‘Carlos Denegri, el rey de una opinión pública prostituida’: Enrique Serna

‘Carlos Denegri, el rey de una opinión pública prostituida’: Enrique Serna

En esta novela se traza la vida de Carlos Denegri (1910-1970), quien fue llamado “el mejor y el más vil de los reporteros”

Fuente Excelsior

CUERNAVACA.

Hombre culto y sensible, devoto, políglota, cosmopolita y enamoradizo; periodista sagaz, exitoso e influyente. Pero también un ser humano mentiroso, misógino, alcohólico, violento, antisemita, homofóbico y corrupto. Todo esto era Carlos Denegri (1910-1970), quien inspira la nueva novela del escritor Enrique Serna, El vendedor de silencio (Alfaguara).

Reportero y columnista estrella de Excélsior durante 30 años, Denegri fue considerado “uno de los diez periodistas más influyentes del mundo”, según la agencia AP; y en su oficina exhibía sus fotografías al lado de cinco presidentes de México, desde Manuel Ávila Camacho hasta Gustavo Díaz Ordaz. Su opinión valía mucho, y su silencio más.PUBLICIDAD

Me sorprendió que hubiera existido un personaje tan soberbio, tan arrogante, y al mismo tiempo tan vulnerable”, comenta Serna en entrevista con Excélsior.

Narra que hace 25 años se interesó en este personaje “que bordeaba la locura”, tras leer unas anécdotas de su vida contadas por sus contemporáneos. “Era sin duda El Rey Midas del Cuarto Poder. No había otro periodista más rico y poderoso. Fue el rey de una opinión pública prostituida. Ganaba más dinero por su silencio”.

A partir de los últimos dos años de la vida del periodista, ya en decadencia, Serna cuenta los antecedentes y las causas de su camino hacia el abismo. “A pesar de que Denegri gozaba de una enorme impunidad —podía cometer escándalos en público y salir ileso por la protección que tenía del poder—, era un hombre con un talón de Aquiles muy fuerte: propendía a la autodestrucción. Y ese talón de Aquiles de su carácter era más poderoso que su misión”, afirma el narrador que quiso celebrar sus 60 años de vida con esta visión irónica de la relación entre el periodismo y el poder.

Me pareció que era un personaje que ameritaba un tratamiento novelesco, porque la novela es el teatro donde los hombres libran una lucha interior con sus demonios. Es el género que mejor lo puede describir”, explica en la sala de su casa de la capital de Morelos.

“Tuve que hacer también una reconstrucción de época, porque, por su manera de hacer periodismo, sólo pudo haber surgido en los años de esplendor del antiguo sistema corporativo, en el que el gobierno sobornaba o reprimía a los periodistas cuando se salían del huacal”, agrega.

El autor admite que su tarea más difícil “fue reconstruir lo que pudo haber sido su vida privada, su intimidad. Y, al mismo tiempo, vincular eso con su vida pública. Creo que hay una correspondencia muy clara entre el machismo patológico de Denegri y el régimen autoritario al que sirvió.

De hecho, hay muchos personajes de la época que están cortados con la misma tijera y tienen el mismo patrón de conducta, como Maximino Ávila Camacho y el magnate Jorge Pasquel, quienes secuestraban impunemente a cualquier mujer que les gustaba y tenían esa actitud de arrogancia, muy de la época de los charros cantores”, indica.

Dice que “esa patología machista fue la que traté de explorar lo más a fondo posible. Siempre me ha interesado la investigación de la maldad en la novela, cómo se inclina un personaje hacia la falta de escrúpulos, qué hechos de su vida influyen en la pérdida de sus valores. Creo que el machismo es también dañino para los hombres, que puede destruir a un ser humano”.

CACHORRO DE LA REVOLUCIÓN

Serna define a Denegri como “el niño mimado de la oligarquía” que probó desde pequeño las mieles del poder. Su padrastro, Ramón P. Denegri, fue un político importante: secretario de Agricultura con Álvaro Obregón, titular de Industria y Comercio con Emilio Portes Gil, cónsul en NY, embajador en Bélgica y en Alemania.

Eso le permitió tener una infancia parecida a la de Carlos Fuentes, y aprender varias lenguas. El haber probado las mieles del poder desde niño, como hijo de secretario de Estado, lo marcó, porque siempre buscó tener una posición igual o mejor que la su padre”, detalla.

Y, prosigue, “como lo vetaron del Servicio Exterior, por los desmanes que hizo en España durante la Guerra Civil, no le quedó más que dedicarse al periodismo, para lo que estaba bastante calificado.

Cuando llega el sexenio de Miguel Alemán forma parte de la camada de los llamados Cachorros de la Revolución, los juniors que regentearon la industrialización del país y se enriquecieron descaradamente a costa del erario”, señala.

El autor de las novelas El seductor de la patria y La sangre erguida piensa que el viraje del padre de Denegri, “quien de ser un hombre de principios, convicciones e ideales se unió a la rapiña institucional, tuvo que haber producido algún efecto en su visión de la vida y en su moral cívica”.

Comenta que además “es bien sabido que Carlos Denegri cometió una serie de atrocidades contra sus parejas, esposas y amantes, porque muchas de ellas las hizo en público. Pero por qué, qué estaba pasando por su mente, qué lo llevó a ese odio y a esa misoginia tan terrible, se necesita a la ficción para iluminar las zonas que dejó a oscuras”.

El también autor de Amores de segunda mano y El orgasmógrafo subraya que un atractivo adicional de El vendedor de silencio, en cuya confección invirtió tres años entre investigación y escritura, fue continuar “la ficcionalización” de la historia de Excélsior.

El diario ya tiene en su haber Los periodistas, de Vicente Leñero. Los jóvenes ahora podrían leer mi novela primero, y luego la de Leñero para comprender este periódico, que es muy significativo para la historia de México, porque aquí se han dado cita personajes arquetípicos, como Julio Scherer y Denegri, que creo que son el anticristo y el ángel exterminador del periodismo mexicano”, apunta.

El periodismo en México ha cambiado afortunadamente para bien. Pero el modus vivendi de Denegri no ha desaparecido. Si en el sexenio pasado se gastaron tres mil millones de pesos en publicidad y sobornos a periodistas, es un claro indicador de que hay mucha gente que sigue practicando el mismo periodismo mercenario en el que destacó Carlos Denegri”, expresa.

Serna concluye que Denegri sucumbió a la locura hacia el final de su vida, “porque ya había perdido el control de sus actos, su conducta era propia de un sicópata. Y murió, paradójicamente, a manos de una mujer, los seres que más amaba y que más violentó”.

El vendedor de silencio se presentará el próximo 27 de septiembre, a las 19:00 horas, en la Biblioteca Vasconcelos de Buenavista.

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