Y el régimen viejo resiste a uno nuevo en plena democracia ¡Faltaba más!

José Luis Ortega Vidal 

 (1) 

Resulta sumamente complejo descifrar el enigma político dentro del cual se desenvuelve actualmente nuestro país, sin estudiar algunos conceptos definitorios de su historia en el siglo XX y el contexto de la lucha por el poder durante las primeras décadas del siglo XXI. 

¿Qué es un Régimen político? 

Michael ZüRN define: “La palaba régimen (del francés régime) designa en general una forma de vida, una forma de orden o gobierno, es decir, un conjunto institucionalizado de principios, normas y reglas que regula la forma en que los actores se relacionan en un contexto dado de la acción”. (UNAM, 2017) (1) 

Si basamos nuestro análisis sobre las condiciones sociales, políticas, económicas, desde lo macro a lo micro y viceversa -sin soslayar el ámbito geopolítico por el que cruza México y desde el cual es atravesado por la inevitable globalización- ubicamos el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en un afán por cambiar un régimen visualizado por su grupo durante dos centurias y momentos de transformación mezclados irremediablemente. 

Los tres procesos previos nos remiten a la guerra de Independencia, la de Reforma y la Revolución de 1910 cuyas etapas posteriores a la lucha armadas conducen al cardenismo y al príato… 

¿Así nada más?  

¿Sin coyunturas intermedias?  

¿Sin sobrevivencia de elementos de un régimen durante la existencia y/o desaparición del siguiente y el siguiente y el siguiente? 

Carlos Marx demostró la presencia de la esclavitud durante el feudalismo y elementos de éste durante el capitalismo… 

El socialismo europeo y asiático devino comunismo parcial y luego sucumbió para convertirse en un capitalismo distinto al occidental, pero capitalismo al fin… 

¿Cómo, entonces, podemos entender la Reforma juarista sin la lucha encarnizada de los conservadores apoyados por Napoleón III y sus enviados Maximiliano y Carlota? ¿Los nobles franceses llegaron solos nomás porque quisieron y pudieron? ¿No murieron los mexicanos Miramón y Mejía junto al austriaco a quien invitaron, impulsaron y ayudaron? 

¿No evolucionó Porfirio Díaz de héroe militar nacionalista luchador contra la invasión francesa a un admirador irremediable de las formas, la política, el lenguaje, la moda, el pensamiento francés? 

De indígena pobre a guerrillero militar, de luchador democrático a dictador aburguesado.  

Durante el porfiriato se vivieron elementos estructurales del viejo régimen económico colonial, la guerra de Independencia no culminó en un siglo y la Reforma se enfrentaría a un retorno violento en tres sucesos clave: la Revolución de 1910, la Guerra Cristera y el asesinato de Álvaro Obregón… 

Dado este repaso lineal de la historia, concluimos: durante dos años no se puede realizar cambio de régimen alguno… 

Tampoco en seis años… 

Hay un detalle importante: antes de 1990 –con el nacimiento del Instituto Federal Electoral (hoy INE), en México no existía viso alguno de internos democráticos por parte del régimen priísta… 

Miguel Alemán Valdez llegó al poder sobre las cenizas del cardenismo (en tanto que grupo de poder, aunque los ideales del general michoacano viven, inspiran y movilizan a la sociedad mexicana). 

El trabajo político de base social con obreros empoderados por sus sindicatos y campesinos beneficiados por la reforma agraria, impulsado por Lázaro Cárdenas, paso un sistema de partido único, antidemocrático, corporativismo, surgimiento de una oligarquía con viejos y nuevos participantes pero basada en el saqueo del Estado, amén de corrupción como sinónimo de ejercicio político. 

Cito al doctor Francisco Valdés Ugalde: 

“Dos rasgos constitucionales enmarcan el arribo de México a la democracia: la creación de instituciones electorales creíbles y la preservación de reglas correspondientes al régimen autoritario heredadas de los años treinta del siglo XX. Ambos conjuntos de reglas chocan entre sí, lo que explica bajos niveles de gobernanza democrática y baja calidad de la legislación y las políticas públicas.  El debate político sobre esta contradicción parece haber tocado fondo y se han propuesto diversas alternativas para salir de esta situación. Sin embargo, no se han alcanzado los acuerdos políticos necesarios para avanzar en una dirección de­finida. El artículo describe estos procesos y expone las alternativas en disputa así como los resultados posibles en el futuro cercano.” (Régimen político y democracia: conflicto constitucional en el pluralismo incompleto. Pág. 1, UNAM) (2) 

Remito al artículo de Lorenzo Meyer publicado el domingo pasado en El Universal: 

“Al concluir su segundo año de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) anunció: “Ya están sentadas las bases de la transformación”, es decir, de un nuevo régimen. Y es que pese a lo complicado de la coyuntura -una caída sustantiva del PIB, la pandemia del SARS-CoV-2 y la persistencia de la violencia criminal- las encuestas revelan que el gobierno mantiene un respaldo mayoritario. Aun cuando AMLO tiene motivos para mostrarse confiado, desde una perspectiva realista, le conviene no dar por hecha la consolidación de la 4 Transformación (4T). La transformación avanza, pero aun no alcanza la densidad que impida el retorno del viejo régimen”. (3) 

(2) 

La 4T o la búsqueda de instaurar un nuevo Régimen en México tras dos siglos de vida independiente requiere –la línea y los contextos históricos así lo determinan- de continuidad y tiempo; de claridad y liderazgos firmes; de coyunturas dentro de las coyunturas: es decir contar con el respaldo de aquellos sectores a beneficiar opositores a los ajustes pensados para ayudarles… 

Enfrentar también, con respeto al régimen de derecho, a sector poblacionales amenazados en las ventajas ofertadas por un sistema económico corporativo, burocrático, ineficaz, injusto, rapaz, vertical, diseñado para premiar la meritocracia frente a la honestidad y el esfuerzo legítimo. 

Añadamos la necesidad –sin duda la más resistente- de vencer obstáculos gigantes y naturales opuestos al cambio de régimen porque éste históricamente los ha beneficiado; hablo de la Oligarquía vigente desde antes de Hidalgo, Morelos, Victoria et al… 

¿Y la clase media pujante, brillante, exitosa? ¿Y el sistema micro y mediano empresarial exitoso a partir del esfuerzo familiar, generacional? 

Su reconocimiento resulta esencial pero choca dialécticamente con algunos planteamientos de la 4T. 

(3) 

Para pronto las elecciones intermedias del 2021 jugarán un papel clave en la consecución o no de las bases para la 4T. 

La estructura del nuevo régimen buscado requiere de un relevo presidencial que surja dentro del equipo político identificado plenamente con AMLO al grado de dar seguimiento a sus logros y enmendar sus fallas. 

Aún no hay bases sólidas y el 2021 ó el 2024 pueden dar al traste con el profundo y doloroso experimento de PODER protagonizado por México hoy. 

Ocurra lo que ocurra, eso sí, habrá de pasar en un contexto democrático… 

¡Faltaba más! 

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