José Luis Ortega Vidal
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A tres semanas de concluir el proceso interno de MORENA para elegir coordinador nacional en defensa de la 4T -o como se llame- Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard se mantienen como punteros.
El seis de septiembre conoceremos a la persona electa para la virtual candidatura presidencial del partido guinda.
Claudia no ha crecido, se ubica en su tope de acuerdo con resultados de múltiples encuestas realizadas en el seguimiento de las llamadas corcholatas.
Por su parte, Marcelo Ebrard avanza, crece, aunque poco.
La ventaja del excanciller parece ubicarse en la existencia de un techo; es decir: mientras Claudia ya no daría para más, Marcelo tiene espacios donde buscar más simpatizantes…y votantes.
Una encuesta de El Financiero, publicada esta semana, muestra una cercanía riesgosa de Xóchitl Gálvez frente a Claudia Sheinbaum, de ocurrir un hipotético duelo electoral entre ambas damas.
Si las elecciones ocurrieran este verano, la morenista tendría 42 puntos porcentuales de sufragios frente a 34 puntos de la abanderada del Frente Amplio por México.
Un duelo entre Gálvez y Ebrard le otorga una ventaja de diez puntos -dos más que Claudia- al excanciller: 44 contra 34.
Faltan diez meses para los comicios, Xóchitl ha crecido en un corto plazo, MORENA no tiene la certeza de su unidad y la historia nos enseña que en la lucha por el poder Caín no perdona mientras que Abel nació para ejercer el papel de víctima…
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La tarde del pasado miércoles, en Acayucan se realizó un evento ciudadano para dar a conocer los proyectos de trabajo de Marcelo Ebrard.
Llamó la atención la presencia de mujeres y hombres de la sociedad civil local.
Hubo pocos políticos, entre ellos el ex alcalde de Cosoleacaque, Darío Aburto.
El discurso y estrategia de Marcelo Ebrard apuestan al tejido político/electoral desde la sociedad hacia los partidos y no al revés, como ha ocurrido durante décadas.
Marcos Martínez Amador, diputado local por Acayucan y abierto ebradorista, impulsa encuentros ciudadanos y caravanas desde Acayucan hacia Los Tuxtlas, desde la llave del sureste en dirección a Coatzacoalcos y desde suelo acayuqueño con destino a la zona de Jesús Carranza.
Más de veintisiete municipios donde se ventila la propaganda de Marcelo Ebrard con estrategia a ras de tierra y -aún- sin la presencia del aspirante a la candidatura presidencial.
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En lo particular, las lecturas diarias sobre los procesos pre-preelectorales me convencen de una boleta con los nombres de Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum en la disputa por la silla de Andrés Manuel López Obrador.
En ambos casos observo procesos amañados, antidemocráticos, en manos de partidos políticos manipulados por grupos poderosos y antagónicos cuyo factor común es la defensa de intereses particulares por encima de los afanes colectivos.
Unos se dicen de izquierda y otros se reconocen de derecha, los dos dicen amar al pueblo y mutuamente se acusan de dañar al sabio, inocente y simpático conglomerado ciudadano.
Pero en concreto, tanto los impulsores de Claudia como de Xóchitl han montado un espectáculo donde la quinceañera, la joven democracia, no está invitada a su fiesta.
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La lucha de tirios y troyanos pasa por la obtención del control en el Congreso de la Unión.
Gane quien gane la presidencia, si no cuenta con mayoría absoluta en el Senado y la Cámara Baja, no tendrá la plenitud del poder y el plan de un cambio de régimen y sistema político propuesto por la 4T se quedaría cojo o moriría en el intento.
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Falta poco tiempo para conocer el papel histórico asumido por Marcelo Ebrard.
¿Una vez ejecutado el dedazo a favor de Claudia Sheinbaum, el señor Ebrard levantará la mano de la candidata impuesta o se marchará con su patrimonio político y su apuesta a la sociedad civil para convertirse en el candidato tres, el de la discordia, el que invite -gane o pierda- a la joven democracia a su fiesta de quinceaños el 2 de junio del 2024?