La fotografía hay que vivirla con pasión: Christa Cowrie
La reconocida artista recibirá medalla al Mérito Fotográfico por 40 años de carrera
Fuente El Sol de México
Con más de cuatro décadas dedicada a las imágenes, Christa Cowrie recibirá la Medalla al Mérito Fotográfico en el próximo 20 Encuentro Nacional de Fototecas, del Instituto Nacional de Antropología (INAH), que se llevará a cabo en en Pachuca, Hidalgo.
Dicho galardón, la artista de la lente México-Alemana lo recibirá el 22 de agosto, junto con sus colegas Bob Schalkwijk y Maya Goded, por su trayectoria en el fotodocumentalismo en las artes escénicas en México, y al respecto de su oficio, Cowrie comentó: “La fotografía hay que vivirla, con toda su pasión, con toda su intensidad ¡Hasta la médula! Hay que estar comprometido con este maravilloso instrumento que es la cámara, convertirlo en una extensión más de tu cuerpo, tus huesos, tus venas, dejar que fluya dentro de ti”.
La homenajeada aprendió a capturar imágenes en blanco y negro en la Casa del Lago, donde Lázaro Blanco daba sus cursos.
A color obtuvo los conocimientos con Carl Miller, fotógrafo de National Geographic y con Guillermo Aldana, precursor de la icónica revista México desconocido.
En tiempos convulsos, cuando la migración desde Centroamérica regresa a los titulares, Cowrie evoca los semblantes de los refugiados guatemaltecos que por vez primera vieron el mar frente a las playas de Campeche, esto a inicios de los años 80, periodo en que el gobierno mexicano abrió sus fronteras a los vecinos del sur que huían de la dictadura. Esa cobertura la realizó junto a Jeanette Becerra Acosta, y le resultó impactante.
Después de 12 años en la fotografía política y la documentación social, la fotógrafa fijó su mirada en las artes escénicas, un cambio de rumbo que le resultó natural porque durante buen tiempo practicó la danza y el retrato de esta disciplina. “Me permitió mantener la mente en estado de alerta. Es un curso intensivo de agilidad mental, porque requieres capturar el momento preciso en pleno movimiento del cuerpo.
“Hay un momento muy sublime en la ejecución del bailarín, el cual sólo es reconocido por el fotógrafo que ha dedicado muchas horas a entender en qué consiste la danza. Se trata de capturar el momento preciso en que el ejecutante trasciende su proceso de entrenamiento y eleva todos sus sentidos a través del movimiento dancístico.
Es un instante sutil y debes tener un equipo de primera para cacharlo, porque a veces ocurre bajo una luz poco óptima. Si lo logras, tienes una una imagen de fuerza expresiva única”.