PARA TRES COSAS… Han pasado más de cuatro años desde aquel miércoles 23 de noviembre de 2016, cuando la Secretaría de Gobernación a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, emitió formalmente la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) para once municipios veracruzanos y así, intentar atajar el incremento de feminicidios en territorio veracruzano.
Por si no lo recuerda amable lector, en aquel entonces, el gobernador interino del estado de Veracruz era Flavino Ríos Alvarado y fue a él a quien la Secretaría de Gobernación le notificó que la Alerta de Género era para los municipios de Boca del Río, Coatzacoalcos, Córdoba, Las Choapas, Martínez de la Torre, Minatitlán, Orizaba, Poza Rica, Tuxpan, Veracruz y Xalapa.
Junto con la declaratoria de Alerta, el gobierno federal indicó al gobierno del estado de Veracruz una serie de medidas, como parte de la estrategia de prevención, vigilancia y seguridad pública que lograría la recuperación de espacios públicos, e incluía, además, reforzar los patrullajes preventivos.
Es más, para estos once municipios veracruzanos, la Secretaría de Gobernación instruyó al gobierno estatal veracruzano a efectuar operativos en lugares donde se tuviera conocimiento fundado de la comisión de conductas violentas o delitos en contra de las mujeres y aplicar así las sanciones correspondientes, al igual que implementar mecanismos de vigilancia y seguridad pública.
Hace poco más de cuatro años, se recuerda, la Segob se comprometió por su parte a realizar el monitoreo permanente de todas estas medidas, privilegiando que se informaría a la ciudadanía de las acciones realizadas y los resultados obtenidos.
Pues bien, a más de cuatro años de esa Declaratoria, puede concluirse que poco o nada han hecho esos once municipios para acatar la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, corresponsabilidad que involucra a esa entelequia llamada gobierno del estado de Veracruz, pues los feminicidios no se detuvieron en esos 48 meses.
Como ejemplo de lo anterior, baste mencionar que la entidad veracruzana se ha mantenido esos cuatro años entre el primero y segundo lugar nacional en feminicidios reconocidos y reportados por la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGEVER).
En el recién concluido 2021, de acuerdo a reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de la Segob, el estado de Veracruz registró 69 feminicidios en los meses de enero a diciembre, con lo que se ubicó como el segundo del país en este delito de alto impacto después del Estado de México que reportó 143.
Insistimos, a pesar de que ya han pasado cuatro años de la declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres para once municipios veracruzanos, en varios de ellos persiste este delito, lo que obliga a redefinir la determinación del gobierno federal, pues llama la atención el caso de la zona conurbada que conforman los municipios de Xalapa- Emiliano Zapata, sea la zona con el mayor número de feminicidios de toda la entidad veracruzana con cuatro casos cada uno en el año 2021.
No solo llama la atención, sino debe ser motivo de vergüenza que esa conurbación sea la del mayor número de feminicidios, porque Xalapa es la capital del estado donde tienen su sede los tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, la Secretaría de Seguridad Pública, la Fiscalía General del Estado, el DIF, el Instituto Veracruzano de las Mujeres y otras tantas dependencias gubernamentales que por lo visto, no se han puesto de acuerdo para atender en conjunto la creciente problemática de la violencia de género contra las mujeres.
Por ello y dado que las cifras no mienten, es justo y necesario que se redefina la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, pues el estado de Veracruz no ha dejado los primeros lugares a nivel nacional en este delito.
Es necesario que el gobierno federal que emitió la alerta de género hace cuatro años, convoque al gobierno del estado de Veracruz y a los alcaldes de esos 11 municipios señalados, no para lamentarse y tomarse la foto, sino para conocer lo que ha fallado, lo que se debe hacer para corregir el rumbo y sobre todo, para que se pongan a trabajar en este penoso asunto que denota insensibilidad y sobre todo, indolencia.