Los desperfectos acorralan a la planta nuclear de Laguna Verde

Apagones, retrasos en la recarga de uranio y errores humanos mantienen a la generadora en un paro técnico durante el arranque de 2021

La Central Nuclear de Laguna Verde (CNLV), la única en México, inició 2021 como acabó el año anterior, con problemas operativos que la han situado en un paro técnico de acuerdo a versiones de trabajadores y documentos consultados por EL PAÍS. La Unidad 2 está apagada pues su recarga de uranio acumula más de 21 días de retraso mientras que la Unidad 1 necesita reparaciones que corrijan algunos desperfectos. Estos fallos provocan que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), dueña de la central situada en el municipio de Alto Lucero (Veracruz), no cuente con los 810 megavatios que produce cada reactor, lo que representa el 4% de la capacidad eléctrica instalada de México y un 2% de la generación total del país. Un vocero de la CFE ha negado las fallas.

El incidente más reciente ocurrió el 20 de enero, cuando la Unidad 1 sufrió un apagado de emergencia (scram, en inglés) que puso a la estación nuevamente en riesgo naranja, un nivel previo al máximo, el rojo, lo que implica que no puede funcionar pues su seguridad no está garantizada. Este hecho fue reportado en tres informes que han sido consultados por EL PAÍS.

El detonante del problema fue la pérdida del transformador auxiliar T11 a causa de cables secundarios degradados y corroídos, según constató este diario en cuatro fotografías. Este inconveniente, provocado por la aceleración de una turbina que intervino en un encendido del transformador, implica que la central nuclear cuente únicamente con tres generadores diésel de emergencia para alimentar a la generadora en caso de perder fluido interno.

En la madrugada del día 21 de enero también se registró una fuga de combustible al probar el generador diésel de emergencia II, según el reporte de condición 106688 de la planta. ”Se realizan las acciones compensatorias y planes de contingencia” y ”se notifica a la organización con el fin de permanecer en esta condición el menor tiempo posible”, señala el documento. ”Se vio mucho movimiento inusual en la central, se respiraba tensión y de inmediato se supo que hubo esa emergencia en la Unidad 1″, relató un trabajador de la planta bajo condición de anonimato.

El generador diésel que falló recibió mantenimiento en el cuarto trimestre de 2020. La Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), el regulador mexicano del sector y adscrito a la Secretaría de Energía, halló al menos siete fallas según revela el informe de inspección OR-03/20-LV l, elaborado para verificar las actividades de seguridad durante la vigésima recarga de combustible nuclear de la Unidad 1 realizada entre agosto y septiembre del año pasado.

Luis Bravo, el coordinador de Comunicación de CFE, niega de forma “rotunda y categórica” que se hayan presentado fallas. “La Central Nuclear de Laguna Verde se encuentra en un proceso de recarga de combustible como parte del mantenimiento que se programa con mucho tiempo de antelación, de acuerdo a los estándares y protocolos de seguridad que establecen las normas nacionales e internacionales”, señala en un correo electrónico. EL PAÍS publicó en diciembre que la planta presentó una situación de riesgo durante 13 horas por la obra de un contratista realizada durante la operación de recambio de uranio.

Entre los desperfectos que afectan a la planta se identificaron también dos fugas de diésel. La CNSNS reportó que la verificación del generador concluyó con “resultados satisfactorios”. Durante el primer cuatrimestre de 2020, la Unidad 2 estuvo en riesgo amarillo por la indisponibilidad de ese generador. ”Como los contratos se dieron rápido, ingresaron los contratistas de forma apresurada, porque fueron asignados durante la recarga de combustible. Es posible que la conexión (del generador) estuviera floja”, señala a EL PAÍS un trabajador de la estación, quien integra un grupo de 150 empleados que está en desacuerdo con las decisiones tomadas por la gerencia, a cargo de Héctor López Villarreal.

Durante su funcionamiento normal y el proceso de recarga de combustible, la planta utiliza un monitoreo por colores que indica los grados de peligro de derretimiento del núcleo o componentes desconectados. Este sistema se adapta a los estándares utilizados por la Comisión Regulatoria Nuclear de Estados Unidos. En el segundo semestre de 2020, Laguna Verde ha registrado al menos una alarma naranja por fallas en varios sistemas. En septiembre, los operarios realizaron labores de cambio de mecanismos de las barras de control del reactor a pesar de estar prohibido por el procedimiento administrativo Evaluación y administración del riesgo antes de realizar trabajos de mantenimiento en U-1 y U-2 de la CNLV.

