El dedazo de los torpes


Cuando el pasado regresa… con padrinos igual de cuestionables

Por Vox Legis

La Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana está en un momento decisivo. Se ha conformado la terna para ocupar la Secretaría de la Facultad, y entre los nombres propuestos figuran dos académicos respetables: el Mtro. Noé Hernández Aguilar, actual secretario, y el Mtro. Carlos Luis Palacios Aburto, ambos con trayectoria limpia, compromiso demostrado y respeto ganado dentro y fuera del aula.
Y sin embargo, como si estuviéramos atrapados en un mal chiste, la Dirección General del Área Académica de Artes, encabezada por la Mtra. Beatriz Sánchez Zurita, pretende imponer a un personaje que representa todo lo que la comunidad académica ha luchado por superar: Jesús Ramón León García.
El hombre que salió por la puerta trasera
Jesús Ramón fue secretario de la Facultad durante una década (2006-2016), y su salida no podría ser más simbólica de su gestión: sin entrega-recepción, sin cuentas claras, sin dar la cara. Simplemente se fue, como si la institucionalidad fuera algo optativo.
Pero eso no es lo más grave. Su nombre está manchado por acusaciones de hostigamiento contra la actual Directora, y su paso por la administración dejó la huella de un liderazgo autoritario, machista y vertical. Estudiantes y docentes aún recuerdan su trato grosero, su lenguaje lascivo y una misoginia institucional que no tiene cabida en ninguna universidad que presuma de moderna, mucho menos en una con Protocolo de Género.
Que alguien con ese historial esté hoy respaldado por la Dirección General debería escandalizar a cualquiera. Pero cuando la titular de esa Dirección es Beatriz Sánchez Zurita, todo se entiende: si ha sido capaz de paralizar y desmantelar el Centro de Iniciación Musical Infantil (CIMI), una de las instituciones más queridas por la comunidad artística de Xalapa, ¿qué no será capaz de hacer en la Facultad de Artes Plásticas?
De los niños músicos a los viejos vicios
Los reclamos públicos en contra de Beatriz no son menores: negarse durante más de un año a nombrar dirección en el CIMI, invalidar candidaturas, desconocer el funcionamiento del centro y poner en riesgo la formación de niños artistas. Padres de familia han pedido su destitución públicamente. Literal: exigen que se vaya porque no ha hecho más que estorbar.
¿Y qué hace Beatriz mientras tanto? Empujar, desde su trinchera burocrática, para colocar a un misógino de antaño en una Secretaría clave. Así se tejen las redes de poder en la UV: sin consulta real a la comunidad, sin ética, sin pudor.
Noé y Carlos: los perfiles que sí merecen estar ahí
Frente a ese desastre, brillan dos figuras que sí representan lo que la Facultad merece. Noé Hernández Aguilar, académico serio, gestor eficaz, respetado por sus pares. Y Carlos Luis Palacios Aburto, quien ha cumplido cabalmente como consejero maestro, con una labor académica constante y sin escándalos. ¿Por qué no son ellos la apuesta natural? Porque no pertenecen al viejo círculo vicioso del amiguismo y la protección mutua.
Rector, ¿quiere usted cuatro años más con esta gente?
Y justo cuando se discute la posible prórroga del rector Martín Aguilar Sánchez, vale la pena hacer la pregunta frontal: ¿de verdad quiere usted seguirse rodeando de personas como Beatriz Sánchez Zurita y de perfiles como Jesús Ramón León García?
Porque no se puede defender públicamente la equidad, la innovación y la cultura, mientras por debajo de la mesa se premia a personajes quemados, acusados y repudiados. Eso no es congruencia. Eso es complicidad.
La comunidad artística no es tonta
Los artistas saben cuándo alguien improvisa, cuándo alguien miente y cuándo alguien simplemente no debería estar ahí. La terna está puesta. Las cartas están sobre la mesa. Pero que no se atrevan a decir que no fueron advertidos.
Si imponen a Jesús Ramón, no será por falta de mejores opciones, será por exceso de cinismo.

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Palabra de Veracruzano; Respetamos y defendemos el derecho a la libre expresión.

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