El humanismo digital plantea que las TIC deben estar al servicio de la condición humana, respetando sus derechos, valores y necesidades, no al revés. Busca que las personas sean el centro y el fin de los cambios tecnológicos y no meros medios, instrumentos o consumidores.
Por Jorge Bravo // proceso.com.mx
Ciudad de México. – En nuestra era de la tecnología digital, donde la información fluye a velocidades vertiginosas y la conectividad se ha convertido en una parte esencial de nuestras vidas para realizar cualquier actividad con sus retos, oportunidades y riesgos, surge la pregunta de si existe el humanismo digital.
El humanismo fue una corriente filosófica surgida en el siglo XIV en Italia y se desarrolló en Europa durante el Renacimiento. Algunos de sus principales exponentes fueron Petrarca, Dante Alighieri, Boccaccio, Erasmo de Rotterdam, Leonardo da Vinci y Montaigne.
Esta forma de pensamiento pone en el centro de su movimiento los valores, derechos y la dignidad del ser humano. El humanismo clásico defendió la razón, la libertad y la capacidad de decisión del ser humano, así como su potencial para mejorar y alcanzar su bienestar, desarrollo y felicidad.
Busca promover la educación, el pensamiento crítico, la democratización del conocimiento y el desarrollo integral de las personas. En el contexto de la revolución digital, el humanismo digital es la extensión de estos valores que colocan en lo más elevado la dignidad y las libertades humanas en el mundo virtual.
El humanismo digital propone adaptar los principios humanistas a la era de la revolución y la sociedad digitales, en la cual las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) juegan un papel cada vez más relevante e influyente en todos los ámbitos de nuestra vida.
El humanismo digital plantea que las TIC deben estar al servicio de la condición humana, respetando sus derechos, valores y necesidades, no al revés. Busca que las personas sean el centro y el fin de los cambios tecnológicos y no meros medios, instrumentos o consumidores.
El humanismo digital implica que, a medida que avanzamos en la tecnología, no debemos perder de vista nuestra humanidad ni reemplazarla por los negocios.
El humanismo digital –y sus correspondientes humanistas– aboga por garantizar que todas las personas (incluidas las que tengan algún tipo de discapacidad o aquellas que viven en zonas rurales) tengan acceso a la tecnología y las oportunidades que ofrece.
Un humanista digital está comprometido con reducir la brecha digital y asegurarse de que nadie quede excluido de los beneficios y el bienestar de las tecnologías, los servicios de telecomunicaciones, las plataformas de Internet y las tecnologías emergentes que surjan y evolucionen.
El humanismo digital promueve el desarrollo y el uso ético de la tecnología. Esto significa que las empresas, los innovadores y los desarrolladores deben considerar no sólo el beneficio económico, también cómo sus productos, servicios y soluciones afectan a las personas y a la sociedad en general.
En un mundo digital como el que vivimos, la privacidad es un bien preciado. El humanismo digital defiende la protección de la privacidad de las personas y la regulación de la recopilación, uso y compartición de datos personales.
Promover la alfabetización digital, el uso adecuado de las tecnologías y el pensamiento crítico en un mundo cada vez más digitalizado es esencial para desarrollar el potencial de los individuos. El humanismo digital procura una educación que empodere a las personas para comprender y utilizar la tecnología de manera responsable y significativa para ellas.
A través de la tecnología, podemos conectarnos con personas de todo el mundo, pero es importante preservar la empatía y la comunicación en línea. El humanismo digital fomenta relaciones virtuales basadas en el respeto y la comprensión mutua y rechaza cualquier forma de acoso y violencia digital.
Ahora nos damos cuenta que los beneficios de adoptar el humanismo digital son numerosos. Al integrar valores humanos en la revolución digital (como en su momento la Revolución Francesa propuso libertad, igualdad, fraternidad), el desarrollo tecnológico y las políticas públicas digitales podemos crear un mundo en línea más inclusivo y ético.
Además, un humanismo digital puede conducir a una mayor confianza en la tecnología y en las corporaciones e instituciones que la respaldan.
Cuando las personas sienten que sus derechos, datos, propiedades virtuales y dignidad son respetados en línea, están más dispuestas a adoptar las tecnologías y participar activamente en la sociedad digital.
El humanismo digital puede ser la respuesta a la pregunta de si podemos mantener nuestros valores humanos intactos en la era digital. La tecnología puede utilizarse para transgredir los derechos humanos como la privacidad, la libertad de expresión, el derecho a la información y la no discriminación. Un humanismo digital puede ayudar a prevenir estos abusos contra nuestros derechos fundamentales y fomentar la justicia social.
Desde luego, implica una serie de desafíos y oportunidades para las personas, las empresas, las organizaciones y las políticas públicas. Requiere una formación continua y crítica que permita a los individuos desarrollar las competencias digitales y tecnológicas necesarias para participar activa y responsablemente en la sociedad digital, así como aprovechar sus beneficios y evitar sus riesgos.
Por otro lado, requiere una transformación ética y cultural que promueva una visión integradora e inclusiva de la diversidad humana, así como una actitud solidaria y colaborativa frente a los problemas globales. Supone una innovación social y política que fomente una gobernanza democrática y participativa de las TIC y avances como la Inteligencia Artificial, garantizando su acceso universal, su calidad, su seguridad y su respeto a los derechos humanos.
Al promover la inclusión, la ética, la privacidad, la educación, la justicia y la empatía en línea podemos construir un presente y un futuro digital que beneficie a todos y refleje lo mejor de la humanidad.
La revolución tecnológica y el humanismo digital no son incompatibles; juntos tienen el potencial de llevarnos a un mundo más conectado fundamentado en el respeto de la dignidad y los derechos fundamentales.
El humanismo digital es una propuesta para afrontar los retos y las oportunidades de la sociedad digital. Es una forma de pensar, concebir y actuar que busca poner la tecnología al servicio del bien común y el desarrollo humano sostenible. Es una invitación a recuperar los valores humanistas clásicos y a adaptarlos a los nuevos tiempos con visión de futuro. Es una pregunta abierta que nos interpela a todos como sociedad, academia, sector privado y público: ¿queremos que exista el humanismo digital?
—–
Twitter: @beltmondi