Desaparecidos en Veracruz: agenda obligada para candidatos; que hablen Rocío y Pepe…

José Luis Ortega Vidal//CLAROSCUROS
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El 8 de febrero pasado, la joven madre soltera Roxana De la Cruz Ortiz acudió a la plaza La Florida de Oluta, en el sur de Veracruz, donde tenía una cita para trasladarse a un evento social en Tierra Blanca.
La Florida es una plaza ubicada frente al mangal, célebre sitio propiedad de las hermanas Fabiola y Regina Vázquez Saut, hijas de Cirilo Vázquez Lagunes (+) – personaje cuya vida transcurrió al límite de la ley y su violación- quien llegó a manejar el destino político de una veintena de municipios en los alrededores de Acayucan durante la década de los ochenta.
La estatua monumental de Cirilo Vázquez -construida in memorian por su familia- bien pudo ser testigo de la escena donde Roxana subió a un automóvil con personas no identificadas hasta hoy. La mañana del día siguiente, aquel 9 de febrero del 2023 que quema como fuego indescriptible, insoportable, la vida de su madre -señora Sandra Ortiz- y de un niño apenas mayor de un año y experto en el llanto, Roxana desapareció…

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Sandra Ortiz ha realizado su búsqueda en solitario.
Con la coordinadora de un colectivo de búsqueda de desaparecidos en Coatzacoalcos, encontró uno de los escasos rostros de humanidad en su periplo lacerante.
Ha tocado puertas de autoridades, ha puesto las denuncias obligadas, ha investigado por su cuenta, ha topado con información importante sobre los escenarios y contextos de la desaparición de Roxana, su Roxana, su hija, la niña de sus ojos.
Todo parece cerrarse: los interrogatorios policiacos, los expedientes de fiscales, las puertas de la fiscalía estatal, los contactos políticos; incluso las amistades y hasta familiares cercanos…
Con la señora Sandra Ortiz, este reportero aprendió que la desaparición de un ser querido en México, en Veracruz, equivale a cometer un pecado capital, reclamado en este caso por una sociedad dotada de tal egoísmo que considera un riesgo ayudar a quien sufre un dolor que genera terror.
Una persona desaparecida desata una suerte de mal olor, como de cáncer contagioso. Ante esta falsa idea, el egoísmo se impone y todos se alejan hasta dejar solo a quien busca a su ser querido y pide ayuda, comprensión, solidaridad.
Ocurre, también, uno de los peores escenarios construidos desde el Estado y la sociedad civil: la revictimización; el prejuicio…
Convertida la sociedad en juez, pare la infamia: “…seguro andaba en malos pasos”; “…a la gente que se porta bien no le pasa eso”; “…por algo le pasó”; “mira, la prima de la amiga de un amigo, hijo de una comadre que vive allá por el rumbo donde eso paso, cuenta que…”.
(3) La vida sigue y cada cual con su calvario.

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El pasado seis de noviembre, calles céntricas de Xalapa fueron cerradas por representantes de unos treinta colectivos creados en la búsqueda de desaparecidos en Veracruz.
Participaron, entre otras, las organizaciones Unidos por la Paz Veracruz, Juntos hasta encontrarlos A.C., Colectivo Fe, Fuerza y Esperanza, Red de Madres Buscando a sus Hijos Veracruz, La Esperanza del Reencuentro, Colectivo Corazones Ausentes, Guerreros en Búsqueda Veracruz, Unidas por Amor a nuestros Desaparecidos.
Vía redes sociales, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez aseguró que durante su administración se ha escuchado y atendido a familiares de desaparecidos como nunca antes.
La categoría lógica donde encaja la respuesta del gobernador remite a una falacia: a la señora Sandra Ortiz –por ejemplo- no le interesa un diseño argumentativo a modo de salida fácil frente a un reclamo sobre la realidad cruenta donde encaja el destino de su hija, quien se mantiene desaparecida.
Me explico: si el gobierno de García Jiménez ha respondido como nunca antes a familiares de desaparecidos, para la mamá de Roxana eso no es útil, pues su hija no aparece y no hay señales de búsqueda eficaz por parte del Estado.
A los colectivos que bloquearon las calles de Xalapa, el gobernador les respondió –vía redes sociales- como aquel director de un hospital oncológico que ante una protesta por la insuficiencia de médicos y medicamentos para pacientes, responde categórico: “aquí hemos atendido más enfermos de cáncer que nunca…”
Y entonces los cientos de familiares de miles de víctimas responden al unísono: ¿Y…?
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Comúnmente nuestra clase política piensa desde la perspectiva de cuidar su poder, por lo cual echan mano de la retórica y la demagogia, antes de admitir fallas del aparato de gobierno puesto en sus manos.
Al estar pensando en las siguientes elecciones –aunque falten seis años, o tres años, o un año, o tres meses o una semana, siempre piensan en el siguiente cargo- para nuestros hombres y mujeres del poder los problemas sociales resultan secundarios…
Así está estructurado su pensamiento; por eso el gobernador se marchó de la capital y programó una recepción a los colectivos de buscadoras y buscadores, unos días más tarde.

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Quien vive el calvario de un ser amado desaparecido cuenta los segundos como pedazos de eternidad al saber que la distancia entre la vida y la muerte se recorre en mucho menos que un instante.
Nuestros responsables del aparato de Estado, lamentablemente, cuentan los segundos desde su utilidad para armar frases que garanticen votos; y como los muertos no votan, se ocupan de los vivos a quienes dividen por sectores de potenciales sufragantes a su favor.

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Rocío Nahle García es candidata de MORENA/PY/PVEM al gobierno de Veracruz.
José Yunes Zorrilla es candidato del PRI/PAN/PRD al gobierno de Veracruz.
¿Cuál es el pensamiento de una y otro en torno al tema de los desaparecidos en Veracruz?
¿Contarán o planean contar con un diagnóstico riguroso sobre el tema y propuestas concretas para atenderlo y obtener soluciones prontas y expeditas?
Me pregunto: ¿Ambos son sensibles al respecto?

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