José de Jesús Algarín Durán //sucesosdeveracruz.com
+ Detenido, torturado, encarcelado en Lecumberri casi tres años, Manuel Irem Téllez narra el terror vivido desde el comité de huelga de la UNAM a manos del Ejército y de la Dirección Federal de Seguridad
Fotos y video: Rodrigo Carmona Cuadra/Nicamex
Córdoba, Ver.- A 57 años, la masacre de Tlatelolco no se olvida. Detenido, torturado, preso en Lecumberri casi 3 años y perseguido por la temible Dirección Federal de Seguridad y el Ejército, un fortinense narra el infierno que vivió como integrante del comité de huelga del movimiento estudiantil de 1968 que dejó un saldo de más de 350 personas fallecidas y muchas desaparecidas.
Manuel Irem Téllez, de 77 años de edad, licenciado en ciencias políticas por la UNAM, periodista y miembro del Club de Periodistas narra para Sucesos de Veracruz las semanas de persecución que vivió, los meses de privación ilegal de su libertad en el temible Campo Militar número 1 y la tortura a manos de elementos del Ejército Mexicano y la siniestra DFS creada por Fernando Gutiérrez Barrios, ex gobernador de Veracruz.
Irem Téllez se define como un luchador por la democracia y no un fanático del comunismo o socialismo. Precisa que no fue el Partido Comunista el que guio, nutrió y encabezó el movimiento estudiantil de 1968 sino la lucha y defensa por la democracia fundada en la Constitución de 1917.
Así lo reseña con su experiencia de vida:
“Antes del 2 de octubre de 1968 en que ocurrió la masacre de Tlatelolco, nuestros salones de la Universidad Nacional Autónoma de México estaban llenos de líderes obreros, de líderes campesinos perseguidos por el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz.
“Se refugiaban en la escuela y nosotros veíamos como darles de comer. Esto fue el preámbulo a lo que ya se venía. El cerco comenzó a cerrarse cuando nosotros realizábamos manifestaciones y había muchos agentes de inteligencia infiltrados en el movimiento estudiantil que inclusive se encontraban armados”.
“Se inicia un mitin y uno de los policías uniformados dispara arriba del edificio y también lo hacen los agentes infiltrados. Entonces desde arriba empiezan a disparar a matar. Había de todo en el grupo que se manifestaba, niños, señoras, jóvenes y estudiantes”.
“Empezaron a caer personas muertas o heridas por los disparos. Corrí y corrí con otros estudiantes, la balacera seguía, nos perseguían. El instinto de sobrevivencia nos hizo correr y correr hasta Nonoalco. Nos subimos a un autobús el cual quedó hecho pedazos por las balas”.
“Me fui a buscar a uno de mis hermanos le pedí me escondiera, pero me dijo que no porque me estaban buscando. Me llevó entonces a un rancho por Valle del Carbón o Pueblo del Carbón”.
“Yo, ya había sido detenido antes del 2 de octubre en Tamazula, Jalisco por militares y me llevaron al Campo Militar 1 y después me soltaron. Después caí en manos de la Dirección Federal de Seguridad después del 2 de octubre”.
“A mí ya me seguían desde cierto tiempo porque el movimiento estudiantil lo queríamos hacer nacional pero ocurrió la masacre del 2 de octubre y no se pudo”.
“Cuando fui detenido por segunda ocasión después del 2 de octubre nos llevaron otra vez al campo militar número 1. Nos amarraron y nos vendaron los ojos y nos transportaron en grupos a una casa que nunca supe dónde estaba porque siempre permanecimos con los ojos vendados”.
“En un cuarto al lado se escuchaban gritos de personas torturadas”.
“Se enteraron que yo daba apoyo a grupos de Guerrero y en lo personal yo apoyaba a líderes que llegaban de Guerrero a la Facultad de Ciencias Políticas”.
“Querían que le dijera a la fuerza donde estaban las casas de seguridad de la guerrilla urbana. Me subían en las noches a vehículos y me llevaban a recorridos para exigirme dijera donde estaban las casas”.
“No creo que hubiera casas de seguridad porque la guerrilla del maestro Genaro Vázquez Rojas estaba en la sierra, en Guerrero”.
“Me liberaron después de ese encierro que duró 40 días”.
“Recuerdo que un grupo de madres se organizó para ir a hablar con la esposa del presidente Gustavo Díaz Ordaz, para pedirle que les dijeran donde nos tenían y si habíamos cometido algún delito nos procesaran y ella les respondió según palabras de mi madre: Faltan árboles en México para colgar a todos los estudiantes que han denigrado a mi marido”.
“En el lapso de tiempo que estuve privado de la libertad en una ocasión me llevaron ante el jefe de la Dirección Federal de Seguridad y metieron una bala en el cilindro de un revolver. Jugaron conmigo ruleta rusa exigiéndome diera a conocer donde estaban las casas de los guerrilleros”. Hasta que llegó el cilindro donde estaba la única bala y jalaron el gatillo. Era una bala falsa”.
Narra su ingreso a Lecumberri y su recepción en el Apando como era conocido el calabozo. Su ingreso a la crujía donde vivió dos años y siete meses hasta que fue liberado.
Manuel Irem Téllez emite un mensaje a las nuevas generaciones, que poco saben de aquel movimiento estudiantil ocurrido hace 57 años y los arenga:
“En realidad el movimiento comunista no guiaba a la masa estudiantil. Lo que guiaba al estudiantado era la defensa de la Constitución General de la República, la democracia fundamentalmente”.
“Nos guiaban ideas que nos habían heredado nuestros anteriores gobernantes de la revolución, no era el comunismo ni el socialismo porque ni lo entendíamos. No había profesores capaces de enseñarnos realmente la escuela filosófica del comunismo y el socialismo”.
“Estoy seguro que nuestra presidenta Sheinbaum y su grupo no conocen la escuela filosófica de esas corrientes”.
“Los estudiantes deben reflexionar y estudiar para que entiendan que murieron millones de mexicanos en una revolución de 1910 sin contar los anteriores movimientos para que el Constituyente de 1917 nos dejara una gran Constitución”.
“Los exhorto a defender esa gran Constitución y que ya no permitan que la sigan haciendo pedazos”.
“Vladimir Yeltsin decía que la ultra izquierda se da la mano por atrás con la ultra derecha. La señora Sheinbaum habla mucho de los fifís y a los fifís ya les pidieron más de 7 billones de pesos que son los que tenemos de deuda pública porque no fueron los pobres los que le prestaron 7 billones y medio al gobierno del señor López Obrador fueron los fifís”.
“No le parece que es una contradicción, es un absurdo es la demagogia pura”.
Nicolás Maquiavelo nunca pensó que existiría un Manuel López Obrador porque lo hubiera agregado a su libro El Príncipe”, remata.
