Colectivo ALTEPEE, Son jarocho, territorio y economía solidaria

colectivo ALTEPEE// fotos: Mariana Castillo

Colectivo Altepee es un grupo de jóvenes que generan comunidad a través de manifestaciones culturales como el son jarocho y el arte al sur de Veracruz, en lugares como Acayucan, Chinameca, Chacalapa, Soconusco, Jáltipan y Sayula; a esta agrupación también se unen michoacanos y capitalinos, y hasta compatriotas que migraron a Chicago, Illinois y Santa Ana, California. Altepee significa “pueblo”, en lengua nahua. Este vocablo aloja significados asociados como identidad, colectividad y unión.

Sael Blanco, integrante de este grupo, narra que todos los compañeros que lo conforman comparten el conocimiento y apuestan por un modelo de economía solidaria; es decir, una forma horizontal y comunal de producción, consumo y distribución de la riqueza y los bienes o saberes . El “yo” se sustituye por el “nosotros”. Él y sus compañeros, Emilia López e Isaac Rojas, hablan de su nuevo libro, La palabra y el territorio, como un logro de varios: sin protagonismos.

Además de difundir la música de cuerdas tradicional de la región, este equipo hace serigrafía, organiza festivales y talleres, tiene una radio comunitaria, elabora instrumentos, pues algunos son lauderos, y hasta vende otros artículos de ornato, como aretes o collares, y de limpieza personal, como shampoo, jabones y más, para apoyarse entre sí. Si bien la ideología del individualismo, la figura del líder y el trabajo único del “emprendedor” permea los mensajes en la actualidad, estos jóvenes dan prioridad al valor del trabajo comunal.

EL TERRITORIO Y LA MÚSICA: UNIÓN NECESARIA

Ahí, donde ellos viven, hay colores y belleza, naturaleza y cantos al amor, la vida y la muerte, pero los problemas sociales, políticos y económicos son varios: la violencia del narco, la privatización de los recursos naturales, la corrupción gubernamental, la llegada de empresas que son poco reguladas, la pérdida de las lenguas y las costumbres y la devastación ecológica también son parte de su día a día y del discurso del territorio. Isaac añade que él conoció más sobre su región cuando empezó a tocar jarana. Escuchaba nombres de por allá por la sierra y pensaba que esos lugares estaban muy lejos. Él es popoluca y fue a partir de escuchar a los demás que conoció diferentes realidades, que se relacionaban con lo que él vive en la suya.

Sael explica que uno de los objetivos de su libro esgenerar diálogos, que la música no sea adorno, sino mensaje. Les gusta tocar, pero también entender sus problemáticas y hablar de ellas con quienes no las conocen. Él opina que si no hay consciencia de esto, no se está salvaguardando nada. Agrega que cuando llega una perforadora de fracking o una minera a las localidades, las dinámicas y los mercados cambian: la gente podrá quizá tener dinero, pero habrá que preguntarse qué está provocando esto en el entorno. La idea del “progreso” es algo que debe reflexionarse y analizarse: no significa lo mismo para todos.Ella agrega que, aunque nació en Ciudad de México, la música es un lenguaje del territorio, que nos dice qué se está sintiendo en esos momentos o qué se sintió antes. “Hay pobreza de espiritualidad y a mí me ha llenado mucho el son, me ha hecho poder tener energía para sobrellevar lo que es un problema en la ciudad. El son nos da herramientas para juntarnos, para acercarnos, para conocernos y llenar esos vacíos”, dice.

COLECTIVO ALTEPEE: EL PODER EN LOS FANDANGOS Y EL CONOCIMIENTO COMUNITARIO

Fernando Guadarrama, músico y promotor cultural, dice que esta unión que los compañeros de Colectivo Altepee exponen es vital, pues es importante ver en la palabra y el territorio herramientas de defensa, de formación, de concientización y de organización ante los intereses ajenos y abusivos que enfrentan. El poder de la oralidad y de la información llega también a través del arte y de colectivos como este.Sael vuelve a reflexionar: si hablamos de tradición, estamos hablando también de economía, muchas veces de economía solidaria. Cuestiona el hecho de que alguien no pueda hacer música porque un instrumento sea costoso, así que una solución es confeccionarlo. La gente puede comprarlo con ellos y así apoya a alguien más. “Aquí hay muchos compañeros que comparten su conocimiento y es bien chido, pero antes era un saber común. Si yo pregunto cuánto tarda una milpa en crecer, las personas lo sabían, ahora ya no. Entonces, en el taller también se construye y a la vez, te da un espacio para hablar”, dice.

MEDIO AMBIENTE Y MÚSICA: PARTE DEL DISCURSO DEL COLECTIVO ALTEPEE

“Cuando hablamos de la música, también hablamos de ese conocimiento del medio ambiente. La gente del campo es gente que, por su forma de vivir, más allá de afectarlo, lo conserva”, añade Sael. La presencia de agroquímicos, la deforestación por cambio de uso de suelo, la contaminación del agua y más realidades es algo presente en el discurso de sus coplas y rimas: están convencidos de que se pueden generar cambios y protestas a través de lo que se componga, se toque o se escuche.

Manantiales de la sierra
salvar el agua sin hacer guerra
unir esfuerzos como carnales,
salvemos juntos los manantiales

El agua es fuente de vida
esta lucha no termina.
Hay que evitar que perforen
mucho menos a las minas

Concientizar a la gente
no parece muy sencillo.
Hay que salvar a Yuribia
y también a Platanillo

A los hombres y mujeres
de comunidades y pueblos serranos
nos unimos a su lucha
como si fuéramos hermanos

El agua de nuestra tierra
Se la quieren apropiar
Por ahí andan diciendo
Que la quieren privatizar.

IDENTIDADES CONSTRUIDAS A PESAR DE LA VIOLENCIA

Sael es de Acayuca y se reconoce como parte del Istmo de Tehuantepec y a la vez del Sotavento, porque si bien ahora hay división política, la gente antes se relacionaba por los caminos, las zonas comerciales y las costumbres. “Allá vivimos este asunto de la música y cómo esta se relaciona con todo lo demás. Y es que, bueno, está en todo momento de nuestra vida. Cuando nacemos, morimos, cuando construimos una casa, cuando alguien se bautiza, cuando se agradece con las mayordomías, cuando se pide que haya lluvia. Es una forma de agradecerle a la vida que tenemos. Para mí, todo eso está ligado”, expresa.

Fernando dice que “somos habitantes y somos habitados”. Las vivencias y experiencias en este libro son ejemplo de que pueden construirse mejores entornos no solo desde la cosmogonía indígena o rural ni del discurso de los poderosos, sino desde la colectividad, sin importar la edad o el origen: lo que cohesiona será el deseo de construir para el bien común. El territorio también es quienes lo hacen suyo.Por último, este sonero celebra la nobleza del sur de Veracruz y de quienes lo pueblan. Este estado, a pesar de vivir tiempos tan difíciles como los de ahora, comparte sus experiencias. “Esta comunidad nuestra se vuelve presente como herramienta de resistencia y salvación. Es un camino de paz”. ¿Cuántos jóvenes del sur de Veracruz que están tentados por estas mafias y por esta violencia terrible tienen la opción de la cultura fandanguera y la colectividad del fandango, de tener otra opción de vida? Entonces, un aplauso para los miembros del Colectivo Altepee.

Deja un comentario