OnlyFans, ¿liberación femenina o explotación?: “Mi cuerpo es mío”, dicen ellas

Reporte indigo

Ivonne tiene 31 años, es madre y una reconocida jugadora de gotcha en México. Decidió incursionar en OnlyFans cuando se percató de que varios hombres le solicitaban fotografías íntimas y pensó que, como eran tantos sus deseos de verla desnuda, seguramente estarían dispuestos a pagar. Y así lo hicieron.

La joven lleva un mes en OnlyFans y ya ingresó a su cartera más de 60 mil pesos compartiendo contenidos sexuales a través de suscripciones, mensajes y listas de Amazon.

“Para mí todo es ganar-ganar. Yo cobro por suscriptor 15 dólares, pero además de eso, la plataforma me da opciones para percibir más dinero a través de mensajes que pueden ir acompañados por fotos o videos que van desde los 3 dólares”.

OnlyFans nació en 2016 en Reino Unido para creadores que deseaban ofrecer cualquier tipo de contenido, pero su fama creció en los últimos meses por la cantidad de usuarios que se suscriben en búsqueda de productos eróticos y pornográficos.

El sitio web cobra a los usuarios una suscripción mensual para acceder al contenido, que va desde los 5 hasta los 50 dólares según los creadores. Las ganancias también pueden llegar por peticiones específicas y propinas extras.

Los dueños del material se quedan con el 80 por ciento de los ingresos totales y la plataforma retiene una quinta parte de lo recaudado.

Según el director ejecutivo de OnlyFans, Tim Stokely, el sitio recibe alrededor de 200 mil nuevos usuarios y hasta 8 mil creadores todos los días.

Pero el negocio no es tan sencillo como parece, dice Ivonne. Hay que invertir tiempo y dinero en marketing, imagen personal, publicidad y otros recursos para crear los mejores productos.

La joven utiliza lo ganado en OnlyFans para mantener a su hijo y apoyar a su familia, quienes conocen perfectamente la forma en que el dinero llega a sus manos.

“Yo mantengo a mis papás y a mi hijo. Ser una persona que tiene solvencia económica es empoderarse ante el mundo”.

–¿Temes ser juzgada por lo que haces?

–Todas las personas te van a juzgar. Yo apoyo al feminismo, la equidad y las ideologías de género, siempre y cuando no se involucren con mis libertades individuales. Yo, al estar bien conmigo, estoy bien como mujer y como ser humano.

“Mi cuerpo es mío”… ¿o no?

Entre los creadores de contenido de OnlyFans, hay hombres y mujeres de distintas profesiones. Como Ivonne, son personas que se arriesgan a recibir las mejores críticas… pero también las peores, según su interlocutor.

Lo cierto es que el fenómeno OnlyFans ha causado polémica entre quienes defienden la libertad de hacer, deshacer y lucrar con sus cuerpos; ante quienes sentencian una nueva forma de “explotación” de la sexualidad de las mujeres.

Para las feministas abolicionistas se trata de una “falsa emancipación” con que las mujeres “se cosifican” a través de la venta de sus cuerpos.

Organizaciones como la Asamblea Abolicionista de Madrid encasillaron al fenómeno OnlyFans como una nueva forma de “explotación sexual”, cuya existencia se basa en “imágenes patriarcales que sexualizan los cuerpos de las mujeres”

“El éxito de la plataforma OnlyFans es la victoria de la propaganda misógina que se vuelve omnipresente y que busca tentar a las mujeres más jóvenes con la validación masculina y dinero fácil, las dos imposiciones que el patriarcado y el neoliberalismo, respectivamente, colocan como falsas aspiraciones para las mujeres”.

Karla Barrios, sexóloga especializada en Género, considera que aunque no se debe “satanizar” al trabajo sexual, el trasfondo es la desigualdad entre hombres y mujeres.

El trabajo sexual, por sí mismo, lleva implícitas grandes desigualdades e históricamente casi siempre se ha ejercido por mujeres, dice. Y la mayoría de los consumidores son hombres.

