Las fatigosas elecciones internas de Morena han llegado por fin a una conclusión y Mario Delgado será el nuevo presidente. El actual coordinador del grupo parlamentario en el Congreso, de 48 años, ha sido elegido con un 58,6% de los apoyos y será el encargado de pilotar la nave del partido en el poder rumbo a las elecciones intermedias de 2021, donde Morena se juega afianzar su poder territorial. El triunfo de Delgado supone también la victoria del sector más liberal y pragmático dentro del partido. Mientras que la derrota de Porfirio Muñoz Ledo (41,1%) relega al ala más ortodoxa, los guardianes de la esencia del proyecto político iniciado hace tan solo nueve años a imagen y semejanza de Andrés Manuel López Obrador.
La nueva dirección tendrá como primer reto curar las heridas abiertas por un largo y turbulento proceso de elección. Desde verano del año pasado, cuando arrancaron las asambleas preparatorias de las primarias, la guerra desatada entre las distintas facciones ha hecho imposible llegar a un acuerdo siquiera en el formato para elegir a su nuevo líder. Tras la entrada en escena del Tribunal Electoral para poner orden en el caos interno, ha sido necesaria incluso una suerte de segunda vuelta del polémico sistema de encuestas abiertas, que ha monitoreado y supervisado el Instituto Nacional Electoral (INE). La primera cita, hace tres semanas, acabó con un empate técnico que provocó una furibunda reacción de Muñoz Ledo, el favorito durante esa primera ronda, denunciando un robo y una “conspiración contra la democracia”.
En su primer mensaje público tras la victoria, Delgado lanzó el guante a su adversario, recordándole el periodo que ambos compartieron como diputados de Morena en el Congreso. “Porfirio, tu y yo hemos trabajado juntos y fuimos muy eficaces”, dijo en un vídeo en redes sociales grabado desde su casa, donde está recluido tras haber dado positivo por la covid-19 este semana.
A diferencia del veterano Muñoz Ledo (87 años), con más de cinco décadas en la carretera y experiencia en las cúpulas tanto del PRI y del PRD, Delgado ha desarrollado toda su carrera política a la sombra de López Obrador. Pasó por distintas carteras -Seguridad Pública, Finanzas, Desarrollo Social- durante el mandato del ahora presidente como jefe de Gobierno en Ciudad de México, para luego enrolarse en Morena desde su fundación en 2011.
Delgado relevará a Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente interino durante estos meses de incertidumbre y sobre el que ya nuevo líder del partido ha lanzado acusaciones de intervencionismo en favor de la campaña de Muñoz Ledo. A finales de septiembre, se filtró en la prensa y audio donde Cuéllar y Bertha Luján mostraban su lineamiento con el veterano candidato. Luján, exsecretaria del partido entre 2015 y 2019, es considerada una de los cuadros del partido de mayor confianza de López Obrador, que, al menos de manera formal, ha mantenido una prudencial distancia durante toda la crispada evolución de los acontecimientos.
Delgado tendrá ahora la tarea de reconciliar a un partido dividido y con una facción posicionada frontalmente en su contra y con poder en las estructuras internas. De hecho, la nueva secretaria general, Citlali Hernández, elegida en la primera ronda de votaciones, pertenece también al ala más dura.
Una de las escenas de mayor tensión se vivió a los pocos días de la primera resolución del INE. Muñoz Ledo convocó a sus seguidores en la sede del partido en la capital para autoproclamarse vencedor. Sin embargo, el acto simbólico no llegó a producirse porque un grupo de militantes feministas del partido bloqueó la entrada del local, acusando al veterano candidato de acoso sexual. Entre gritos e insultos, los morenistas de Muñoz Ledo les acusaron de ser morenistas de Delgado, al servicio de una acción espuria para bloquear la proclamación.
La larga campaña ha estado marcada por una crecida de ataques entre los dos bandos. Antes de la escalada final, Muñoz Ledo llegó a amenazar incluso con expulsar a Ebrard del partido, acusándole de una ambición desmedida por escalar hasta la silla presidencial. También deslizó acusaciones de corrupción sobre Delgado, insinuando conocer una supuesta causa de malversación de fondos sobre el líder de la bancada de su partido. Desde el otro bando, contraatacaron acusando al veterano exdiputado de inflar sus redes sociales con una campaña artificial a golpe de talonario.
Durante todo el turbulento proceso de elección interna en Morena, ha corrido en paralelo otra disputa dentro del partido. Con la lejana sucesión a la candidatura presidencial de 2024 en el horizonte, los bloques que se han disputado el liderazgo del partido también representan distintas opciones para la carrera por la silla presidencial. La candidatura de Muñoz Ledo estaba apuntalada por la actual jefa de Gobierno de la capital, Claudia Sheinbaum. Mientras que el ganador, Delgado, aglutinaba las aspiraciones del actual canciller, Marcelo Ebrard.