Gregorio Jiménez de la Cruz: …

  • Nueve años de una memoria periodística desdeñada por el Estado; la captura de otros dos secuestradores y asesinos

José Luis Ortega Vidal // CLAROSCUROS

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A los candidatos presidenciales y estatales les preocupa qué hacer para “levantar” en su tarea proselitista mientras a los ciudadanos excluidos les ocupa cómo levantarse de la condición de víctimas.
¿Excluidos de qué?
Hay millones de ciudadanos afectados por la exclusión del Estado y la social, desde múltiples rubros; los abandonados por la procuración y la aplicación de la justicia destacan entre ellos.

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Ayer trascendió la captura de José Luis “C”, acusado de ser coautor material en el secuestro agravado y asesinato de Gregorio Jiménez de la Cruz, periodista de Coatzacoalcos.
La tragedia que enlutó al periodismo veracruzano y nacional dio inicio la mañana del lunes cinco de febrero del 2014, cuando Jiménez de la Cruz –reportero de la sección policiaca de medios de comunicación en Coatzacoalcos, principalmente de Notisur- fue privado de su libertad en su propio domicilio en la población porteña de Villa Allende.
Con su familia por testigo Goyo” Jiménez -como se conocía coloquialmente- fue plagiado y su cuerpo sin vida se encontró seis días más tarde en el municipio de Las Choapas, límite territorial entre los estados de Veracruz y Tabasco.

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Recurro a la memoria con los riesgos que ello implica: me ubico junto a Carmen Hernández, esposa de Gregorio Jiménez (+) y directivos de Notisur –diario donde trabajé como Subdirector Editorial y más tarde como Director- en el aeropuerto de Canticas, en Cosoleacaque, a unos minutos de distancia de Coatzacoalcos.
El fiscal asignado a la investigación sobre la desaparición de Gregorio Jiménez de la Cruz –miembro de la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos (APEC), cuya directiva encabecé durante dos años- formó parte de aquel grupo de viajeros.
Durante la media hora de vuelo dominó el silencio.
Teníamos la información confirmada sobre el desenlace trágico y acudíamos –en avión del gobierno estatal- al encuentro con el Procurador Amadeo Flores Espinosa en Xalapa, capital de Veracruz.
Flores Espinosa daría la noticia en forma directa a Carmen Hernández, mujer entrañable y de una fortaleza espiritual ejemplar.
El titular de la PGJ pidió compañía para salir a una rueda de prensa donde ofrecería detalles sobre los hechos y revelaría –amén del hallazgo de Gregorio Jiménez de la Cruz- datos sobre los primeros detenidos.
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Aquel detalle no lo he olvidado a más de nueve años de la tragedia…
“Falta detener a dos coautores materiales del asesinato, pero los tenemos ubicados en la zona del istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca” comentó en corto -palabras más, palabras menos- Amadeo Flores Espinosa.
Alrededor de un mes más tarde, el gobernador de triste memoria que fue Javier Duarte de Ochoa, relevó del cargo a Amadeo Flores Espinosa quien marchó a la vida privada con secretos de Estado acumulados a lo largo de una larga carrera en los laberintos del poder.
Me mantuve pendiente sobre el tema de los dos presuntos coautores materiales del asesinato de mi compañero de trabajo Gregorio Jiménez de la Cruz y nunca supe de más detenidos, hasta ayer…
Alguna vez topé con el fiscal especial del caso y le pregunté sobre aquellos dos asesinos prófugos mencionados por Flores Espinosa y me respondió: no hubo más, todos están detenidos…
Se entiende la secrecía natural y obligada en torno a procesos de esta naturaleza.
Hacer pública la persecución de cómplices de asesinato –o de cualquier otro delito grave- genera alertas y potenciales fugas.
Ocurre, también, un alto número de expedientes empolvados por la escasez de personal, de recursos o de interés de las autoridades para atender casos que el tiempo sepulta sin la aparición de la justicia.
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Desde el once de febrero del 2014, cuando se encontró el cuerpo del periodista Gregorio Jiménez, se dio a conocer la captura de varios responsables: José Luis Márquez Hernández (a) el pony; Santos González Santiago (a) el many o el gordo; Jesús Antonio Pérez Herrera (a) la yegua, y Gerardo Contreras Hernández (a) el gotzy; todos señalados como autores materiales del secuestro y asesinato.
También fue detenida Teresa de Jesús Hernández Cruz, dueña de la cantina “El Palmar” en Villa Allende, presunta implicada en tráfico de personas, explotación sexual de mujeres y vinculada familiarmente al jefe de plaza de los zetas en Villa Allende: Sergio Servando Montalvo López (a) “El pelón” o “El cachorro”.
Ex militar, ex comandante de la policía municipal de Hueyapan de Ocampo, Veracruz, cuando gobernó por segunda ocasión Gaspar Gómez Jiménez (2012-2014), Sergio Servando Montalvo López apareció ejecutado en Yanga, Veracruz, el 31 de marzo del 2015; es decir, poco más de un año después del ataque contra el periodista Gregorio Jiménez.
Montalvo López era pareja sentimental de una hija de Teresa de Jesús Hernández Cruz, señalada como la autora intelectual del asesinato del reportero.
Al “pelón” o “el cachorro”, se le buscaba como responsable de haber contratado a los sicarios operadores del secuestro y el crimen de “Goyo” Jiménez.
Se habló en aquel momento del pago de 20 mil pesos por aquel delito; dinero repartido entre los asesinos.
Dicho recurso lo habría proporcionado Teresa de Jesús Hernández Cruz, nativa de Oluta, en el sur veracruzano.
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El catorce de agosto pasado un juez federal del distrito judicial de Coatzacoalcos, dictó auto de formal prisión contra Josué Celaya Hernández (a) el celaya, por su presunto involucramiento en el secuestro y asesinato de Gregorio Jiménez de la Cruz.
Celaya Hernández habría operado como halcón de los zetas.
De acuerdo a una nota publicada en el diario Milenio bajo la firma de Rubén Mosso:

“La Fiscalía General de la República ejerció la facultad de atracción, ya que existen elementos de prueba suficientes para afirmar la existencia de un vínculo entre el delito y el trabajo periodístico de la víctima. El probable responsable permanecerá en prisión preventiva durante el trámite del proceso penal abierto en su contra.
En su momento, Erick Lagos, secretario de Gobierno de Veracruz, dijo que el crimen no tenía nada que ver con el ejercicio del periodismo sino con una venganza personal o un ajuste de cuentas.
Sin embargo, Reporteros sin Fronteras pidió a las autoridades del estado de Veracruz que hicieran todo lo posible para detener a los autores materiales e intelectuales de este asesinato.” (1)
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Ayer, trascendió la captura de otro acusado: José Luis “C”.
Nueve años permaneció prófugo y este martes fue detenido en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Fue apresado por secuestro agravado y homicidio.
Se ha informado que la Fiscalía General de la República ejercitó la facultad de atracción a que se refiere el artículo 21 del Código Nacional de Procedimientos Penales, al existir pruebas suficientes para afirmar la existencia de un vínculo entre el delito y el trabajo periodístico de Gregorio Jiménez de la Cruz.

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A nueve años sin Gregorio Jiménez de la Cruz “Goyo”, trascienden dos elementos:

  • Amadeo Flores Espinosa compartió un dato correcto durante aquella conversación privada del once de febrero del 2014: sí, faltaba detener a dos asesinos materiales.
  • A diferencia de la postura del gobierno estatal veracruzano –vía Erick Lagos, et al- la FGR admite hoy el trabajo periodístico de Gregorio Jiménez de la Cruz como causa de su secuestro y asesinato.

(1) https://www.milenio.com/policia/zetas-dictan-formal-prision-presunto-integrante

* Las opiniones y puntos de vista expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de Palabra de Veracruzano 

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