“Si pensamos que la pobreza es mayoritariamente vinculada a lo femenino, entonces entendemos por qué hay una explotación de esos cuerpos; y por qué en la sociedad se refuerzan las ideas de que el cuerpo de las mujeres es para el consumo de los hombres”.

Pero existe una perspectiva más coherente con un estandarte feminista muy socorrido en las manifestaciones de mujeres: “Mi cuerpo es mío”.

Para las pensadoras pro-derechos, OnlyFans se convirtió en una plataforma de empoderamiento económico y sexual para las mujeres. Más allá de lo ideológico, una “puede hacer con su cuerpo lo que quiera”, incluyendo utilizarlo para generar ingresos.

La doctora Livia Motterle, antropóloga del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM (CIEG) y activista pro-derechos de las trabajadoras sexuales, explica que en el mundo han existido plataformas para generar y vender contenidos sexuales desde hace alrededor de 20 años.

El fenómeno OnlyFans, dice, también forma parte del trabajo sexual y, siempre que no existan condiciones de trata de personas u otros delitos, las mujeres que decidan incursionar en él deben ser respetadas.

Esas personas tienen derecho a ejercer sus libertades como ellas lo deseen, sin tener que ocultarse ni ser estigmatizadas.

“El patriarcado y la sociedad burguesa católica rechazan a las trabajadoras sexuales porque hacen de su propio cuerpo una fuente de un ingreso económico y de libertad. Una mujer que tiene arreglada la parte económica, es una mujer libre”.

Los casos de mujeres que viven en situaciones de violencia y aún así se quedan en casa de sus parejas, explica, son casi siempre consecuencia de no tener una forma de subsistencia económica.

–¿Hablamos de trata o de explotación sexual?

–OnlyFans tiene filtros y solicita una confirmación de edad para asegurarse de que son personas adultas que ingresan por su propia cuenta. En ese caso, no existen condiciones de trata, sino de trabajo sexual.

La especialista explica que la explotación de OnlyFans no es sexual, sino laboral, debido a las cuotas que la plataforma cobra a las creadoras de contenido a cambio de publicitar su trabajo.

Sin embargo, eso no sólo ocurre en el trabajo sexual, sino que puede suceder en cualquier tipo de empleo.

“Lo ideal sería que las trabajadoras sexuales se quedaran con la totalidad de los ingresos para ellas. Ese 20 por ciento que cobra OnlyFans tendría que ser alrededor del 2 por ciento. Estos porcentajes son la explotación laboral que podrían vivir quienes se dedican a eso”.

Un empleo para sobrevivir en cuarentena

Y es que para muchas personas, hombres y mujeres, el internet ha sido la única forma de obtener ingresos ante la imposibilidad de salir de casa y la crisis de empleos en cuarentena.

Ese podría ser el motivo por el que 2020 se convirtió en el año de éxito de OnlyFans, con 500 mil usuarios al día que dejaron ganancias de 200 millones de dólares al mes para alrededor de 1 millón de creadores.

Ginna, de 23 años, ingresó a OnlyFans luego de que la emergencia sanitaria por COVID-19 le arrebatara su empleo y bajo la presión de ser una madre soltera sin más apoyo para su hijo que ella misma.

“Yo tenía un empleo estable, pero cuando empezó la pandemia en mi trabajo despidieron a todos. Comencé a investigar sobre la página y ahí fue cuando decidí hacer mi propio perfil en OnlyFans”.

En un año, la joven consiguió tener alrededor de 3 mil suscriptores; con cuyos pagos pudo solventar sus gastos de renta, comida, ropa y manutención de su bebé.

Ginna empezó vendiendo fotografías de semidesnudos pero al poco tiempo decidió comerciar con desnudos completos, para después también cumplir algunos fetiches de sus suscriptores y percibir todavía más dinero.

“Fotos de pies o hay quienes te piden un video estornudando tres veces; quienes solicitan un video sólo viendo a la cámara o sonriendo. Hay que invertir en la lencería, los juguetes, la publicidad y el arreglo personal”.

