Reflexionan sobre pros y contras de la estabilidad de grupos artísticos
La mesa de reflexión Pros y contras en la estabilidad de los grupos artísticos se realizó este martes en el marco del ANTI Festival, organizado por la Asociación Nacional de Teatros Independientes (ANTI).
Fuente La Jornada
La incertidumbre que implica para algunas compañías de teatro y danza comenzar periódicamente desde cero; el continuo cambio de estrategias para gestionar recursos para un proyecto artístico; la posibilidad de generar un lenguaje propio, los aspectos artísticos, humanos y éticos que debe articular una compañía; así como el anhelo vital que impulsa a los creadores, la falta de eficientes políticas públicas, la dicotomía de trabajar para sostener una estructura artística o trabajar para el desarrollo de un discurso creativo, y la relevancia de mantener vigente la conexión con los espectadores; fueron algunas de las cuestiones que se plantearon durante la mesa de reflexión Pros y contras en la estabilidad de los grupos artísticos, que se realizó este martes en el marco del ANTI Festival, organizado por la Asociación Nacional de Teatros Independientes (ANTI).
Transmitida por las plataformas digitales de Facebook y Youtube, de dicha asociación, durante poco más de dos horas, las creadoras y creadores escénicos de danza y teatro Claudia Lavista, Alicia Laguna, Cecilia Lugo, Claudio Valdés Kuri, Marco Antonio Silva y Enrique Singer, con la moderación de Jessica Sandoval, reflexionaron sobre todo, en torno a las dificultades que enfrentaron y enfrentan para dar continuidad a sus proyectos artísticos; que aún cuando forman compañías consolidadas, para algunas de ellas, durante toda su trayectoria “lo que ha habido son momentos más inestables que otros, nunca ha habido una sólida certeza de nada”.
Entre los evidentes beneficios que conlleva la estabilidad, dijeron, se encuentra la articulación de un lenguaje propio, ser una fuente de trabajo, desarrollar aspectos humanos y éticos dentro de la misma agrupación, así como tener que involucrarse, orillados más por la necesidad, en la formación de jóvenes artistas, en la difusión y gestión de recursos.
La estabilidad, dijo Valdés Kuri, “más que el prestigio de un nombre, la da el acervo de conocimientos y saberes artísticos y tecnológicos que se han gestado en conjunto, en una compañía”.
Destacó que uno de los peligros en la continuidad y estabilidad de una compañía, es cuando se trabaja más para una estructura y se deja al margen el discurso creativo.
Durante el conversatorio se habló de lo que es la estabilidad de una agrupación a partir de de dos principales aspectos: la estabilidad artística y la gestión de recursos frente al Estado, lo que permite una estabilidad económica.
Ante las actuales circunstancias y políticas culturales, consideró Alicia Laguna, “parecería que nos quieren desaparecer, parece que no quieren que existamos o por lo menos no existimos en medio de esta crisis sanitaria, son luchas que cada colectivo tiene a veces que dar de manera separada, frente a lo que hoy está pasando”.
La idea, explicó, es que muchos más grupos estables puedan seguir siendo fuente de trabajo para otros creadores, “lo que se logra con la constancia y con la posibilidad que ofrecen los apoyos públicos, pero que cada vez son menos”, deploró Laguna.
La creadora escénica consideró también que la estabilidad implica otros aspectos como formación, difusión y capacidad de negociación, “que no se termina con el sólo hecho de ingresar a una convocatoria”.
Hay que seguir peleando frente a las autoridades culturales, destacó, “por conservar y desarrollar proyectos artísticos integrales de creación; y no por montajes aislados de obras teatrales o coreografías”.
Laguna, igual llamó la atención que en la mesa de reflexión no hubiera representantes de jóvenes compañías, para exponer las vicisitudes por las que atraviesan en torno a la estabilidad.
Marco Antonio Silva, director del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac), destacó entre otras cuestiones, que ante la actual situación “nos encontramos ante una encrucijada para poder seguir y encontrar nuevas rutas de gestión”.
Para Silva, la contingencia sanitaria que ha afectado a diversas agrupaciones, “no va a desestabilizar lo que tantos años ha logrado una estabilidad, más allá de los responsables de esta administración, por parte de las instituciones”.
Enrique Singer puso como ejemplo de estabilidad a la Compañía Nacional de Teatro (CNT), de la cual es actualmente director artístico, la cual opera mediante “residencias artísticas sostenidas por el Fonca”.
Claudia Lavista coincidió con Alicia Laguna respecto a los proyectos artísticos integrales de creación, lo que “provocan un enorme movimiento cultural”.
El constante diálogo con las autoridades culturales, explicó Lavista, ha permitido por ejemplo, la creación de programas como México en Escena. Sin embargo, destacó la coreógrafa, “lo que ahora he sentido es una enorme frustración, porque no hay una interlocución con las autoridades culturales, que realmente defienda y reconozca la importancia de esos proyectos artísticos integrales.
“Estamos nadando contracorriente, a pesar de los esfuerzos de diálogo con la Cámara de Diputados y distintas instituciones culturales”, parece, explicó Lavista, que hay una especie de muro o de pared, entre los creadores y las autoridades y funcionarios. No se entiende que nosotros, quienes generamos todos esos productos artísticos y movimiento cultural, y las instituciones tienen que abrir los diques, para que esos proyectos puedan fluir, porque si no, vamos a seguir atorados”.
Por más que intentamos generar y generar proyectos, añadió, “a qué hora la institución va a entender lo que hacemos, porque son ellos los que finalmente pueden darle una salida”.
Como parte de las intervenciones, aparte de los integrantes de la mesa de reflexión, la creadora escénica Lourdes Pérez Gay comentó que la CNT, más que un ejemplo de estabilidad, es una excepción, pues es la única compañía en el país que recibe sin falta un apoyo económico.
Destacó que “es muy difícil trabajar para mantener una estructura, sin perder el discurso creativo; porque por un lado se tiene un espacio al que hay que mantener vivo, cuando el presupuesto es cada vez menor”.
Pérez Gay denunció que del programa México en Escena, “barrieron a todas las compañías dedicadas a la infancia”. Hay también una enorme indignación, dijo, sobre cómo hoy las autoridades culturales “están tratando de atomizar a todos los grupos y compañías, porque necesitan gente a la que puedan mandar a diferentes espacios, comunidades o pueblos, cuando ese es un trabajo que todos hemos hecho siempre todos. El respeto a cada uno de nuestros propios proyectos, es el primer signo de democracia y el que se debe siempre exigir”.
Durante el conversatorio, los participantes también hicieron referencia a si el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), dicta las formas de producción; a la polarización en el medio artístico, “resultado de las políticas culturales nada claras”, al “desfase que existe entre lo que el público masivo quiere ver y lo que los grupos independientes producen, sin entrar en la lógica del mercado neoliberal”, así como al trabajo de investigación, “el cual tiene un costo artístico y económico muy alto, pues por lo que paga la humanidad entera, es por una visión creativa diferente, única e innovadora, lo que no se debe perder nunca como grupos”. De ahí, comentó Valdés Kuri, que no hay que confundir fines con medios.
Muchos hemos hablado, añadió Kuri, “de los medios, pero no de los fines”. Para concluir, coincidieron todos, en la relevancia de “mantener vigente” la conexión con los espectadores, lo que igual determina la estabilidad de una compañía.