Ahued, relevo cantado

A 24 meses de mandato, el repudio contra Cuitláhuac es generalizado. 
Pocas veces, acaso ninguna en la historia de México, se había visto tanta
coincidencia ciudadana contra un gobernante. 
La historia misma de Veracruz no reconoce tanta impopularidad en un
mandatario desde su arribo; menos que haya sido colocado mes con mes
desde el inicio de gobierno, en los últimos lugares de aceptación y que, con
un disfraz de honesto, sea considerado por la opinión pública como
corrupto. 
El gobernador Cuitláhuac García Jiménez está rebasado y al poner en
peligro la tercera reserva electoral de Andrés Manuel López Obrador,
transita al relevo. 
Su solicitud de licencia es inminente. 
Las versiones insanas o no, los rumores de meses atrás, la especulación
política misma, apuntan a que el relevo natural sería el senador Ricardo
Ahued Bardahuil y que todo se encuentra listo para mover al “Cuicaras”
a la ciudad de México. 
Acaso sin sustento, pero con señales claras, asoma una intención política,
una presunta determinación presidencial que está a sotto voce de que el
veracruzano se va con la cola entre las patas, fuera de una entidad que lo
reprueba y que a modo de las viejas tradiciones lo montan de espaldas a
un burro para echarlo del pueblo. 
Ante ese marco y frente a la presión mediática, es que el propio Ahued ha
tenido que salir a dar la cara. 
En el programa de más audiencia en redes sociales, “Línea Caliente”, el
legislador da cuenta ante los columnistas de mayor credibilidad en

Veracruz, Claudia Guerrero, Armando Ortiz y Mussio Cárdenas
Arellano, de lo que espera a Veracruz en el 2021.  
Ahí en larga y puntillosa entrevista, la primera que da a fondo desde que
dejó la Dirección General de Aduanas, hace una puntual relevación a
pregunta expresa de lo que sucedería en el año por venir, en el marco del
proceso electoral intermedio y la persistente especulación de la solicitud
de licencia del gobernador. 
“Haré lo que Dios me permita en torno a la situación que en su momento
se me presente; espero tomar una decisión sensata e inteligente y que sea
la mejor para un servidor esa decisión que tome en el 2021; no tengo
obsesión por ser gobernador”, subrayó el legislador. 
Dijo más: 
“Espero no le estorbe a Veracruz y termine siendo uno más de los
políticos despreciados de la clase política. Eso no quisiera heredar a mis
hijos ni a la memoria de mis padres y menos a mis nietos”. 
Morena –el partido que abanderó a Ahued para que llegara al Senado de
la República- no las trae todas consigo en este momento y una oportuna
intervención de México podría eventualmente equilibrar la balanza
electoral. 
Y es que los desaciertos de ese partido, ya gobierno, no han sido pocos,
mientras que en lo político electoral se carece de rumbo y sentido. 
Los errores crasos de Cuitláhuac. 
Eso de jugar de manera equivocada con Porfirio Muñoz Ledo, meterle
incluso grandes cantidades a su campaña por la dirigencia de este partido
que nunca logró, luego la designación de Alejandro Rojas Díaz Durán,
como Delegado General de Morena en Veracruz, enemigo jurado del
gobernador y del “Bola 8”, son señales de que anuncian el cambio. 
Y por si no fuera suficiente, dicho partido carece de estructura y el
liderazgo que representa el gobernador no existe. 
La cereza del pastel inmundo la representa la imagen de AMLO que no
aparecerá en las próximas boletas electorales. 
Todo ello pone en serio riesgo el padrón electoral de Morena que en el
2018 alcanzó los dos millones de sufragios. 
En ese escenario político donde el repudio ciudadano al gobernador es
prácticamente generalizado, se hace necesario el relevo para darle

seriedad a la estrategia electoral y encauzar la intención del voto a su
causa en momentos que las alianzas son un hecho de cara al crecimiento
exponencial de las fórmulas PAN, PRI, PRD. 
Por lo pronto Cuitláhuac ya tiene lista la tumba que él mismo se encargó
de cavar, solo es cuestión de tiempo. 
Tiempo al tiempo.

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