Ginna sabe que con este trabajo puede acceder a grandes cantidades de dinero y, sobre todo, una mejor calidad de vida. Por eso, ya no lo ve como una salida de emergencia a corto plazo.

“Me gusta lo que hago. Me encanta tomarme fotos y creo que si sigo perfeccionándolo puedo generar un poco más de dinero. Además, quiero invertirlo en algo a largo plazo”.

Trabajo sexual sin estigmas

En agosto del año pasado, la actriz Bella Thorne causó polémica por incursionar en Onlyfans y vender desnudos de 200 dólares, consiguiendo alrededor de 2 millones de dólares en una semana.

Aunque tiempo después la actriz aseguró que las fotografías en realidad eran falsas, defendió el derecho de los creadores a subir su contenido sin ser estigmatizados.

“Eliminar el estigma detrás del sexo, el trabajo sexual y la negatividad que rodea a la palabra sexo al darle una cara convencional, eso es lo que estaba tratando de hacer, ayudar a traer más caras al sitio para generar más ingresos para los creadores del contenido”.

Tanto Ivonne como Ginna han estado en las zonas más recónditas y oscuras de OnlyFans.

Las jóvenes narran que, debajo de la superficie, deben soportar comentarios sexistas, lascivos y grotescos por parte de los hombres que pagan por sus contenidos.

“Te dicen cosas sucias y para ellos sí eres un objeto”, asegura Ivonne.

Pero yo no me considero un objeto y en tanto yo esté segura de eso no me importa lo que ellos piensen. Yo estoy ahí porque me gusta ganar dinero con mis fotos y eso al final es lo único que me importa”.

Las jóvenes también corren el peligro de ser perseguidas en la vida real por parte de quienes creen que pagar por sus fotos y videos les da el derecho de acosarlas, platica Ginna.

“Una vez se me acercó el señor de la basura y comenzó a perseguirme en la calle, diciendo que había visto mis fotos. Pensó que tendría derecho de hacerme algo sólo porque me dedico a esto”.

Pero el asedio no sólo viene de los hombres, sino también de otras mujeres que no soportan la idea de que ellas decidieron materializar el estandarte de “mi cuerpo es mío”.

“Te estás cosificando”, escuchan esas mujeres por parte de otras mujeres. “Eso también te hace machista”.

“Cuando hablamos de trabajadoras sexuales, también hablamos de personas”, explica la doctora Livia Motterle.

Y la única forma de garantizar que se ejerzan sus derechos humanos es respetando el libre ejercicio de su voluntad y dejando atrás cualquier tipo de calificativos e insultos.

“Dejemos de utilizar la palabra hija o hijo de puta porque eso representa una grave falta a los derechos humanos, insultando al hijo de una mujer trabajadora”.

El estigma, dice, es uno de los errores más graves que la sociedad puede construir hacia las trabajadoras sexuales. No sólo provoca que se vulneren sus derechos, sino puede promover el silencio ante delitos cometidos hacia ellas, desde violencia verbal hasta un feminicidio.

“El primer paso par garantizar sus derechos como trabajadoras y como personas es reconocer el trabajo sexual como trabajo, defender ante todo sus derechos como seres humanos que pueden decidir sobre su vida”.

Otro de los prejuicios, dice la especialista, es el argumento de que ellas en realidad no desean dedicarse a eso y que preferirían acceder a otras oportunidades.

“Este es un prejuicio muy difundido. Pensar que las trabajadoras sexuales son prostituidas, es decir, que no pueden decidir por sí mismas sobre su vida e inscribirse voluntariamente a esa plataforma, es querer formar un sistema punitivista muy grande”.

Tanto Ivonne como Ginna confirman y asumen que se inscribieron a OnlyFans bajo su propia voluntad y capacidad de decisión, sin presiones, para mostrar su cuerpo a cambio de dinero.

A ambas les gustaría dedicarse a eso a largo plazo no sólo por los beneficios económicos, sino también porque disfrutan hacerlo.

Y porque son conscientes de que, cuando alguien les pregunte, esgrimirán orgullosas un fuerte y tajante: “mi cuerpo es mío”.

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