Abuelitos de “Chabelita” piden apoyo para poder darle la atención medica que necesita

Abuelos de Chabelita aseguran no han logrado internarla pues en el estado no hay psiquiátricos para menores

Isabel fue entregada a su abuelita, Anita Hipólito Muñoz, casi recién nacida. Su mamá, quien padece un leve retraso mental, es madre soltera de dos hijas, de “Chabelita” que tiene 12 años de edad actualmente y otra, que es mayor en dos años.

Karina, es la madre de Isabel, de quien tenia 4 meses de gestación, cuando el padre de la niña, fue asesinado cerca de Tuxtepec, Oaxaca, donde ambos vivían. Se llamaba Fernando, el hombre, dice la abuela de Chabelita, y de la otra, no se sabe quien es el padre pues nunca respondió por ella.

Una vez que abandonó a su hija, Karina, actualmente de 28 años de edad, decidió vagar en Acayucan, según doña Anita, vaga en la ciudad, dedicándose al más viejo oficio que existe y pocas, pero muy pocas veces a lo largo de los 12 años de Chabelita, ha ido a visitarlas.

Doña Anita, con más de 60 años de edad, vende tamales de elote y vive con quien es su segunda pareja, don Alfredo Isidoro de Jesús, el cual, aunque no lo es de sangre, cuida a sus dos nietas como si lo fueran. El es de oficio campesino y ayuda a su concubina a poder cubrir las necesidades, los cuatro, junto con otra hija que está casada, viven desde hace varios años, en un rancho prestado, llamado Los Potrillos.

A leguas se nota la pobreza y la falta de una oportunidad de mejorar económicamente.

Chabelita lleva los mismos apellidos de su madre, Ambrosio Hipólito. Logró cursar hasta el quinto grado de primaria, en la escuela Emiliano Zapata, en el rancho Los Reyes, un predio ubicado cerca de donde radican. Pero la maestra que tiene a su cargo el plantel ya no la quiere ahí porque, afirma Anita, “agarra monte y se escapa” y ya no saben más de ella hasta que van a buscarla.

Esa actitud de Chabelita, lo ha adquirido desde hace dos o tres años aproximadamente, en que empezó escaparse de la casa e ir hacia Acayucan. Quizás buscando a su madre y solo se le logra ubicar, cuando los trabajadores del DIF de Acayucan, la aseguran y traen de regreso, entregándola a sus similares de Sayula de Alemán

Isabel padece una especie de esquizofrenia, pero los medicamentos que recibe, son costosos y aunque, el sistema DIF de Sayula de Alemán, le ayudan con una parte económica de las medicinas, no alcanza doña Anita, con la venta de tamales, comprarlos. Es un frasco, explica, que vale dos mil pesos.

No hay psiquiátrico infantil en Veracruz, motivo por el cual carece de atención.
Isabel ha sido canalizada en dos ocasiones a una clínica psiquiátrica de Orizaba, y en ambas veces, ha tenido que ser dada de alta porque no puede ser enviada a otro nivel, que seria un hospital especializado donde pudiera quedar internada, dice Anita Hipólito Muñoz, abuela de “Chabelita”.

En una plática con Imagen del golfo, Anita, rompe en llanto. Está desesperada con su nieta, necesita donde internarla, ya no la aguanta, ya no soporta la tragedia de tener una situación así.

Recientemente ella perdió a su hijo, un joven que estaba sumergido en el alcoholismo y de repente le salieron tumores en la garganta hasta morir. Sin dinero, no pudo darle atención especializada y ahora, está en la misma situación con su nieta Isabel.

Los medicamentos son caros y en las clínicas psiquiátricas le han dicho que no pueden tenerla ahí porque no hay un espacio para pacientes infantiles.

Los esfuerzos de los sistemas DIF de Acayucan, Sayula y Oluta, que son los que han intervenido para ayudarla, no ha sido suficientes si no hay ese centro de internamiento.

Anita lo único que pide es ayuda, un lugar donde tener segura a Isabel porque seguramente volverá a escapar del rancho y perderse en la ciudad de Acayucan, que es a donde más acude.

El miedo a que cometa un delito no es tanto al de saber que corre riesgo al estar sola vagando en una ciudad, puede ser víctima de un abuso sexual, dice su tía, una joven madre, hija de Anita y hermana de Karina.

Cuando Isabel retorna a su hogar, se comporta algunas horas. Toma sus medicamentos, ayuda a su abuela, pero horas después, sale al baño y ya no regresa. Camina por el monte que separa su hogar con la carretera federal 145 Sayula-Ciudad Alemán, y alcanza a llegar hasta Acayucan, a veces de raid, otras veces caminando.

Tengo miedo a que me detengan.
El reportero platica con Isabel fuera de cámaras. Expresa su miedo, sabe que la policía la está buscando y sabe que la van a detener, pero no comprende lo que le sucede.

Se le pregunta qué pensaba hacer con la niña, y dice no saber. Solo que a ella se la regalaron al igual que la ropa con la que vistió a la menor de casi dos años de edad, que raptó el domingo pasado en una colonia de Acayucan y la trajo hasta Sayula de Alemán.

Ella tiene una prima casi de igual edad que la bebé raptada, hija de su tía que vive en el mismo rancho.

Abraza y muestra cariño a sus abuelos Anita y Alfredo, dos indígenas popolucas sumergidos en pobreza económica que lo único que piden, es ayuda, ayuda para Chabelita.

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