alcanzó al dipachuco federal con licencia por el distrito de Coatzacoalcos)

Con bombo, platillo y un ego tamaño Torre Pediátrica, se anunció su arribo triunfal. Y mientras él colocaba letreros con su firma más rápido que llegan los medicamentos oncológicos a los hospitales, en la vida real –ésa que a él le cuesta mirar entre selfie y discurso– setenta niños con cáncer usaban abanicos para no desmayarse por el calor. Literal. Yunet Segovia, vocera de las mamás de niños con cáncer, lo denunció: 70 niños enfrentan las altas temperaturas a falta de aire acondicionado abanicándose.

No hay quimioterapias, no hay aire acondicionado, pero hay verbo, ¡mucho verbo! Y pancartas. Porque a don Roberto le encanta eso de sentirse importante, como si la salud pública fuera un escenario para su show de una sola estrella. ¿Quién necesita medicina cuando puedes tener un letrero bonito que diga “Almacén Estatal de Medicamentos IMSS-Bienestar”? Total, el nombre alivia, ¿no?

Desde el jueves pasado, madres de familia e integrantes de diversos colectivos, señalaron la falta medicamentos oncológicos en la Torre Pediátrica de Veracruz, ese mismo hospital que ha sufrido el desprecio y el abuso de poder por parte de varias administraciones estatales.

El problema no es que haga política. Todos la hacen. El problema es que lo hace mientras niños luchan por vivir y madres luchan por no mentarle la “ídem” ante la indiferencia. En tanto, él anda de gira, apapachando militantes, firmando paredes y dejando claro que para algunos, el poder no es para servir, sino para servirse.

Y uno se pregunta, ¿qué pasa por la cabeza de Alejandro Svarch Pérez, director general del IMSS-Bienestar, al dejar que Ramos Alor, el Dipachuco federal de San Lázaro con licencia, sea el rostro de un sistema que ya bastante desprestigiado está? ¿Qué ve en él? ¿Será su carisma? ¿Su experiencia en colocar placas? ¿O simplemente es que, en esta administración, ser fiel es más importante que ser competente?

La gran incógnita: ¿saldrá otra vez la Gobernadora Rocío Nahle a defender lo indefendible? Porque una cosa es lealtad política, y otra, permitir que el desprestigio le pinte la cara a toda su gestión.

Aunque es de reconocer su esfuerzo y todo el empuje que como mandataria en un estado tan grande como Veracruz realiza día con día en beneficio de la sociedad, no puede permitir errores garrafales por parte de personajes que se dicen ser leales a ella y son mas leales a sus propios intereses.

Se dice que en política “la forma es fondo”. Pero aquí ya ni forma queda. Solo fondo… y es oscuro. Muy oscuro. El Besucón no coordina, no soluciona, no cura. Solo posa, presume y perpetúa la desvergüenza. Y eso, en un sistema de salud, no es tragicómico. Es criminal.

Porque cuando los niños con cáncer tienen que pelear por su vida con abanicos y esperanza, él pelea por su foto en la pared, no estamos hablando de un error el colocarlo donde está. Estamos hablando de una burla. Y de ésas, Veracruz ya tuvo demasiadas.

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Palabra de Veracruzano; Respetamos y defendemos el derecho a la libre expresión.

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