A oscuras

La central generadora permaneció en situación de emergencia el 20 de diciembre por más de dos horas debido a un apagón masivo en la Unidad 2. La notificación de evento reportable 2-13/20, consultada por EL PAÍS, indica que el corte de energía se debió a un error humano por trabajos equivocados en los paneles eléctricos. La pifia provocó la aceleración del autotransformador eléctrico AT3, una de las fuentes vitales de suministro eléctrico de la planta. Cerca de la medianoche, a las 23.51, se registró un incremento en la operación del transformador auxiliar T2T22, por lo que Laguna Verde declaró la emergencia por evento no usual. Los generadores entraron en funcionamiento como respaldo.

Los eventos no usuales son considerados impredecibles: sismos, bloqueos en carreteras aledañas a la planta e incendios. Por ello, el edificio mencionado sufrió un apagón mientras los trabajadores concluían maniobras para instalar el secador de vapor —un dispositivo que mejora la calidad del vapor al reducir humedad— en la vasija que envuelve al núcleo y suspendieron el drenado del pozo seco —la cavidad entre el reactor y la contención de concreto del mismo—. En consecuencia, la Unidad 2 se quedó sin el programa de control de acceso y sin el sistema de aire acondicionado y ventilación. Esto deshabilitó los puntos de control que permiten verificar que los trabajadores no estén contaminados con radiación.

La cadena de sucesos ocurrió mientras un transformador de reserva estaba fuera de línea por mantenimiento. La emergencia finalizó a las 02.10 del lunes 21. El transformador AT3 ha registrado problemas previamente. En el primer cuatrimestre de 2020, ambas unidades de la planta estuvieron en condición de riesgo amarillo por trabajos emergentes en ese sistema, según consta en un reporte de condición consultado por EL PAÍS.

Una situación similar se repitió en el segundo cuatrimestre de este año, como quedó plasmado en el RC 101104. Edwin Lyman, director de Seguridad de Energía Nuclear de la Unión de Científicos Preocupados, de Estados Unidos, dijo a EL PAÍS que “puede ser serio si el aprovisionamiento de emergencia no arranca o funciona mal antes que la electricidad externa reinicie. Si eso ocurre, entonces, la planta sufrirá la pérdida total de corriente alterna. Si la electricidad no se restablece en pocas horas, entonces el combustible radiactivo en el núcleo del reactor podría sobrecalentarse y eventualmente derretirse, como ocurrió en tres reactores de la planta Fukushima Daiichi en Japón luego de un gran terremoto y un tsunami”, ocurridos en 2011. El experto señaló que la planta es “más vulnerable a un accidente severo” cuando la electricidad externa no está disponible si otro tipo de accidente sucede, “como la ruptura de una tubería”.

Entre 2012 y 2020, la Laguna Verde registró 33 sucesos no usuales, según datos de la CFE, que estima que pierde aproximadamente un millón de dólares por día de paro. La nucleoeléctrica arrancó operaciones del reactor I en 1990 y del II, en 1995, con una vida útil estimada de 40 años cada uno y con una potencia de 2027 megavatios térmicos (Mwt).

En julio, la Secretaría de Energía renovó la licencia de operación de la CNLV por otros 30 años, después de que el regulador nuclear revisara sus condiciones de seguridad, en un proceso iniciado en 2015. En su reporte de 2018, la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO, por sus siglas en inglés), el club de dueños de plantas atómicas y al cual pertenece la CFE, asignó a la Unidad 2 una calificación de 87 puntos en su índice de desempeño, para situarla en el puesto 30 de 36 plantas evaluadas. La Unidad 1 obtuvo 74,8 –escalón 32–. La evaluación colocó a la central nuclear mexicana en el peor cuartil de desempeño junto a otras siete generadoras estadunidenses. ”El desempeño corporativo es marginal con una trayectoria estable. Las medidas corporativas han sido ineficaces para influir en el rendimiento de Laguna Verde. La central ha estado bajo observación desde junio de 2018″, señala un sumario de WANO de septiembre de 2019.

Desde 2014, Laguna Verde se ha desempeñado por debajo del promedio de las centrales supervisadas por WANO. En 2019 llegó a situarse más de 20 puntos por debajo de la media. “En algunos casos, una pérdida de energía externa es inevitable, como con desastres naturales que ocasionan una falla en la red eléctrica. Pero las fallas de equipos que podrían causar esa pérdida son prevenibles con inspecciones rigurosas y mantenimiento”, planteó Lyman. El experto alertó: si la falta de electricidad ocurre, la posibilidad de un apagón subsecuente puede reducirse con el fortalecimiento de la planta contra esos incidentes.

En octubre, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, aseguró en el Senado que la generadora opera sin problemas tras una inversión en mantenimiento de 4.000 millones de pesos. ”Está muy bien, tiene las normas y estándares de seguridad altísimos”, dijo la funcionaria. Los propios registros de la CFE cuentan otra historia.

Vista de la Planta Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, de Veracruz, México.

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