La chogosta (del náhuatl, xogoc ‘agrio’ y tlalli ‘tierra’), otros nombres
xogokta
xocoztla, es un dulce típico de Jáltipan, al sur del estado de Veracruz, México, a base de un tipo de barro o tierra comestible que se encuentra de forma natural en esta área.
“Jáltipan” significa lugar de arena, la chogosta es una comida prehispánica surgida en este municipio, es un alimento ancestral elaborado a base de tierra y cocinado con hierbas en un horno tradicional durante una semana y la permanencia de esta comida hoy en día se ha dado gracias al trabajo de don Pedro Martínez”.
Antiguamente, este dulce tenía una función principalmente medicinal y religiosa.
Hoy en día, su consumo es cada vez más escaso y solo algunas personas mayores en Jáltipan conocen la receta para producir chogostas.
No obstante, está fuertemente ligado a la cultura de este pueblo, tanto que a los jaltipanecos se les conoce localmente como chogosteros, pues es uno de los pocos pueblos del mundo donde se come una tierra especial que se ahuma con leña de encino que es aromático.
Es muy larga la historia de la chogosta en el pueblo, pues hace 50 años varias ancianas y ancianos hacían y vendían chogosta.
Son minerales muy recomendado para mujeres embarazadas, gente ya grande.
Ahora solo en el Centro de Documentación se hace la chogosta en Jáltipan, es un tanto complicado obtener la tierra y el proceso de hechura tiene su chiste.
La tierra que hasta hoy día hemos utilizado nos las dio Pedro Martínez, el Pelón Sayula (QEPD), el último hacedor de chogosta de la vieja guardia jaltipaneca. Ahora tenemos chogosta disponible para quien lo desee.
Encontré un articulo sobre esta costumbre de comer tierra en México, aquí va:
COMER TIERRA: HÁBITO Y TRADICIÓN
La geofagia, según su origen etimológico, se puede traducir como el hábito de comer tierra. No es algo nuevo ni actual, pues existen registros que datan desde la época prehispánica en los que se menciona la usanza de éste hábito.
Bernardino de Sahagún escribió en el Códice Florentino que en algunas ceremonias donde había imágenes o ídolos, tanto hombres y mujeres, adultos y niños,
“tocaban la tierra con el dedo y luego lo llevaban a la boca o a la lengua en tono de reverencia; a esto llamaban comer tierra”.
Es muy posible que durante el Virreinato se dieran algunas ordenanzas para terminar con esta costumbre, puesto que con la imposición de la nueva religión, los creyentes hacían el mismo ritual a manera de juramento.
Pese a las prohibiciones y el transcurso de los siglos, el hábito de comer tierra aún se considera un ritual, así podemos constatarlo en el Santuario de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, en Jalisco, lugar donde moldean la tierra del pocito para hacer unos panes de forma rectangular, unos con la imagen de la virgen y otros con la del templo, grabados en relieve.
Otro sitio en el que se come tierra es el Santuario del Señor del Santo Entierro en Carácuaro, Michoacán; allá venden una tierra caliza de color rosa a la que, igual que la tierra de San Juan de los Lagos, le atribuyen poderes curativos e incluso para mitigar sus penas (pregunten a los visitantes cuántos se llevan…)
Un ejemplo de geofagia es la pica, un trastorno que según la Medicina es la necesidad de las mujeres embarazadas por ingerir alimentos que no son saludables –jabón, tierra, hielo, papel, arcilla, entre otros-.
Ese “antojo” de comer tierra durante el embarazo con frecuencia lo satisfacen mordiendo trocitos de barro; pero la tradición dice que si comen tierra común, posiblemente el hijo que esperan será “un niño come tierra”.
“Yo fuí en carro hasta la Presa de Temascal, porque trabajé más de 30 años en la Comisión de Electricidad. Ya después caminé hacia Huautla pero de allá, de la Zona Chinanteca, encontré una cosa muy interesante. Es algo que llaman tierra de “Chagosta”, y el que la come vive mucho tiempo; dicen ellos…no es roca, es una tierra dura que ellos molinan (muelen), la quemaban un poquito y luego la venden en el mercado a 50¢.
Yo comí de esa tierra ¿que no se nota?.
Hoy tengo 94 años de edad”
Walter Reuter Fotógrafo Alemán.
Actualmente, los investigadores han descubierto que tiene propiedades curativas para combatir parasitosis o infecciones estomacales.
Según investigadores, este dulce contiene todos los minerales que hay en el subsuelo: nitrato, fosfatos, potasio, fósforo, magnesio, aluminio. Además, también es usado para blanquear los dientes y como medicamento para las infecciones estomacales.
La elaboración es toda una odisea. El primer paso es ir a buscar la tierra especial, que se distingue por ser un poco dura, de color blanco y tonos rosas. Una vez que es extraída, se tritura y vacía en un recipiente con agua, para después hacerla bolitas y meterla al horno por cinco días, ahumando con hierbas llamadas gogopetas.
Algunas personas señalan que «sabe a tierra», cuentan que su sabor es agridulce y que tiene la consistencia de un mazapán. Su olor es ahumado. Su venta está en presentación de bolitas de tierra alrededor de 20 gramos de peso, con su respectiva etiqueta, y es un producto 100 % jaltipaneco.
Un dulce en peligro de desaparecer
La tradición de hacer chogosta es muy importante para este municipio mexicano, sin embargo, está en peligro de desaparecer ante el desinterés de las nuevas generaciones por aprender a elaborarla. Actualmente solo Don Pedro, residente de Jáltipan, conserva la receta original, que aprendió a preparar gracias a su abuela y teme irse de este mundo sin dejar un sucesor, pues los jóvenes no tienen interés en probarla o prepararla.
“La preocupación es que nos muramos y no haya nadie que pueda realizarla, de hecho, son mis últimas veces que preparo la chogosta”, lamentó Pedro Martínez.
Fuente consultada:
-“Presencia de la comida prehispánica”; Texto y recolección de Teresa Castelló Yturbide, Fomento Cultural Banamex; México, 1986.