La mafia ataca al García de la 4T y respetó al García de Calderón.

Federico Arreola

  • El reportaje #10 de Loret lo explica
  • La película de ‘Los dos García’ muestra las enormes diferencias entre el gobierno entregado al crimen y el nuevo régimen que lo combate

La cuenta de Twitter de Felipe Calderón proporciona elementos para diagnosticar que este hombre si no ha enloquecido, está a punto de hacerlo. Su insistente, obsesivo, maniaco “#RenunciaAckerman”, su idea fija, que en realidad es una calumnia —absolutamente una mentira— de que el gobierno le ha perdonado impuestos a Epigmenio Ibarra, son expresiones que solo reflejan una inestabilidad emocional peligrosa, para el propio Calderón, que podría terminar necesitado de ayuda profesional, y desde luego para su familia que debe estar más que cansada de las gansadas de este tipo.

Quizá le daña el recuerdo de Genaro García Luna, su más cercano colaborador hoy en una cárcel de Estados Unidos acusado de haber protegido a las mafias del narco cuando era el poderoso titular de la Secretaría de Seguridad Pública en el sexenio de Felipe Calderón. De ahí que difunda en Twitter la manera tan increíblemente patosa en la que explicó a Carlos Loret de Mola sus relaciones con aquel García.

Genaro no es el único García que ha ocupado un cargo relevante en dependencias relacionadas con la seguridad. Si García Luna desempeñó un rol fundamental en la administración de Calderón, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad en la administración de Claudia Sheinbaum, tiene un papel fundamental en el proyecto de la 4T, que como sabemos encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Cuál es la diferencia entre los dos García? Que mientras a García Luna el crimen organizado lo consentía, lo apapachaba y hasta lo enriquecía —precisamente por eso está encarcelado en Estados Unidos—, a García Harfuch la mafia ha intentado matarlo con el operativo más sofisticado que se recuerde en la capital mexicana.

Eso es, desde luego, lo que diferencia a dos regímenes: uno, el de Calderón —quien dio inicio a la pesadilla de la guerra contra el narco de la que no hemos logrado despertar—, gobierno identificado con la delincuencia; el otro, el de AMLO, donde Sheinbaum es probablemente su principal colaboradora, un régimen nuevo que intenta cambiar todo lo que estaba podrido por la corrupción del pasado, en el que sus protagonistas han decididos pagar el costo, como lo ha hecho García Harfuch, quien afortunadamente ha superado las heridas y pronto volverá a las trincheras a seguir combatiendo a quienes insisten en enlutar a México.

¿Y el décimo reportaje, señor Loret, el de García Luna?

Hace unos días en El Universal y otros periódicos, como El InformadorCarlos Loret de Mola recordó nueve reportajes que él realizó en el pasado para responder a la acusación que se le hace de que antes estaba entregado al gobierno. Personalmente nunca he señalado a este periodista por no haber hecho su trabajo y, por supuesto, me parece que él estuvo en lo correcto al recordar nueve de sus logros. Son estos los reportajes que Loret presume y que en su momento aplaudí:

1. “Transmití las tres horas del noticiario matutino de televisión desde Torreón, Coahuila, epicentro de la violencia… La emisión desmentía el triunfalismo oficial (del gobierno de Peña Nieto)”.

2. “Revelé la ejecución extrajudicial en Tanhuato, Michoacán, que se volvió uno de los tres expedientes de violación a los derechos humanos que persiguieron a ese régimen (el de EPN) en instancias internacionales”.

3. “Cuando se fugó el Chapo Guzmán de Almoloya, en el noticiario matutino a mi cargo dimos a conocer en exclusiva los videos internos de la cárcel exhibiendo qué hacían los custodios mientras huía el líder del cártel de Sinaloa, cómo jugaban ‘Solitario’ en la computadora”.

4. “En televisión revelamos que el poderoso gobierno de Javier Duarte en Veracruz descontaba del salario a los trabajadores del Estado y se quedaba con el dinero”.

5. “Revelamos que Roberto Borge en Quintana Roo tenía una aerolínea para su uso personal con cargo al erario”.

6. “Y revelamos que César Duarte de Chihuahua había acumulado hectáreas y hectáreas para un rancho personal de dimensiones inimaginables, y desviaba fondos federales para la campaña del PRI estatal”.

7. “En radio, en plena campaña presidencial del 2018, publicamos ‘Ganancia de pescadores’, un reportaje que exhibía cómo en la Sagarpa se había hecho también una ‘estafa maestra’…”.

8. “También en radio, cómo privilegiaba el gobierno de Peña a los empresarios atuneros amigos del presidente y hasta financiadores de su campaña”.

9. “Y en la tele, recuerdo igualmente el reportaje de los terrenos frente al mar que la Sedatu de Rosario Robles había casi regalado a un grupo que tenía vínculos con el PRI”. 

¿Y de García Luna así de fácil nos olvidamos, querido Carlos Loret?

En la entrevista que le hizo a Felipe Calderón, el periodista Loret le pregunta con insistencia: “¿Cree usted en la inocencia de García Luna?, ¿en serio no sabía?, ¿no sabía que él estuviera metido en nada de malo, ni de corrupción ni de vínculos con el narco?”.

Más allá de la torpeza, producto de su crisis mental, con la que Calderón responde, lo notable de la entrevista es que Loret mismo debería hacerse tales preguntas. Ya que el reportaje más famoso por el que se le conoce y, desde luego, el que lo hará pasar a la historia del periodismo —no en las páginas ejemplares, sino en aquellas de “lo que nunca debe hacer el buen periodista”—, la información que más golpea el prestigio de Carlos Loret de Mola es una fake news , la del “arresto” de Florence Cassez, en la que, precisamente, el periodista elogiaba las capacidades del hoy preso García Luna para combatir al crimen organizado.

El décimo reportaje lo olvidó Loret, pero es el que la gente exige sea explicado. Qué bueno que haya dado a conocer lo de Tanhuato, lo de los Duarte y lo de Borge, pero ¿ya no nos acordamos, querido Carlos Loret, de cuando andábanos de amiguisamiguis de Genaro García Luna? No se vale recordar el pasado ignorando el lastre que en el presente más trabajo nos cuesta cargar y que no hay manera de simplemente tirar.

Como en el bolero, todos tenemos un pasado —o varios—, si le vamos a entrar a reseñarlo, no dejemos nada convenientemente fuera del escrutinio. No es honesto presumir lo bueno y ni siquiera sugerir que debemos una disculpa por lo malo. Creo que en esta falta ha caído Carlos Loret.

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