Margarito Escudero Luis//REVELACIONES
Tener el poder total siempre ha sido una tentación para los políticos, un sueño dorado de contar con todos los hilos en sus manos y tener el control sobre el destino de los demás.
Sobre todo cuando el poder llega de pronto, como en un juego de azar que se gana cuando las posibilidades de triunfo no eran claras.
Y así parece estar sucediendo en este momento, cuando una candidatura en manos de una mujer debería tener el poder de decisión sobre quienes deberían acompañarle en el camino al triunfo.
Pero no. Esa decisión se quedó en manos de aquel dirigente que se topó de pronto con una cuota de poder a la que aspiraba pero no tenía la certeza de conseguirla.
Con las decisiones cupulares, administradas por Mario Delgado, se manda un mensaje adverso a la militancia y a los posibles simpatizantes de Morena con una imagen de divisionismo al interior del partido.
Pone en riesgo el llamado plan C que impulsa el presidente de la República para contar con mayoría calificada en el Congreso.
Delgado impulsa un grupo de candidatos que, pareciera lleva la finalidad de crear una camarilla que le responda solamente a él y no a quienes ocuparán los cargos más importantes como Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle.
La lista de candidatos publicada hace unos días, tal vez sufrirá algunos cambios si se quiere garantizar un triunfo pleno para continuar con la transformación pacífica de México.
Si las cosas siguen como van, el triunfo está en riesgo.
A eso se le debe sumar el exabrupto de honestidad lanzado por la aún diputada Eusebia Cortés, al negarse a apoyar a una de sus correligionarias y teóricamente, integrantes del mismo plantel sureño.
Además, es necesario destacar que existe un desencanto de muchos ciudadanos ante la actuación de los funcionarios emanados de Morena.
Hasta parece que la única persona que lleva bien puesta la camiseta de la 4T es el presidente López Obrador.